Teníamos una nueva cita con la cultura. Esta vez, una cita en la que se mezclaba la música con la poesía. El pasado mes de diciembre veía la luz Un hombre desnudo con un Kalashnikov, trabajo parido por Indio Zammit, ligado desde hace muchos años ya al panorama musical de nuestro país y conocido por muchos como el responsable de la madrileña sala de conciertos Gruta 77. Es ésta, su tercera entrega en forma de poesía y no podíamos dejar pasar la presentación que tenía lugar en la librería de Vallecas, La Esquina del Zorro.
El libro, editado por Canalla Ediciones, comienza con un prólogo escrito por Javier Gallego “Crudo” en el que se describen estas líneas, “… no como un libro de poemas. Es un rifle de repetición, aunque lo hayan vestido de poesía para poder sortear los controles de armas y venderlo en las librerías…”
La ponencia consistió en la lectura de varias de las poesías que el libro contiene, empezando por las que tratan de amor y desamor, tal y como describió su autor. Una segunda temática reflejaba historias de barrio y una última en la que los poemas eran más de tipo surrealista.
Pudimos escuchar poemas como El Refugio (Lléname de lágrimas si quieres, /Puedo beber más de las que imaginas, / Aceptaré tu peor momento / Como un regalo), Para que no se borren tus sabores (Para que no se borren tus sabores / lamo el teléfono de casa…), A veces (A veces me hubiera gustado ser esclavo / para no poder hablar con los que odio. / Me hubiera gustado ser puto / para no pensar a quién amaba, / liberar esa tortura / y ser torturado y no verdugo), La chica del Jim Beam (Ella tiene muchas lágrimas, / al menos como para llenar un par de ataúdes. / Ella tiene muchas lágrimas / y va a empezar a repartirlas.) y Maleta abierta (Retumba la misma mierda que era / cuando el futuro asoma la cola bajo la puerta.).
Algo más de hora y media de recital, en el que no faltó la participación de los asistentes, comentando los poemas elegidos, hablando de cómo enfocar la temática a la hora de escribir poesía e incluso improvisando la lectura de los poemas que Carmen, una de las asistentes, escribe en sus ratos libres.
Tampoco faltó el momento “cómico” cuando, en mitad del recital, un caballero irrumpió en la librería confesando que quería hacerse con un kalashnikov… Al ver el cartel que rezaba en la puerta de la librería, no pudo por menos que entrar a ver si allí se vendían… Tras un repaso a la actualidad social por la que estamos atravesando, en la que participaron tanto el espontáneo, como el ponente y los que allí nos dimos cita esa tarde, la presentación siguió adelante.
No faltó la lectura del poema que da título al libro, Un hombre desnudo con un kalashnikov, pero si tuviese que elegir un solo poema de los que componen este libro, sin duda alguna me quedaría con uno muy breve pero con mucho contenido, que nos habla de la fuerza y el poder de las palabras, Comiendo lápices…
A base de comer lápices
He empezado a cagar minas.
Al fin soy un tío peligroso
Buena observación, buena reflexión y muy buen rato el que pasamos con el Indio en La Esquina del Zorro.
- Jorge Jimenez
