Había muchas ganas de ver a Biohazard para ver como habían asimilado la salida del carismático Evan Seinfeld y si seguían siendo ese referente mundial del hardcore metal que deslumbró en los 90 con discos como "Urban discipline" o "State of the world address".
Para Madrid traían de acompañantes a los italianos Arhytmia y los portugueses For The Glory, aperitivo suculento ante el aluvión de decibelios que prometía llegar desde el escenario.
Los lisboetas For The Glory fueron los encargados de calentar a los primeros asistentes que iban llegando a la sala con su hardcore endiablado. La buena puesta en escena y las ganas de agradar al público marcaron su actuación, que comenzaron , tras la intro, con "Drown in blood" para continuar con "All the same". La contundencia y agresividad de sus melodías acompañadas por un sinfín de saltos de todos los miembros tardó un poco en calar en los espectadores pero poco a poco fueron ganándonos. "Mi castellano no es lo mejor" se excusaba el vocalista antes de dar las gracias y comenzar con "No color". Seguían el repertorio con temas como "Fall in disgrace", "To your place" o "Lisbon blues" mientras abajo se empezaba a ver movimiento de cabezas y bailes hardcoretas. La siguiente, "All alone", fue precedida por un breve discurso sobre la crisis actual y dedicada a la gente que la sufre especialmente. Tras "Some kids have no face" llegó "110" que dedicaron a "todos los grupos pequeños como nosotros que buscan salir y hacer giras por Europa…" y nos recordaban que el batería les estaba echando una mano y solo habían podido ensayar juntos dos veces. Para el final dejaron "Armor of steel", que logró un pequeño pogo y "Survival of the fittest", que dedicaron a Biohazard.
Buen concierto para calentar motores e ir preparando el plato fuerte. Destacar las ganas de la banda y la rabia que atesoran sus composiciones.
Turno para los de Cerdeña, los Arhythmia, grupo de metal hardcore apadrinado por Billy Graziadei de Biohazard. Saltaban a un escenario presidido por una bandera de su isla y comenzaban con la descarga de su setlist. Sonidos duros y elaborados son la marca de la casa aunque en general me parecieron más planos que For The Glory y bastante menos comunicativos. Al respetable se dirigían en inglés. En el repertorio no faltaron temas en esta primera mitad como (copio de su setlist tal cual pues es realmente difícil encontrar nada de ellos en internet y desconozco si los títulos son así) "L.S.D.", "Illusion", "One thing", "Last days" y "Awake". El público, que ahora era bastante más numeroso, se divertía y ellos arriba, sobrios, seguían con su repertorio de riffs, baterías demoledoras y cambios de ritmo. En la segunda mitad sonaron los temas "The beast", "Q.C.N.V", "Yolo" y "Black mamba", antes de un "thank you for coming" y sonar la última: "Steps". Buen concierto rebosante de caña también, aunque como ya he dicho, algo más plano que el anterior y con una puesta en escena, aunque correcta, demasiado sobria y poco participativa.
La sala presentaba ya un aceptable aspecto cuando el escenario se empezó a llenar de humo, sonaba la intro y los guerreros urbanos de Brooklyn ocupaban sus puestos. Primer guitarrazo y primer pogo. El contagio era inevitable. "Shades of grey" abría su concierto y Billy Graziadei empezaba a acaparar las miradas de los que no estaban envueltos en el pogo. Siguieron con "Urban discipline" y "What make us tick" entre la locura de la gente y constantes movimientos de los músicos para llegar a "Wrong side of the tracks" en la que se vio por primera vez a un espectador subirse a escena para lanzarse sobre las cabezas de abajo. Al grito de "Motherfuuuuuckers…" descerrajaban "Down for life" y "Vengeance is mine". "Tales from the hard side" y "Victory" fueron las siguientes. El concierto transcurría como cabía esperar, con los músicos haciendo su labor a la perfección y los espectadores respondiendo de manera enérgica cada canción. Llegaba el momento de "Black and white and red all over" que fue recibida con palmas y, una grata sorpresa para mí, con "Five blocks to the subway" en la que se vieron varios moshes.
Acabada esta un momento para recuperar el resuello mientras desde las tablas se pedía un circle pit y la gente respondía al instante. Hicieron un breve ensayo para ver que la máquina estaba bien engrasada y soltaron una endiablada "We’re only gonna die", versión de Bad Religion que incluyeron en su disco "Urban Discipline", que dicho sea de paso fue el que más canciones aportó al repertorio con seis temas. "Muchas gracias, Madrid" y se retiran aunque no por mucho tiempo y empiezan a dar forma a los bises. Para la primera empezaron a subir a gente al escenario hasta tal punto que parecía imposible que 
pudiesen tocar entre tantas personas, pero sí, lo hicieron. Sonaba la intro de "Punishment", su tema estrella probablemente, y el delirio se repartía a partes iguales entre escenario y suelo. Increible y espectacular. Cabe mencionar que hubo un ligero percance pues una chica resbaló en el escenario y casi cae al foso, pararon el tema y empezaron otra vez tras interesarse por el estado de ella. Buen gesto.
Ya solo quedaba el remate final que llegó con "Hold my own", después de desalojar el escenario, y con la que prolongaron la locura colectiva, tanto que el cantante de Arhytmia reapareció para lanzarse sobre el público y el propio Billy navegó sobre el mar de cabezas y brazos tocando la guitarra.
La descarga de Biohazard fueron palabras mayores y es que la experiencia es un grado y los neoyorquinos saben cómo funciona esto, se dejaron de memeces y dieron al público lo que quería. Creo que nadie se acordó de Evan durante el concierto. Muy grandes.
- Mandyngha
