El pasado 1 de octubre se hizo oficial una de las peores noticias que el rock puede tener, un adiós triste, el adiós de una las mejores bandas de este país (o la mejor), más de 31 años de rock que se acaban. Una despedida triste, ahora toca asimilar que ya no se volverán a erizar los pelos en un concierto con esas canciones que hacen soñar, no se volverá a sentir la fuerza de su directo. Se me hace difícil la idea de no volver a ver su nombre en un cartel.
Pon esa música de nuevo retumba en mi cabeza sin parar mientras los ojos se inundan, algunos me llamarán exagerada, pero en lo más dentro de mí una parte se apaga.
Barricada siguen en esos discos que suenan en mi cabeza una y otra vez, ahora más que nunca, esos discos que te transportan a cada momento vivido, alegrías, penas, conciertos, viajes, amigos... En definitiva, pasión por el ruido.
Este fin de semana, Barri nos dan su último adiós. Dos conciertos cargados de emoción y sentimientos que jamás podremos olvidar y yo tendré la suerte de inmortalizar el último concierto, el sábado 23, en el Anaitasuna. (Fotos de Patry)
Llegados a este punto solo se puede dar las gracias por existir, a cada uno de ellos, a los que están y a los que estuvieron, a todos los que en algún momento de su vida hicieron algo porque Barricada estuviese ahí. ¡GRACIAS y hasta siempre!