Un amigo que conoce muy bien a Desastre, me dijo hace unas semanas atrás: “¿Has oído lo nuevo de los de Usera?, te lo puedes descargar de su página oficial…” Sin dejar de reflejar en mi cara el asombro, hice click en su web, ingresé mi localidad y ciudad como único requisito, y en tan sólo unos instantes, “Soltando lastre” estaba bajando…

Mientras esperaba, leí la noticia publicada en la web: “Presentación del nuevo álbum el 11 de mayo en la sala Caracol, y comprando por anticipado entrada + CD por 10€”. A mi rostro asombrado se sumó una sonrisa, quedando así una extraña expresión facial, que siguió mutando mientras avanzaron las canciones.

Le di al play y sonaron los primeros acordes de guitarra, dando paso al bajo para luego dar entrada al resto. Una clara voz de Alfonso afinaba “A la vera de un río he vaciado los bolsillos”. La canción que le da título a este trabajo, indica que el grupo ha dejado que el viento guíe sus caminos, y que ha sabido remontar vuelo a pesar de todo. El lastre que han soltado les ha sentado de maravillas. Y no sólo porque el sonido que han logrado es muy bueno, sino también porque cada canción deja un muy buen gusto de boca.

Desastre ha sido un grupo injustamente postergado, con apenas dos trabajos editados en la década pasada, pero con mucha ruta y tablas en sus pies. Tal vez esos factores hayan tenido influencia en este producto: Desastre con el tiempo se ha convertido en un vino que ha sabido añejar y que ahora está en su punto ideal para bebérselo a gusto y dejarse embriagar de rock.

El trabajo de las guitarras y la producción suman más consistencia y claridad que antaño, aunque por supuesto, sin buenas canciones esto sería anecdótico. Pero este no es el caso, todo lo contrario: cada letra, cada acorde, cada silencio, parecen haber sido destinados para estar ahí desde siempre. La melodía de “Un abrazo al dormir” y sus coros, serán una delicia en directo. “Tambores de guerra”, que es toda una declaración de principios (como el grupo nos tiene acostumbrados), será sin dudas otro clásico del grupo.

Y por supuesto, tampoco podía faltar “Rock de carretera”, que ya la han hecho propia, con un piano exquisito y un merecido homenaje a todas las personas que trabajan con un grupo, y que “no podéis ver”.

Sobre el final del disco, hay que destacar dos grandes canciones: “La reina del salón”, con letra y colaboración en la voz de Trapa de Matando Gratix ; y “Carta a Clara”, una conmovedora balada dedicada a una abuela de Plaza de Mayo buscando a su hija secuestrada en La Plata (Buenos Aires) en 1976. (La carta original viene incluida en el libreto). Desde mi punto de vista, es una canción para alzar la copa bien alto y darles la enhorabuena: un comienzo con piano, una excelente interpretación vocal de Alfonso y un inesperado y bonito solo de saxo, para darle final a esta obra que sin dudas, marca un antes y un después. ¡Por muchos desastres más!