Llegó la noche que tan a la expectativa me tenía. Muchas ganas de ver de nuevo a los californianos Voodoo Glow Skulls, tras resultar fallidos los dos últimos intentos, en los que tras anunciar su visita a Madrid en las dos giras anteriores, días antes de cada una de las fechas veíamos como se cancelaban las fechas en la capital. Muchas ganas también de ver a los también californiamos La Plebe, banda a la que no había tenido oportunidad de ver en directo, tras las buenas críticas recibidas en sus actuaciones anteriores.
Tras anunciar que el concierto comenzaría media hora antes de lo previsto y bastante público en los aledaños de Gruta’77, me dispuse a coger posiciones para no perder detalle de la que resultó una noche apoteósica.
La Plebe, pletóricos y con Juankar, cantante y bajista de Boikot en sus filas para esta gira, se encargaron de caldear el ambiente de buena manera para cuando les llegase el turno a sus compatriotas. Cuarenta y cinco minutos de auténtica adrenalina que se descargó a golpe de baile y a golpe de pogo, casi, casi, a partes iguales. Si uno de los discos de La Plebe tiene un título con claro olor a fiesta, ese es Entre cerveza, ritmo y emoción, que describe a la perfección lo que estaba sucediendo ya desde primera hora de la noche. Y fue precisamente con un tema incluido en este disco, Qué barbaridad, con el que decidieron abrir fuego y a la que siguieron Siempre unidos y Reject/Refuse. Si bien los más tímidos habían cogido posiciones más bien retiradas del escenario, un comienzo como aquel les arrastró hacia las primeras filas del mismo, cuando comenzaban a sonar los primeros acordes de Revolution Rock, una versión de The Clash, tan sumamente plebeizada que costaba incluso reconocerla. La noche avanzaba a un ritmo vertiginoso y La Plebe recordaba su -Mi- Tierra, cantaba a América Latina y a sus Venas abiertas y evocaba Vahos del ayer teniendo siempre presentes a todos esos que se fueron. Tema tras tema, haciendo un exquisito repaso a su discografía, el respetable se volvía loco cuando le llegó el turno a Bella Ciao. Tema siempre bien acogido, lo interprete quién lo interprete y mejor acogido si cabe, con Juankar sobre el escenario, al ser uno de los temas que también suena a menudo en los conciertos de Boikot. Ya no quedaba nada para dar paso al cabeza de cartel y llegaba la traca final, no sin antes agradecer al público tanto su asistencia como el recibimiento a la banda en la capital. La sala, que había completado ya el aforo, despedía con todas sus fuerzas a La Plebe, unidos en un cántico a la solidaridad, a la igualdad y al compañerismo, como reza la moraleja de Plebe de por vida. Entonces sí, se despedían de todos nosotros, dando paso a los de Riverside.
Como apuntaba al principio de la crónica, Voodoo Glow Skulls no pasaron por la capital en sus dos últimas giras europeas. A pesar de tener anunciadas las dos actuaciones en la misma sala, Gruta’77, poco tiempo antes de que llegasen sendas fechas, lamentablemente fueron canceladas. Esta vez sí pudo ser y sí pudimos disfrutar de la polifacética banda, musicalmente hablando. Nada menos que veinte temas los que descargaron sobre el escenario de un Gruta’77 en el que no cabía ni media alma más. El respetable estaba totalmente enloquecido y los Voodoo ni siquiera se habían asomado aún al escenario. Confieso que daba hasta miedo solo pensar qué sería de nosotros cuando empezase la actuación, sobre todo de los que estábamos posicionados en las primeras filas… Llegó el momento y la banda saltó al escenario con un salto también en el tiempo, abriendo boca con el tema que abría su álbum Band Geek Mafia, allá por el verano del ’98, Human Pinata. Seguíamos en el año ’98, con un tema más que “dedicable” en estos tiempos que corren, Delinquent Song. La sala ardía... La sala ardía y la banda, consciente de ello, no hacía más que echar más leña al asador con ese Fire in the Dancehall al que le seguía sin pausa, ni respiro, uno de mis temas favoritos, Insubordination, que provocó una de las más brutales avalanchas hacia las primeras filas, como nunca antes había vivido –ni sentido…-. Pero claro, era de esperar que aquello no iría sino in crescendo… como efectivamente así fue cuando el líder de la banda anunciaba el quinto tema de la noche, al grito de ¡¡¡¡Charlie Brown!!!! Tema tras tema, pogo tras pogo, avalancha tras avalancha… y abandono obligado de las primeras filas tras creer una que moría en el intento… Pero la noche seguía ¡Vaya que si seguía! Tras cambiar Frank la máscara de lucha libre mejicana por unas oscuras gafas de sol, se sucedían los temas como si el tiempo apremiase, derrochando energía por los cuatro costados, energía que bien sabían transmitir a los de debajo de las tablas. Uno tras otro, sin respiro alguno para nadie. Allí no había piedad, todos sabíamos a lo que íbamos. Ellos eran conscientes de lo que habían venido a hacer en la capital. En el set list de los estadounidenses no dejaron de sonar temas como Land of Misfit Toys, Empty Bottles o Nicotine Fit y aún quedaba por sonar la mitad del repertorio que habían elegido para esa noche de ska punk en la que todos nos dejamos la piel, cada uno en su puesto. Y con una crítica a este mundo en el que vivimos, en el que se nos califica para bien o para mal por un simple aspecto, por una manera de vestir o por el dinero que llevamos en el bolsillo, que es de lo que nos habla Shoot the Moon, llegaron sin darnos ni cuenta, a consumir el 50% de su tiempo de actuación. Pero todavía nos tenían preparado otro show dentro del show… Todavía nos quedaba por escuchar, entre otras, Bulletproof mientras al escenario salía el 
monstruo verde y cabezón que aparece en la portada del Firme, disco que contiene este tema, que ya se quedaría sobre el escenario hasta el final, a pesar de tener el sitio más que reducido sobre el escenario. ¡Menos mal que no les dio por llevar también la moto! Y no sin antes darnos las buenas noches y hacer que se las diésemos también a ellos a ritmo de Say Goodnight, la banda decidió dar cerrojazo a una noche frenética donde las haya, con el mismo disco con el que abrieron la actuación , precisamente, con el tema que le da nombre al mismo, The Band Geek Mafia. Entonces sí, los Voodoo se retiran del escenario y la fiesta continúa en Gruta’77 con la pinchada del Indio hasta agotar el último suspiro que a algunos todavía les quedaba por dar.
Noche memorable con dos bandas a tener muy, muy en cuenta. Si pasan por tu ciudad, te recomiendo que no dejes pasar la oportunidad de verles… en algún momento te arrepentirás…
