Tenemos aquí el nuevo trabajo de la banda liderada por Tim McIlrath, que hace ya el sexto de su más que interesante discografía. Poco hace falta decir de las influencias que tiene la banda, que se nutren de lo más granado del punk americano, desde Bad Religion o Dead Kennedys, hasta los Minor Threat. Y en este disco no es menos, aunque si se hace una revisión de su discografía es evidente que poco a poco van incorporando elementos mucho más cercanos al hard-core, con temas mucho más melódicos y trabajados, y este disco es el mejor ejemplo. Pero todo ello sin perder sus raíces, es evidente que las voces se han vuelto más suaves, con las guitarras perdiendo la presencia que tenían anteriormente y una batería y un bajo que ganan presencia.

Posiblemente la canción que más recuerde su anterior estilo de todas las que componen el LP sea Disparity by Design, guitarras rápidas y enérgicas, batería frenética, voz menos rota de lo habitual pero acompañada de los típicos coros que tanto gustan al otro lado del charco.

Una de las características que siempre les han identificado es su preocupación por temas sociales, de los que siempre han formado parte activa con diversas iniciativas y que trasladan a sus letras. En esta ocasión añaden un mensaje de ilusión que va más allá de la mera denuncia, y el mejor ejemplo de ello es Help is on the way, que nos habla de las consecuencias del huracán Katrina, pero que llama a mirar hacia delante como remedio a los problemas.

La parte intermedia del disco se oye con comodidad pero sin sorpresas, dan la impresión que tiran de fondo de armario para componer, como se puede ver en canciones como Broken mirrows y Wait for me, se oyen bien, estan bien construidas pero no ofrecen ninguna novedad, con recursos conocidos como la utilización de algún efecto de micro y poco más.

Es al final del disco donde se encuentra la verdadera esencia de este LP: This is letting in go y Endgame son las dos mejores descargas del disco. This is letting in go tiene un inconfundible sabor metalero,y parece estár destinada a ser una de las canciones más coreadas en los conciertos. Lo mismo que Endgame, la canción más contundente del disco, más dada a mover la cabeza que a darse topetazos con los que tienes al lado.

Sin dejar de ser un buen disco, me da la impresión de que se enfrentan a un nudo gordiano, quedándose a mitad de camino entre mantener el estilo iniciado con The sufferer & the witness, o adentrarse en otros territorios más metaleros. De cómo resuelvan estas dudas, es lo que va a determinar el futuro de la banda.