Ya hacía muchos años que un tal Isidro de Merlo y Quintana, sus mulas y Ángeles labraban las tierras de Juan de Vargas. Milagros aparte, las fiestas de san Isidro en Madrid antaño eran sinónimo de grandes conciertos, tiempo después parece que resurge esa idea del Madrid referente musical, con este ilusionante proyecto Rivas Rock.
Tarde taurina y futbolera, el más difícil todavía para desvirtuar el noble arte de la música, pero amigos, lo bueno de estas citas es que aquí no se maltratan animales y pase lo que pase, ganamos todos. Cartel de lujo, sin correr riesgos, primeras espadas: Porretas, Gatillazo, Los Suaves, Rosendo, Narco y El Último ke Zierre.
Echando de menos grupos de "segunda fila" (por llamarlos de alguna manera) algo nuevo o menos viejo, dado que de los grupos participantes el que menos lleva 18 años en esto (Narco, y muy bien llevados). Siempre lo mismo, a algunos quizás algún día pueda llegar a cansar.
Cuatro de la tarde, sol justiciero. Entre la caseta de partidos de cuyo nombre no quiero acordarme, olor a sobaco, chalecos moribundos y promesas de precampaña, que suena como las que se dicen en la cama, eran testigos de las primeras colas que nos hacían intuir que seríamos más de cuatro gatos.
Con el asfalto echando humo, con un calor que ni la mismísima Santa María de la Cabeza (tan milagrosa ella) sería incapaz de afinar ni una Telecaster, salían los primeros gatos (originarios de Madrid) Porretas, veinte-bastantes años y muy serenos los de Hortaleza, desplegaban sus clásicos, sus himnos de barrio de todos sus discos "Que se vayan hacer puñetas", "Si nos dejáis", "Última generación", "Clásicos", con cabida para temas del nuevo disco "La vamos a liar!!", momento más que esperado, que por ello, no deja de seguir siendo sobrecogedor, sonaban los primeros acordes de "Y aun arde Madrid" dedicatoria a Rober. Porque desde la Elipa hasta Hortaleza, parando en Vallecas… donde estés, Madrid y el Rock and roll te echa muchísimo de menos. Y así concluía un recital épico, porque los Porretas, que decían los antiguos griegos, hacen de la sencillez su mayor virtud.
Ajenos al fútbol, que no a las caras de preocupación de algún seguidor, empieza unos de los conciertos más esperados, Gatillazo más bien, Evaristo Páramos vuelve a Madrid en San Isidro. Un binomio siempre curioso. Con las primeras canciones, sin querer nos acordamos de aquel concierto misma fecha en el `86 (esta vez sin piedras, ni falta que hacían). Show repleto de energía y desparpajo, remates de cabeza a cigarrillos a punto de acabar, y grandes dosis de la ironía anti todo de la que hace bandera. Con lo nuevo y lo viejo sonado, temas de The kagas, The meas. Quien diría que han pasado 28 años de entonces, hasta que empiezan a sonar, canciones de la Polla Records, muchas fueron las elegidas, viniendo así la primera sensación de que Madrid y sus fiestas vuelven a ser como las de antes.
70 minutos que saben a poco, con el fútbol acabado (por fin) llegaba a puerto un barco con bandera de gato, Los Suaves, un barco que no deja de cortar el mar sino vuela en el triste panorama musical. Preparados para uno de los mejores directos, sublime en lo musical. Y hay salían: Con gafas de capitán de barco, "Albertiño" Cereijo comandante de la embarcación, haciendo honor a la leyenda de que el señor Cereijo no toca la guitarra, incendia mástiles. Fernando Calvo, el vigía a estribor dando buena cuenta de cómo surcar las notas del segundo mástil de esta embarcación, Charli o aquel gran bajista que no pierde la sonrisa, aun bajando el Depor a tercera, Tino Mojón a los timbales de la quilla mayor y la cabeza visible "Yosi" para algunos el lastre de proa, para otros el alma mater (elijan ustedes). Sonaron los grandes temas, los de siempre, los más esperados, "Esta Noche No Se Duerme", "El Afilador", "Cuando los sueños se van", "Palabras para Julia", "Maldita sea mi suerte", "Dolores se llamaba Lola", "No puedo dejar el Rock"… dejando claro que este barco seguirá surcando los mares durante muchos años.
Parada para retomar aire de la orgia de corcheas, negras, garrapateas y demás notaciones musicales sin tiempo para poder cerrar la boca ante la tremenda descarga, venia otro directo antológico, era hora del Kaiser de Carabanchel, empezaba a sonar Rosendo y no estábamos en Villarobledo ¡¡¡por fin!!!!!. Un "señor gato" se dejaba ver al aire libre en unas fiestas de su casa. Sesenta años tiene y el saber estar de cien, unidos al desparpajo de un veinteañero en su primer concierto… Esa es la esencia tan característica de Rosen y su Stratocaster negra (La Lucille de Caraban). La formación musical más reducida que paso por el Rivas Rock, (solo tres que suenan como la mejor Big Band) no dejaría dudas, intercalando temas de siempre con los nuevos, con la misma calidad de un cd se tratase. Sonaron: "Listos para la reconversión", "Y venga vueltas", "Vergüenza torera", "Flojos de pantalón", "Masculino singular", "Pan de higo", acabando con la canción más tarareada, versionada y cantada, en el panorama estatal, "Maneras de vivir". Ayer eran sus maneras, hoy ya son las nuestras.
Cambiamos registro, noche cerrada, retraso por los fuegos artificiales para coronar a los "puto" Narco. "Putos" porque siempre sorprenden, porque la rabia que tiene los de Sevilla no la tiene nadie. Desde el barrio cristiano apostólico romano de la Macarena, llegaba la otra Sevilla, la del diablo. Todo dispuesto para… "Juerga, mambo, jaleo, todo preparado para el mamoneo, ¡vámonos!!!!!!!!". Un Vikingo endemoniado y abducidos por la rabia, botaba al unísono de las mezclas imposibles de los suyos. Concierto acertadísimo en repertorio, sin parar, más que con una botella de whisky barato (está todo muy mal, hermano) en la mano y un escueto …-"Buenas noches peña"- y a seguir el jaleo. Como seguramente íbamos a dormir poco, (bien pensado) con buen criterio fueron cayendo una a una "Versiones para no dormir" de su ultimo pedazo de trabajo. Dead Kennedys, Eskorbuto, Kakadeluxe, entre otros, retumbaban diabólicamente. Y así sonaban"Ven a Torreblanca", "la hermanad de los muertos" y "puta policía", ponían el punto y final a este directo, que para variar, se pueden definir como un disparo en la sien para los sentidos.
El Ultimo ke zierre hoy hacía honor a su nombre, último grupo de la noche, los de Burriana, 25 años después sigue haciendo buena cuenta del desparpajo de sus primeros trabajos, mención a los cuales, se basó todo el directo. Hachís (soy un porrero) abría fuego a los ultimos 70 minutos de un más que sorprendente festival. Se iban sucediendo los grandes temas de los de Villareal: "A cara de perro", "Fornicare est pecatum", "Soldadito español", un sorprendente por su inclusión en la lista "Mi revolución", y así uno detrás de otro, el bueno de Roberto (lo de "feo" ya me dijo alguna fémina en otro concierto, que no le corresponde. Juzguen ustedes también) Pedro, Óscar, Sam y Kusio, no nos dejaban respiro. Llegábamos a la apoteosis de"Camino de rosas" para concluir con "Tus bragas" y "Mis calzones", dos grandes alegatos conectados entre sí, que van de la mano como el sexo, las drogas y mucho amor.
Y así concluía el primer Rivas Rock, fallos aparte de cualquier edición de un festival y teniendo en cuenta que es el primero; felicitar a partes iguales y a quien corresponda, organización, Ayuntamiento, políticos (por estar en campaña), promoción, público, musicazos, managers y demás personas involucradas en este proyecto. Gracias.
Esperamos que devolváis a Madrid el sitio donde musicalmente un día estuvo y nunca debió de moverse. Hasta entonces esperaremos, (y ahora más que nunca) porque la vida es eso que pasa entre concierto y concierto. Hasta el siguiente, que allí nos veremos.
- Paloma Novo