Iba saliendo el sol el sábado y parecía que la lluvia ya nos había abandonado definitivamente. Multitud de caminos se mezclan por las mañanas, los que se van a acostar, los que se levantan y los que siguen de fiesta. Una ducha, un reconfortante desayuno, una visita al pueblo a comprar enseres, una competición por equipos de beber kalimotxo...depende de cada uno, pero sobre todo un gran movimiento en la zona de acampada, quizá motivado por el mayor descanso del esperado por parte de muchos de los asistentes a causa de la condiciones climatológicas de la noche anterior.
Iba saliendo el sol el sábado y parecía que la lluvia ya nos había abandonado definitivamente. Multitud de caminos se mezclan por las mañanas, los que se van a acostar, los que se levantan y los que siguen de fiesta. Una ducha, un reconfortante desayuno, una visita al pueblo a comprar enseres, una competición por equipos de beber kalimotxo...depende de cada uno, pero sobre todo un gran movimiento en la zona de acampada, quizá motivado por el mayor descanso del esperado por parte de muchos de los asistentes a causa de la condiciones climatológicas de la noche anterior.
Muchos se despertaban en busca de noticias de lo ocurrido la noche anterior en Bilbao con las movilizaciones por el derribo del gaztetxe de Kukutza, del que muchos grupos, tanto de Euskadi como de otros lugares, se acordaron durante sus actuaciones.
No era todavía la hora del aperitivo y ya sonaba rocanrol, el honor de inaugurar la jornada del sábado fue para los rodenses Krakatoa, que con su heavy metal demostraron que en Albacete no sólo se acoge grandes festivales, sino que también puede haber bandas que participen en ellos.
Con más de uno todavía con legañas en los ojos hacían su aparición en uno de los escenarios principales Los de Marras, la banda valenciana que el año pasado no pudo acudir al festival por problemas personales de uno de sus miembros venía a presentarnos su nuevo disco, “Oscuridad”, en el que centraron la primera parte de su repertorio con temas como “Malabares” o “A tu vera” , muy bien recibidos por el abundante público que se congregaba, y que poco a poco fue dando paso a varios de los clásicos del grupo, como “Yerbabuena”, “Sexo en la calle” o “Diosa de la noche”. Muy buen concierto del grupo, un set list bien estructurado y la gente entregada y con muchas ganas de disfrutar de una banda con muchas cosas que decir.
No habían terminado Los de Marras cuando en el escenario Pasión por el Ruido/Maneras de Vivir empezaba el concierto de los barceloneses Kasparrata, el trío cumplió con creces las expectativas de los que allí se acercaron en busca de buen punk rock.
Muy difícil ver por estos lares a un grupo como Macarrada. En el Lumbreiras (aún Lumbreras Rock) actuaron allá por el 2007, pero ya había ganas de volver a tenerlos por aquí. Abrir el bolo con el peculiar gritos de “¡Buenas noches Bilbao!”, que dio paso al tema “Esto es rock & roll”; no era más que una declaración de intenciones de lo que sería el concierto, en el que no faltaron cortes como “Éramos punkx”, “Insolencia, orgullo y arrogancia”, “Mundialmente conocidos” o “Buscando en los psiquiátricos”, para culminar con la versión “En el fondo del bar”. Gran concierto el de la banda de Bilbao, esperamos tener pronto una nueva ocasión de verles.
Destacar también las referencias de Tonino, vocalista de la banda, en contra de la orden de derribo del gaztetxe bilbaíno Kukutza. Como decíamos antes, no llegaban precisamente buenas noticias al respecto desde Euskadi y fue un tema que se encontró permanentemente conectado con el festival a raíz de las numerosas menciones que hacían ya no sólo los grupos, sino también los espectadores, algunos de los cuales portaban mensajes y emblemas relacionados con la causa.
Coincidiendo con el final de Macarrada, era el turno en el escenario pequeño de Vagos Permanentes, que con sus ritmos ska-punk hicieron moverse al personal, da gusto ver cómo entran en un escenario sin apreturas.
Otra de las cosas habituales a las que nos tiene acostumbrados el Lumbreiras es a la aparición en el escenario principal de un grupo clásico del que poco o nada se sabía, en este caso fueron los barceloneses Código Neurótico, que tras su vuelta a los escenario en 2010 celebraban ahora el trigésimo aniversario de la creación del grupo, con grandes dosis de punk contestatario.
Paralelamente el escenario pequeño recibía el rock and roll de los ribereños Trastienda RC, que con muchas ganas nos hacían ver que las cosas nos irían mucho mejor con el maestro Rosendo a la Moncloa.
Era el turno en el escenario grande de seguramente una de las bandas más infravaloradas del festival, los zaragozanos Tako. Lejos de su radio de acción, y poco habituales de festivales de esta índole, contaron una paupérrima cantidad de público. Pese a esto y a no poder contar con Nacho a los teclados dieron un concierto plagado de temas clásicos de la banda, como “La dama de Blanco”, “Sangre y sal”, “El viejo resina” o “El enterrador”. Concierto muy bueno, contundente, pero tan en familia que confirma a Tako como uno de “los grandes perdedores del rock estatal”.
Y a las 16.10 llegaba la Hora Zulú. Habituales ya en la cita tobarreña, la banda granadina nos ofrecía su gran directo a cuenta de sus cuatro discos. Gran descarga desde el inicio con “Tango” hasta el final con “A ver si me entiendes”, pasando por canciones tan habituales ya como “Camarada”, “Toma y obliga”, “Y no protesto” o “Andaluz de nacimiento”. Buen rato pasamos con ellos, aunque sí es cierto que ya empezamos a pedir a gritos nuevo material discográfico, ya que “Querer creer/creer querer” se está empezando a quedar un poco lejano en el tiempo.
Casi a la misma hora que los andaluces era el turno de los madrileños Los Sundayers, que con su variedad de estilos, véase rock, jazz, ska, funk, reggae... y con sus cálidas voces femeninas se ganaron el cariño de todos los allí presentes, les seguiremos de cerca.
Seguidamente, turno para una de las notas quizá más bizarras del festival, aunque la gran cantidad de sus seguidores no parecen pensar lo mismo. Desde Zaragoza y rodeado de una más que decente banda, Manolo Kabezabolo hacía presencia en el escenario principal dando cuenta de ese punk irónico y monotemático que tanto parece gustar a sus seguidores.
En el escenario pequeño era el turno del ska de la mano de Oferta Especial, los de Alcorcón se presentaban en el Aúpa Lumbreiras después de haber estado girando por media Europa presentando su último disco “Donde las toman las dan” . Son cada vez más los grupos que salen fuera de nuestras fronteras con muchas ganas para darse a conocer y que cada vez cuentan con más apoyo. ¡Enhorabuena!
Mientras tanto, en el escenario grande, se mostraban contundentes e irreverentes como siempre los navarros Koma, en un concierto sin tregua la banda liderada por el carismático Brigi nos deleitó con temas añejos como “El marqués de Txorrapelada” o una reorientación de “Bienvenidos a Degüelto” distinta a como la interpretaban en los últimos años. Aun así, también hubo tiempo para canciones más actuales, como “El sonajero”, “Sakeo” o “La almohada cervical”, incluida en su último trabajo “La maldición divina”. Rock duro, metal, como se quiera llamar, pero Koma siempre cumple y con creces, especialmente cuando elige un set-list tan potente como en esta actuación.
Seguía haciéndose imprescindible el don de la ubicuidad, por desgracia la ciencia todavía no tiene una solución y quien lo gozaba con Koma no podía pasárselo teta viendo a Termofrígidus. Los valencianos también han estado rulando por Europa este verano, y traían a Tobarra la locura y las ganas de pasárselo bien ellos y los que estábamos abajo, y vaya si lo consiguieron, en un escenario pequeño, que valga la redundancia, se les va quedando pequeño, nos trajeron mucha alegría , mucho ska y también mucha reivindicación. Sonando canciones como “Los frikis”, “Enriqueta” o “Esto es un sinvivir”, en la que organizan una conga con el público, se despedían hasta el año 2012, puesto que ahora se sumergen en la grabación de su próximo disco que esperamos con impaciencia.
A la vez, en el escenario grande era el turno de los míticos Parabellum, los de Barakaldo siempre han hecho punk, y nos hicieron vibrar con temas de toda la vida, como “La locura”, “Esta noche acabaré con ella”, o “Envenenado”, entre otras. Hubiese sido un concierto más dentro de la escala del festival, pero una semana después nos enteramos de que Parabellum posiblemente había dado su último concierto en fiestas de Zorrotza, así pues, hasta siempre.
En el escenario pequeño era el momento para los murcianos Discordia, que celebrando su décimo aniversario trajeron buena dosis de punk rock combativo.
Iba avanzando la tarde y era el momento de Obrint Pas, la banda traía bajo el brazo un nuevo disco, “Coratge”, como bien lo dejaba ver la lona que colgaba de la mesa del dj. Abarrotado concierto plagado de grandes temas de la banda como “Viure”, “Caça de bruixes”, “El gran circ dels invisibles” o “La flama”. A comentar al margen del detalle uno bueno y uno algo peor. El bueno, por espectacular, fueron los diversos “castells” improvisados que parte de algunos asistentes realizaron durante la actuación, de diez. El menos bueno, más espectacular si cabe, pero infinitamente más peligroso, y no es otra cosa que la presencia de artefactos pirotécnicos como bengalas de distinta índole en el público y por tanto sin control alguno. Es muy cierto que a la vista son geniales, pero también pueden ser bastante peligrosas aunque la persona que las emplee sea responsable, no hace falta recordar que ya han causado desgracias en otros lugares.
Desde Asturias llegaban los Skontra a impartir su folk-punk en el escenario pequeño. Una grata noticia nos llevamos cuando anunciaron su presencia en el festival, ya que no es nada fácil verlos por estos lares. Buen concierto el de la banda de Gijón, gran repaso a su discografía y mucha caña, que ya se pudo notar desde el comienzo con “Escontra”, pasando por temas como “En mi cárcel”, del último disco “Mazcando miseries”. La nota negativa, la poca afluencia de público, ya que se trata de un grupo no demasiado conocido por estos lares.
Otro clásico del Lumbreiras en particular y del punk en general, Evaristo, hacía aparición con Gatillazo, proyecto con el que ya lleva varios años y está presente en casi todos los festivales, en Tobarra con problemas de sonido y en el que sus temas más coreados son los de La Polla, la sombra es alargada.
Y muchas ganas también había de ver de nuevo a los leoneses Hachazo descargar tan bien como saben hacer su autodenominado “brutal punk”. Dando cera desde el principio con “Mirando hacia otro lado”, el concierto fue una total descarga de adrenalina. Pudimos disfrutar con temas como “La ley del oeste”, “Ladran, luego cabalgamos”, “Barrotes de pan”, “Enemigo oficial” o “Solos ante el peligro”, entre otros, para culminar la actuación con “Cuestión de preferencias”. Quizá no llegaron al nivel del año pasado, pero nos dejaron muy buena sensación en éste su penúltimo concierto antes de la disolución de la banda. El último será en León, en noviembre, y ganas hay todas para ir a despedirles.
Otra “reaparición”, tras el parón de Barricada durante este 2011 el Drogas decidió retomar un viejo proyecto, Txarrena, que tras veinte años volvía con formación renovada y disco nuevo debajo del brazo, atrajeron a mucha gente, y es que el nombre del bajista es garantía suficiente de que algo bueno se avecina. Hicieron lo que mejor se les da, el rock and roll con canciones como “Nada sin ti”, “Azulejo frío”, “Todos los gatos” o la versión de Alarma “Frío”.
En el escenario pequeño era el turno de Malditos Bastardos, tras un año con la polémica gira como Goar Cicatriz, y con nombre renovado y un disco en la calle desde primeros de año, la banda liderada por Goar Iruñeta liberó su rock dando buena cuenta de su álbum homónimo.
Algunos decían que la época de Reincidentes ya pasó, y visto alguno de sus últimos conciertos, quizá no andaban demasiado desencaminados. No obstante, a pesar de que sí es cierto que no están en su mejor momento, hay ocasiones en las que merece la pena verles. El concierto del Lumbreiras fue una de esas veces. Buen bolo el de los sevillanos, con canciones tan emblemáticas como “Un día más”, “Dolores” o “Vicio”, y el cierre con “Jartos d’aguantar” (que contó con la improvisada colaboración de Maki de Obrint Pas y Kosta de Boikot), que calaron muy bien en un recinto abarrotado. Mención especial para “La historia se repite”, una canción que el público cantó con todas su fuerzas y que prácticamente justificó el concierto.
Acercándonos peligrosamente a la medianoche llegaba el turno de Kalean en el escenario Pasión por el Ruido/Maneras de Vivir, parece que por fin superados los problemas que faringitis que arrastraba su vocalista Txema y que les hicieron caerse en agosto del festival Isla Rock, los donostiarras, como ellos mismos afirman, salieron a morir y a darlo todo, rock actitud.
Se decía que no pegaba mucho en el festival, pero ahí llegaba, tras la disolución de La Fuga, Rulo con su Contrabanda a los tablados del escenario principal. Con muchas ganas, mucha conexión con el público y un gran repaso a su “Señales de humo” nos ofreció un concierto que quizá en algún que otro momento nos resultó hasta aburrido. Puede que fuera cierto {pic32}que no se encontraba en el marco adecuado. Destacar que no faltaron temas de La Fuga en el repertorio, como, entre otros, “P’aquí p’allá” o “Majareta”.
Bastante gente para ver en el escenario pequeño a otro grupo vasco, pero mucho más punk que el que le precedía en dicho tablado, Subversión X, el polémico trío vizcaíno no dejó títere con cabeza con ritmos frenéticos y con mucha distorsión.
Turno para otro de los habituales en Tobarra. O habituales en cualquier festival del estilo que se precie, por qué no decirlo. Los madrileños Boikot llegaban para presentarnos sus últimas canciones de lo que será su próximo disco. Canciones con toques más festivos y con mayor presencia de los vientos. De hecho, la aparición de Txikitín a la trompeta es una constante en los directos del grupo. Directos que cada vez se aproximan más a un ambiente “verbenero”, por decirlo de algún modo. De todas formas, no faltaron canciones como “Hasta siempre” o “Korsakov”, habituales en el repertorio de la {35}banda. Posiblemente fue el concierto con mayor afluencia del personal, era increíble ver el recinto en esos momentos.
Tras la disolución de Skalariak surgieron un par de grupos con sus antiguos integrantes, uno de ellos, Vendetta, es el que cuenta con el grueso de la antigua banda y el que actuó en esta edición del Lumbreiras. Los navarros hicieron bailar a todos los que acudieron al concierto y que seguro no se sintieron defraudados. La única pena, que no pudieran bajar la sección de vientos a tocar con el público como últimamente nos tienen acostumbrados.
En el escenario grande y prácticamente en prime time, uno de los misterios del rock, comparable con el tercer secreto de Fátima. El Noi del Sucre, es decir, Los Muertos de Cristo, pero no son Los Muertos, pese a que pocos que hayan visto a un grupo y al otro sean capaces de sacar diferencias. Bueno, una sí, tan contestatarios son que ahora queman fotos del rey y de Franco, bonito número para quinceañeros que van a su primer bolo, pero poco más. Mucho discurso que todavía habrá quien se crea, canciones de Los Muertos; y Los de Marras tocando a las 12.50 de la mañana...
Otro grupo que eran los antiguos... En este caso Puagh, refundados como Mariachi Guerrilla, que tras una experiencia mejicana han cambiado totalmente de tercio y ahora han dejado aparcado el punk por los corridos mejicanos más combativos. Conociendo el pasado de muchos de los miembros de la banda se pensaría que pese a usar ritmos mejicanos habría algo más de chicha o caña detrás, pero no era así, pero tampoco eran corridos mejicanos puros, es algo a medias, curioso al menos, pero también se puede hacer largo si no se es muy fan del grupo.
El final del festival se acercaba y ya sólo quedaban dos conciertos. En el escenario pequeño De Acero, tocando canciones de Extremoduro. Los sevillanos son una de las mejores banda-tributo y es un gusto poder oír en directo temas de Extremo como “Jesucristo García”, “Deltoya”, “Ama, ama, ama y ensancha el alma” mientras el extremeño está por otros menesteres. Se está convirtiendo en costumbre la presencia de bandas tributo en los festivales. Generalmente sus actuaciones suelen ser a horas intempestivas y/o en escenarios específicos para ellos. Quizá no es tan buena idea su inclusión en un escenario ideado para dar salida a grupos poco conocidos y, en ocasiones, con años de trabajo sobre sus espaldas.
En el escenario grande, el fin de fiesta llegó a cargo de la banda asturiana de hardcore Escuela de Odio, dando un repaso a sus discos, con importante presencia del último de ellos, “Quien siembra miseria, recoge la cólera”, en cortes como “Una vida marcada”. Gozando de buena aceptación por estos lares (no en vano, ya son unos de los habituales en el Lumbreiras), demostraron que son un grupo que pocas veces falla en su directo. Destacar también el despliegue por parte del grupo de una gran pancarta en apoyo al ya citado gaztetxe de Kukutza.
Y el festival llegaba a su fin. Había pasado todo muy rápido, pero eso siempre es buena señal, ya que demuestra que se ha aprovechado bien el tiempo. Terminaba el Lumbreiras, un festival que contó con una más que aceptable presencia de público (aproximadamente unas 12.000 personas) y máxime siendo sólo dos semanas después que ese coloso que es el Getafe En Vivo. Como suele ser habitual en estos eventos, un sonido en ocasiones aceptable, en otras no tanto.
No se puede poner ningún pero a la organización, todo lo contrario, de hecho es muy raro ver en un festival a la persona que lo organiza entre el público, llevando cajas de bebida o sirviendo bocadillos como uno más, son esas cosas las que hacen del Lumbreiras algo muy especial para muchos.
Pocos días después del festival se confirmaban los rumores que se escuchaban durante estos dos días: Tobarra dejará de ser sede del festival en la próxima edición. Los abusos de las fuerzas de seguridad y la poca colaboración encontrada al respecto por las distintas instituciones han hecho que se tomara esta decisión. Una pena por la gente de Tobarra, que siempre nos ha tratado de lujo y a la que estaremos siempre agradecidos, una lástima que sus representantes no estén a la altura.
El festival también cambiará de fecha. De momento no conocemos ni cuándo será ni dónde, pero lo que sí tenemos claro es que sea como sea, allí estaremos.
¡Aúpa Lumbreiras siempre!
¡Hasta siempre Tobarra!
- Jorge a.C