EDITORIAL: Cómo y quienes hundieron la industria

Agnes Castaño
Agnes Castaño,

Agnes siempre dice que nació el día que nació su banda LILITH. Antes de eso le interesó mucho el cine, el arte y la literatura por eso cursó los estudios de Técnico Superior  de Realización y Audiovisuales. Pero la pasión por el rock era más fuerte. Y en 2002 montó LILITH junto a su amigo de la infancia Albert. Optaron desde el principio por la independencia y la auto gestión total, tomando Agnes las riendas del proyecto durante esos primeros años. En 2007 editan No te RINDas y en 2009 Sal Si Puedes que pudieron presentar abriendo los shows de ACDC en España de 2009. Ese mismo año, y entre otros premios, Agnes ganó el de mejor cantante de rock nacional otorgado por la revista Heavy Rock. En la actualidad, LILITH se encuentra preparando su tercer disco \"Leche de Rock\". Y algunos componentes de LILITH están trabajando también en un proyecto paralelo acústico, llamado Angels. Agnes procura compaginar toda esta actividad musical con su afición a la escritura. Recientemente ha incluido un cuento en la antología de cuentos escritos por rockeros \"Simpatía por el Relato\" y ya está trabajando en otras dos colaboraciones para antologías literarias. 

Cómo, por qué y quienes hundieron la industria discográfica.

Me dispongo a contar la verdadera historia de cómo se hundió la industria discográfica. Es un tema en el que procuro no pensar porque me pongo de mal humor, pero el otro día me mostraron un gráfico de la repartición de los royalties que genera un cd y alguien exclamó indignado que era intolerable el bajo porcentaje que percibe el artista. Añadió” Yo no compro cd’s para que se enriquezcan las discográficas a costa de los artistas”. Bueno, esto es falso. Y aunque hoy en día ya es historia pues la gente produce y consume la música de otra manera, no está de más recordar cómo han sucedido realmente las cosas. En los últimos 20 años los artistas y la industria no hemos levantado cabeza y es más que probable que no lo hagamos nunca más. No nos engañemos, los músicos hemos sido robados sistemáticamente por todo el mundo y muy especialmente por nuestros propios seguidores. Aunque sospecho que ellos no se han dado cuenta.

Pero retrocedamos en el tiempo. En los 80, la Discográfica, con los beneficios de la venta de cd’s, aparte de enriquecerse (no lo voy a negar) también se ocupaban de TODO lo referente al disco y la promoción de las bandas. Y para ser justos, el disco era suyo, no del artista. Y este es el motivo de porqué el artista se quedaba un bajo porcentaje del cd. Os expongo todos los procesos que hacían la discográfica y empresas vinculadas en el lanzamiento del disco y del artista para que veáis que si el cd era caro es pq tenía que pagar los sueldos de muchas personas.

1. Las discográficas financiaban la grabación en estudio del disco, la maquetación, el arte y producción a manos de un productor de renombre. Recordard que los estudios eran muy caros pues las grabaciones entonces se hacían en analógico, sistema que requería de mucho más tiempo y costes más altos.

2. Distribuían en tiendas físicas y grandes almacenes. La distribuidora solía ser otra empresa subcontratada.

3. Financiaban también la promoción del producto (cd y banda) en medios de todo tipo: tv, radio, revistas, realización de videoclips, sesiones de fotos, eventos promocionales, cartelería calle etc. Un número uno en 40 principales supone una gran inversión de dinero por parte de la discográfica. El número 1 se paga, no se gana, igual que el puesto 40 aunque este es más barato, claro.
En estos asuntos intervenía activamente la Editorial, otra empresa vinculada al proceso que controla los cobros de los usos públicos del producto.

4. Por último la Discográfica financiaba los costes de producción de las giras. Y los sueldos del equipo de gente que acompaña a la banda en ellas: técnicos de sonido, de monitores, técnico de luces, runner, rudies, road managers y asistentes, merchandaising etc etc...

El cd y su éxito comercial, más allá de lo buena o mala que fuera una banda, era responsabilidad de la Discográfica por eso se quedaban gran parte de los royalties del disco. En consecuencia el artista obtenía un tanto por ciento de esos royalties muy bajo (10 o 20 %), pero se hacía famoso y vendía millones de discos; tantos, que se hacía rico aún con su bajo porcentaje. Era una industria millonaria. Tarde o temprano muchos artistas podían comprar su libertad y ser su propia Discográfica como en su día hizo Madonna. Ya que en pro de los intereses comerciales, la discográfica imponía condiciones y límites al proceso artístico. Por eso la frase “Este artista se ha vendido” es falsa también. Simplemente a veces el artista no podía hacer otra cosa pues la discográfica lo tenía amarrado legalmente.

Otro gran protagonista de la antigua industria discográfica era la oficina de contratación o manager. Básicamente, son los que consiguen conciertos y negocian un buen caché. Antiguamente incluso conseguían el contrato discográfico. Se pelean con todo el mundo por la banda. Sobre todo con otros protagonistas de todo este engranaje: los promotores de conciertos, agentes de zona y los programadores de salas y festivales. La agencia de contratación (o el mánager) no sacaban tajada de los royalties del cd. Pero si el cd se vendía bien, ellos conseguían muchos conciertos para la banda y de allí sacaban su sueldo que era una parte proporcional igual a la de los músicos. Si el manager era deshonesto a veces se quedaba un porcentaje mayor. Pero el artista dependía de él totalmente porque su trabajo es conseguir los conciertos que es de lo que vive el artista realmente.

Hoy la discográfica no vende discos y en consecuencia no hace apuestas mediáticas millonarias por las bandas. Si un grupo no se hace famoso, resulta muy difícil conseguirle conciertos y que esos conciertos además sean rentables y de calidad. Entonces, la oficina de contratación también se hunde con la caída de las discográficas. Y si cada vez hay menos grupos que llegan a la cima, los carteles de los festivales montados por promotores también se resienten. Carteles que suele ser siempre el mismo con los pocos grupos célebres que quedan. Los Promotores en consecuencia también están en crisis. Lo mismo que las empresas de distribución física y las tiendas de discos. Ya que no se venden discos las tiendas han ido cerrando. Y las distribuidoras han tenido que especializarse en la distribución digital.


Una figura importante y bastante desconocida es la editorial. En los 80, no eran una pieza vistosa en la industria pero en los últimos años es la empresa que tiene más poder y dinero dentro de la industria discográfica porque ellos cobran por el uso público de esas canciones aunque nadie se compre el disco. Lo que hacen es tener muchos grupos en cartera y miles de canciones. Ellos no han caído con la crisis del sector pues hoy en día hay más música que nunca y más consumo que nunca.

En los 90 la era digital hizo posible que el soporte del momento, el cd, fuera fácilmente copiable y en los 2000 casi todo el mundo tiene una conexión a internet que permite descargarse una discografía entera en poco tiempo. La excusa que pusimos en su día es que los cd’s eran muy caros. Pero como habréis visto, eso es falso. Eran la pieza clave sobre la cual se asentaba todo el engranaje de la industria y alimentaban los sueldos de muchas personas del sector. Luego ya no pusimos excusas, pues la descarga ilegal sistemática de música está totalmente aceptada socialmente. Hoy en día internet y la era digital que antaño fueron los instrumentos que labraron la caída de la industria ahora juegan a favor del artista desconocido o incluso del famoso que regala su música a ver si así llega a más gente. El trabajo de los artistas ha devaluado tanto su valor que nos vemos obligados a regalarlo.
También hay más música que nunca pero es imposible descartar la paja del heno en ese saco sin fondo que es la red.

Por su parte muchas discográficas pequeñas y no tan pequeñas intentan salvarse de la ruina aglutinando también la empresa de management, la distribución y la editorial de las bandas. Pretenden rascar porcentaje de los conciertos pues ya no lo ganan vendiendo discos. Saben que si tienen la editorial cobraran sin necesidad de vender discos. Incluso hacen de promotores y montan festivales con dinosaurios por cabezas de cartel. Es decir, las bandas que llegaron a la cima en los 80 y tras ellos una ristra de grupos clones colocados por los managers de los primeros. Estos managers sacan tajada de estos grupillos pequeños pues la banda estrella cobra un alto caché y se usa como señuelo para colocar a los otros, que se conforman con un hueco en el cartel.

El artista novel se queda en casa tocando sus canciones para las paredes. O bien cae en las redes de una DiscoManagerEditorialDistribuidora (todo en uno) que no va poder mover ni un dedo por él aunque le hará un contrato tan leonino como los de los 80.

Algunos optamos por la autogestión que implica hacer todos estos procesos que os he comentado la propia banda, casi sin recursos económicos, con escaso tiempo para dedicarle al tema y siempre en circuitos underground. Es decir, miseria y compañía.

Conclusión: con la caída de las discográficas han caído todos los demás cual castillo de naipes a excepción de la editorial, que asiste a su mejor momento histórico.

Para fabricar estrellas hay que tener mucho dinero y la industria ya no lo genera. Sin embargo, hoy en día es más fácil grabar un disco que nunca; cualquiera puede hacerlo con un equipo básico en su casa.
De internet, de momento, no van a salir grupos que puedan llenar estadios como AC/DC porque la red es un pozo sin fondo. Y la era digital ha aumentado la cantidad de productos musicales pero ha disminuido sustancialmente la calidad de las obras.
Pero qué más da, si la gente escucha música en mp3 que es un formato de baja calidad; para qué molestarnos ya en hacer algo que suene realmente bien, con un arte atractivo si la gente nunca llega a ver el libreto.
Todo esto y la impunidad moral con la que el público se descarga “gratis” las obras de los músicos son las verdaderas causas de la caída de la industria.
Para que florezca la música y el arte debe proliferar el aspecto mercantil de todo el asunto.És decir, debe ser un negocio rentable. Y hoy en día, no lo es.

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