Sobrepasan algunos minutos de las 17:00 horas, de un jueves 19 de abril, y responde al teléfono un tipo de voz ronca al que me presento como redactor habitual de Zona Ruido. La de hoy será mi primera entrevista telefónica, lo que explica cierto nerviosismo que se traduce, para colmo, en la escena que tiene lugar en la habitación: sostengo como puedo un teléfono inalámbrico, con la suficiente inclinación como para colocar una grabadora de voz entre mi oreja y el aparato, la justa como para escuchar, para que me oigan y a la vez, impedir que se me escurra entre los dedos; no, no tiene manos libres, se lo cuento a mi interlocutor, y lo patético de la estampa resta tensión al momento. La voz, además de grave, se muestra cálida, será sin duda una conversación agradable.
Miguel Ángel Hernando, más conocido como Lichis, el de la Cabra Mecánica, es quien se esconde al otro lado de la línea. Se acaba de reeditar el primer disco de Troublemakers Blues Review: "Chicano blues", su proyecto actual, del que es voz y bajo y con el que se presenta, en apenas cuarenta horas, en el Gruta 77.
ZR: Troublemakers, tu proyecto actual, nace cuando aún estás en activo con La Cabra Mecánica, ¿cómo y por qué surge la necesidad entonces de formar otro grupo en paralelo?
Lichis: En los últimos años me volví a plantear todo el aprendizaje y la herencia musical que tenía. De hecho, a mediados de los ochenta ya tocaba en grupos de rock donde pretendíamos hacer blues, aunque el resultado fuese bien distinto (risas). Fruto de esto, a raíz de irme a Barcelona, volví a bucear en grupos de blues, tratando de reinventarme como cantante y encontrar metas nuevas, y en esa investigación volví a encontrarme con Howlin Wolf, con Muddy Waters, con Willie Dixon, en un momento además de cambio en mi voz que me permitía sentirme cómodo en ese terreno.
ZR: ¿Es el blues quizás tu mayor influencia musical?
Lichis: El blues lo hemos mamado todos y muchas veces sin darnos cuenta. Cualquiera que haya escuchado a Jimi Hendrix habrá sospechado que hay una herencia anterior y esa herencia, que está en muchas cosas que nos molan, es el blues. En mi caso, aunque haya tocado muchos estilos, con el que empecé fue con el rock y el blues era la forma de volver a la raíz.
ZR: Por cierto, decirte que tienes dos huevos por atreverte con los Zeppelin, Willie Dixon, Tom Waits, etc., e imagino que acojona revisar ciertos clásicos y encima en un idioma que no es el tuyo, como es el inglés.
Lichis: La verdad es que también era un reto en ese sentido, sobre todo en las pronunciaciones, aunque casi todos los artistas que elegí hacían blues de Chicago que tiene un acento muy marcadete. Supongo que me escucha cantar alguien de allí y me tira una piedra en la cabeza (risas). Es una forma de cantar en la que se comen muchas vocales, muchas terminaciones y me pareció bastante asequible para intentarlo.
ZR: Obviamente el título del disco, Chicano blues, es un juego con lo que acabas de decir.
Lichis: Exacto, es una manera de justificar los deslices (*) que se me escapen de cuando en cuando (risas). (* Lichis emplea un sinónimo, en diminutivo, que por las circunstancias apenas entiendo).
ZR: Vivimos en pleno auge de las denominadas bandas de tributo, en este sentido Troblemakers ¿se debe entender como un homenaje, una revisión del blues o el rescate del germen del rock para investigar en el futuro?
Lichis: En principio, de lo que se trataba era de buscar estructuras de blues que no fueran los grandes clásicos, si bien casi toda la parte de lo que hemos elegido fueron números uno en la música negra de su época, pero quizás son temas menos conocidos aquí en España. Troublemakers es un proyecto clónico con un repertorio de blues que es el preludio de lo que es el rock and roll y al que tratamos de dar un sonido propio. A parte, en estos años estuve en otros grupos clónicos: haciendo de bajista con AC/NE, ahora con los Purple, hace poco también en uno con los Beatles, pero en estos casos se trataba más de recrear musicalmente lo que ya había, en vez de crear algo nuevo.
ZR: ¿Qué tal funcionó "Chicano blues", el único disco que tenéis hasta la fecha?
Lichis: El disco coincidió con la última gira de La Cabra y con un período de actividad bastante intenso de Calamaro, con el que giraban Julián y el batería, José Bruno. Aún así, para ser un disco que sólo se vendía en conciertos y con las pocas actuaciones que hicimos, en sitios como en Clubes de Jazz en donde pasábamos por músicos desconocidos, tuvo muy buena acogida y estamos muy orgullosos de él. Se grabó en directo y buscamos crear una magia muy especial.
ZR: ¿Hay alguna novedad en la reedición de "Chicano blues" respecto a la primera edición?
Lichis: Es una nueva tirada; creo que todos los discos son mejorables pero tratar de revisarlos es un poco complicado. Ahora, además, he quedado en Madrid con Kanevsky para pillar un local en el que estar unos meses buscando repertorio y refrescarnos en esto del blues al mismo tiempo que preparo mis temas. Espero que para finales de año tengamos el tiempo y la disponibilidad para grabar un nuevo disco.
ZR: Acabáis de fichar por Last Tour, uno de los sellos más importantes del país, ¿hablamos de una nueva etapa, de un impulso a vuestra carrera o un simple cambio puntual?
Lichis: El problema de la autogestión es que si no encuentras a los socios adecuados, es mejor que camines solo, pero si encuentras gente que puede llevar esto, lógicamente es mucho mejor. Ahora estamos más concentrados en nuestro nuevo disco o yo particularmente en mi nuevo proyecto con "Miguelito", que lo lleva el mismo sello. Evidentemente Last Tour te da un empuje mayor al estar moviéndose por festivales que es un sector que nosotros no controlábamos mucho.
ZR: Me gustaría dirigirme al Lichis de La Cabra, al músico acostumbrado a recintos de cierto pelaje, incluso festivales grandes; ¿cómo le sienta el cambio a salas de menor tamaño, a la cercanía de los espacios más íntimos?
Lichis: En realidad los músicos tocamos siempre en locales muy diferentes, lo anecdótico suelen ser los escenarios grandes y eso suele ocurrir muy pocas veces. Aún en los momentos de mayor repercusión de público, siempre estás yendo a tocar a salas pequeñas; en ese sentido, cuando estaba con La Cabra, estuve con siete u ocho grupos paralelos. Un músico necesita tocar el mayor número de veces posible, eso es lo que te hace músico y no se puede comparar con nada de lo que hayas estudiado en casa o hayas ensayado en un local.
ZR: Hablan de vosotros como un supergrupo por la calidad de los músicos y su recorrido profesional: Julián Kanevsky (guitarra), Manuel del Campo (armónica) y José Bruno "El niño" (batería). ¿Acojona esta catalogación, no le dais importancia o -por supuesto, sin quitar méritos- es mero marketing?
Lichis: Un supergrupo eran los Cream (risas), nuestras intenciones son más modestas. Tenemos la suerte de que nos conocemos de hace un montonazo de años, mucho antes incluso de que ninguno de nosotros trabajara en proyectos importantes. Nos conocimos en La Nave y hacíamos bandas de música. Digamos que fuimos un grupito de gente que empezamos juntos en la música y hemos tenido la suerte de mantener un lazo.
ZR: No quiero dejar de hacerte la pregunta que seguro quisieran hacerte todos tus seguidores: si bien Troublemakers es tu proyecto actual, dentro del resto de historias en las que trabajas, como "Miguelito" que comentabas antes, ¿cabría un hipotético regreso de La Cabra Mecánica?
Lichis: No, la verdad es que no. Los temas nuevos que estoy haciendo suenan bastante diferente, significa un cambio y es un nuevo camino en el que no veo que entre La Cabra. Por mi parte existía la sensación, no ya de hastío, sino de que para que las cosas estén frescas en el alma también se tienen que acabar en algún momento. Quizás dentro de unos años se me ocurre alguna cosa que tuviera algo que ver y aún así no sé si lo haría, pero no es una idea que contemple ni a corto ni a medio plazo, vamos que lo veo casi un imposible.
ZR: Te lo pregunta una persona que piensa que gran parte del problema de la música hoy en día es que las bandas no saben desaparecer.
Lichis: Sí, no recuerdo ahora quién hablaba de la importancia del saber llegar, saber estar y saber irse. Las cosas también tienen que desaparecer, porque tienen mucho que ver con momentos concretos de tu vida, con cosas que no van a volver a ocurrir y seguir con ellas no tiene mucho sentido.
ZR: A día de hoy tenéis/teníais programadas tres fechas: Valladolid, el pasado 13 abril; Madrid, el sábado 21 de abril, y Guadalajara, el 15 de mayo. ¿Qué tal fue el primer bolo y qué pueden esperar todos los que se dejen caer en alguno de vuestros conciertos?
Lichis: El otro día en Valladolid muy bien, tocamos en el Teatro Zorrilla, con lleno, y creo que se nos pilla en un momento muy bueno como banda. Con Julián y con José Bruno he grabado mucha música este año, música instrumental para televisión y cosas así, y con tantas horas tocando juntos, el calorcete que sólo se consigue en esos momentos se nota mucho en los Troublemakers. Además es una música que por su aparente simplicidad, o hablemos mejor de sencillez, te permite concentrarte más en el sentimiento de lo que tocas. Eso hace que se libere el alma, que ocurran cosas, y da un sonido en directo que no ocurre de otra manera. Estamos muy contentos en este punto y creo que lo que va a encontrar el público es una banda ahora con mayor frescura, bastante bien engrasada y con un repertorio bastante sencillo de escuchar dentro lo áspero que suele ser el blues para alguien que no lo conoce mucho.