Danny Vaughn ha participado en algunos de los discos más sublimes de la escena del hardrock internacional en las últimas décadas. Lo ha hecho gracias a su aportación vocal en el seno de bandas realmente impresionantes como lo fueron Waysted y por supuesto Tyketto, pero también por su desbordante presencia dentro de proyectos propios como From the Inside. En definitiva, Vaughn lleva tras de sí, un maravilloso lastre de canciones que le hacen ser merecedor por derecho propio de la categoría de indiscutible dentro del panorama hardrock internacional ya desde hace mucho tiempo.

Su presente coincide con este Simplified, que llega de la mano del proyecto de Manuel Seoane y su Burning Kingdom, y sin duda apunta en la misma buena dirección. Y aunque sin llegar a ser un disco celestial como sin duda lo son algunos otros de su carrera ya antes mencionados, sí que logra mantener un interés sobresaliente y muy por encima de la media, plagado de grandes canciones tanto instrumental como vocalmente, todo lo cual permite afirmar que estamos delante de un trabajo certero, sólido y convincente, que hace rememorar con nota algunos de los mejores pasajes del estilo y del rock en general.

El disco se inicia con una canción instrumental un tanto electrónica y hasta futurista. La cual sólo sirve para dar pie a lo que a partir de ahí puede decirse que supone toda una verdadera lección magistral de clasicismo hard aderezado con muchos de los componentes habituales dentro del género, guitarras omnipresentes, también clásicas aunque con no pocos matices modernistas. Una base rítmica robusta y con las florituras justas. Un colchón de teclados que se ajusta perfectamente a la necesidad de cada canción. Unos coros extraordinariamente melódicos y una voz, una vez más hay que referirse a ella, que simplemente resulta impecable, por ese registro único que me lleva a decir nuevamente que Danny Vaughn es uno de los mejores vocalistas, capaz casi por si sólo de levantar, atrapar y mantener la atención del oyente. A dar forma a este nuevo trabajo contribuyen el magnífico elenco de no menos grandes músicos que han internacionalizado casi por completo el proyecto original de Manuel Seoane, quien particularmente y una vez más demuestra su clase y maestría al frente de las seis cuerdas. Una combinación explosiva para un disco que no decrece en ningún momento.

Canciones como Watching as it burns, From on high o The one that almost got away, consiguen hacer distinguible un disco que merece ser reconocido por crítica y público como simplemente genial. Potencia, fuerza y melodía que no se contradicen con la majestuosa dulzura de I will fight no more forever, uno de los momentos cumbres del disco. Killing time es una canción que auna a la perfección cualquiera de las facetas antes descritas por este abanico de músicos responsables de haber facturado un disco que a buen seguro hará rememorar en no poca medida aquellos tiempos del Save no Prayers de Waysted o el homónimo primer álbum de Tyketto.

Para quienes los conocieron en su día, este Simplified bien puede suponer un justo postre, y para quienes por cualquier razón desconocen de la existencia de obras tan sublimes, bien puede pasar por un perfecto entrante. Buen provecho, en todo caso.