Los caminos del señor son inescrutables, y en esta excursión no iríamos demasiado lejos de casa, esta vez tocaba ser anfitriones. Por un lado venidos desde Barcelona Luzzers, por el otro los navarros Dikers, el punto de encuentro: La sala Moby Dick de Madrid.
El pretexto era esta vez un poco diferente, pues una buena causa nos aguardaba. Una conocida marca de bebidas energéticas ha organizado una serie de conciertos por algunas de las principales ciudades del país y cuyos beneficios irán destinados a la ONG Global Humanitaria, para que pueda llevar a cabo un proyecto contra la malnutrición escolar en diversas zonas de Perú. La gira se ha llamado “Rock and Race”, para el apartado de Race cuentan nada más y nada menos que con la colaboración del piloto de Moto GP Jorge Lorenzo.
Ahora que nosotros vamos a centrarnos en la primera palabra, en el Rock. El grupo escogido para la encabezar la gira son los catalanes Luzzers, un grupo en principio bastante desconocido que durante las próximas fechas se van a pegar el gustazo de tocar en algunos de los templos del rock patrio con otras bandas de renombre como Memoria de Pez, Airbag o los que les acompañaban aquí en Madrid, Dikers.
A las 21:30 abrían el telón Luzzers. Si hubiera que describir el concierto de los catalanes en una única frase, esta sería “breve pero intenso”. Con un sólo disco a sus espaldas el repertorio no da para mucho más. Pese al desconocimiento general, parecía que muchas de las canciones iban teniendo buena acogida entre los presentes que poco a poco iban dándole ambientillo a la sala, y que ya terminando el primer concierto presentaba un aspecto bastante respetable. Podemos destacar temas como “No me da la gana”, “Podemos hacerlo mejor” o “El lado bueno”, y por supuesto no podemos olvidarnos de la versión de “Beat It” de Michael Jackson que nos dejaron al principio de la actuación
Fueron unos 35 minutos de guitarreos y pegadizos estribillos, muy del estilo de Blink 182, No Way Out o Pignoise, un sonido estupendo y un buen sabor de boca para una banda que si no supiéramos que tienen solamente un disco pensaríamos que llevan más tiempo en esto de la música.
Tras el lógico parón para cambiar los instrumentos, enchufes, y demás ajustes, llegaba el turno para el plato fuerte de la noche. Con el nuevo disco “Casi nunca llueve”, recién sacado del horno, (tan sólo habían pasado tres días desde la publicación del mismo), se presentaba ante su público el trío navarro, con una nueva formación en la que sólo aguanta el guitarrista y líder, Iker Piedrafita.
Era la primera prueba de fuego, primer eléctrico desde la salida del disco y la hora de perfilar las canciones nuevas, cuales gustan más, cuales menos, cual parecía que quedaba mejor en los ensayos etc... Y aunque ya adelantamos que acabó bien, la cosa empezó regular, justo al empezar, la batería estaba a medio enchufar, el directo es “asín”, solventado el problemilla, era el momento de comenzar.
Al igual que en el nuevo disco, era “Absurda realidad” la canción designada para abrir el concierto, a la que seguiría otra de estreno “Dos pasos”. Suficiente ya para sacar en claro una primera impresión, la gente ha hecho los deberes, y se sabe las canciones, algo con muchísimo mérito si tenemos en cuenta la inmediatez entre lanzamiento de disco y concierto. Minipunto para todos.
Un pequeño detalle en el que no habíamos reparado nos llama la atención, el micrófono que usa Iker no es digamos al uso, sino un modelo retro como de locutor de radio de los años 50/60, queda pendiente investigar sobre ello.
Volviendo al concierto en sí, tras estos dos aperitivos del disco, vinieron otros dos temas del mismo disco, pero estos del álbum “Carrusel”: “Al azar” y “El cepo”, para volver otra vez al nuevo disco y llegara el turno de “Como un circo ambulante”. Habían sido varios temas más o menos nuevos y era hora de volver a los orígenes con “Aprender a desconfiar”, que precedería a uno de los himnos de la banda “Si tú te vas” que también serviría para tomar un pequeño respiro y coger algo de aire.
Seguiríamos un ratito sin abandonar la dicotomía “Se escribe sin C”- “Dale Gas”, alternándose temas de uno y otro disco “Nadie”, “Mi sucio corazón” y “Sigo en pie”, fueron en total cinco canciones intercaladas como si de un partido de tenis se tratase. Llegaría entonces “De narices”, otra de sus canciones más reconocidas, a romper el intercambio de golpes.
Era la hora de otra canción lenta “Casi nunca llueve”, balada escrita por el gran Kutxi Romero y que da nombre al nuevo disco, y que como no podía ser de otra forma fue coreada por gran parte de los asistentes, eso sí, faltaron los mecheros. Una pequeña vuelta a cuando éramos jóvenes con “No me importa” para coger carrerilla a uno de los momentos del concierto, “Corazón de trapo”, tema elegido como adelanto del disco y que en 24 horas alcanzó la nada desdeñable cifra de 6000 visitas y que a la hora de escribir estas líneas supera ya las 50.000, poco más que decir, raro será si no se convierte en uno de los emblemas de la banda. Además para continuar el subidón vinieron de seguido otros de sus temas más conocidos “Las noches que me inventé” y “Carrusel”.
Quedaba una más del último disco, “Lo que queda detrás”, dedicada a los antiguos miembros de la banda Rikar e Iñaki, canción que recuerda a los Boikot más verbeneros, valga la redundancia, de hecho en el directo a la canción le acompañan los sonidos pregrabados del disco y que tan célebres han hecho a la banda madrileña.
Las canciones iban cayendo inexorablemente una tras y se vislumbraba ya la recta final. Pero todavía quedaba algo de cuerda, “Perro callejero”, la blandita “Ronco invierno” y casi su antítesis, esa descarga de adrenalina llamada “Dale Gas”.
En un concierto normal, ahora hubiera venido clásico tiempo muerto antes del bis, de hecho Dikers lo intentaron, pero prácticamente antes de dejar sus instrumentos ya eran clamor los cánticos pidiendo más canciones, y como todos sabíamos que algo quedaba en la recámara, optaron por no abandonar siquiera el escenario y continuar con el espectáculo.
'Volvieron con “Tengo un plan”, si Dale Gas había hecho moverse y bailar a toda la sala, esta canción no se iba a quedar atrás, sacando los últimos alientos de los que estaban en las primeras filas.
Con Dikers se produce un hecho poco común, el padre de Iker, Alfredo Piedrafita es guitarrista en uno de los grupos de rock más importantes que la historia ha dado, Barricada (eso sí que es mamar rock and roll desde pequeño), y fue precisamente con una canción de los Barri con la que Dikers se despidieron, “Noche de Rock and Roll”, aparecida en el disco tributo a la banda, y que fue muy bien recibida por los asistentes, que prácticamente rivalizaban con el grupo para ver quien se la sabía mejor. Esta curiosidad dio pie a un comentario escuchado en la sala, habitualmente no es demasiado halagüeño que una versión esté a la altura de tus propias canciones, y si a eso se suma que es del grupo de tu padre. Reconozcámoslo, cuanto menos es peculiar.
Pero para resumir la noche nos quedamos con varios detalles. Pese al cambio de componentes en Dikers, se les ve bastante bien y el directo tiene bastante buena pinta. Luzzers no dieron la impresión de ser tan novatos y hay que ver qué bien sonaron los dos grupos. Felicitar desde aquí a los técnicos por ese trabajo oscuro y que nadie ve pero que sin ellos los grupos no serían lo que son.
También a la sala, que seguro que un poco o dos pocos tuvo que ver en esto.
Estaremos atentos a la gira Rock and Race a ver qué críticas recibe así como a lo que haga Dikers en las próximas fechas.
- Veronica Diez
