ZONA DEL RECUERDO: 40 años sin Jim Morrison

40 años sin Jim MorrisonAlcohólico, provocador, drogadicto y con fuertes trastornos de la personalidad. Pero también poeta, actor, vocalista… En definitiva, un genio. Jim Morrison fue todas estas cosas hasta que murió, o no –su fallecimiento está rodeado de leyenda-, el 3 de julio de 1971. Ahora, conmemorando el 40 aniversario de su muerte, se ha puesto a la venta una recopilación de los seis discos de The Doors con sus portadas originales.

James Douglas Morrison Clarke, que llegaría a ser una de las figuras más importantes del rock de la década de los 60, nació en Melbourne, Estados Unidos, el 8 de diciembre de 1943, en el seno de una familia militar. El trabajo de su padre obligó a que los traslados fueran constantes en la infancia de Morrison, y ese peregrinar de base militar a base militar es posible que marcara el comienzo de una forma de ser complicada y sin apego a personas o lugares.

Así, a los 19 años se marchó de casa y estudió cine en la Universidad de Florida y en Los Ángeles, sin embargo, y a pesar de que logró graduarse, pronto perdió el interés por su carrera y decidió dedicarse a lo que realmente le gustaba: escribir poesía. Para ello se trasladó a Vence Beach, donde comenzó una época de descubrimientos. Alcohol, drogas, poemas y mujeres protagonizaron su vida durante aquellos años.

Un encuentro en 1965 se convirtió en el germen de lo que posteriormente sería una carrera musical meteórica. Morrison volvió a coincidir con un antiguo compañero de clase, Ray Manzarek, que en esos momentos formaba parte de la banda Rick and the Ravens. Jim le enseñó algunos poemas que podrían convertirse en letras de canciones, entre ellos Moonlight drive. Nada más escucharlo, Ray le propuso crear una banda con la que ganarían “un millón de dólares”. Poco después y tras algunos cambios en la formación, Ray Manzarek (teclista), Robby Krieger (guitarrista), John Densmore (batería) y Jim Morrison (vocalista), fundaron The Doors. El ensayo de Aldous Huxley Las puertas de la percepción –sobre uno de los componentes del peyote: la mescalina- sirvió como inspiración a la hora de elegir el nombre de la banda.

Comenzó así una serie de conciertos en varios locales hasta que lograron un contrato con uno de los bares míticos de la época: Whisky a go go. La estrella del repertorio era The end, cuya letra Morrison improvisaba a placer sumando o restando versos en función de la cantidad de alcohol, marihuana y LSD que llevara encima. 40 años sin Jim MorrisonUna noche, después de que sus compañeros le subieran a rastras al escenario, el vocalista entonó una versión un tanto radical de Edipo en la que acaba matando a su padre y follándose a su madre. Fue demasiado para el dueño del local, que rompió el contrato con la banda. Sin embargo, la suerte quiso que en la sala se encontrase Paul A. Rothchild, productor y dueño de la discográfica Elektra Records, que les propuso grabar un disco.

De este modo, en 1967 vio la luz el álbum The doors. Los miembros del grupo iniciaron una campaña de llamadas a las emisoras de radio para promocionarlo, pero no fue necesario. El segundo sencillo, Light my fire, se mantuvo varias semanas a la cabeza de la lista Billboard. Llegaron la fama, los conciertos, las polémicas, los publicistas, las entrevistas… y el segundo disco, Strange days. Con temas como People are strange o Love me two times, en aquellos momentos era lo que la banda estaba viviendo, días extraños. También 1968 vio nacer su tercer álbum, Waiting for the sun, y con él el segundo número uno de la banda en Estados Unidos: Hello I love you.

La actitud provocadora de Morrison en el escenario hizo que vetaran sus conciertos en numerosos lugares. El calibre del “show” era tal, que en 1969, en la gira de promoción de su cuarto álbum, The soft parade, la banda se vio obligada a firmar una cláusula en la que se comprometía a pagar los gastos ocasionados por las “obscenidades y el comportamiento lascivo” de Morrison sobre el escenario. El 1 de marzo de aquel año, el vocalista fue llevado a juicio a raíz de las acusaciones de algunos asistentes a uno de sus conciertos en Miami, quienes aseguraron que había simulado una masturbación. En la sala testificaron jovencitas escandalizadas y madres más escandalizadas aún, lo cual no pareció quitarle el sueño al cantante, que mientras leía un libro tranquilamente. “No hay reglas en un concierto de rock, todo es posible –aseguró-. En Miami intenté reducir el mito al absurdo, la gente no fue allí a escuchar música, hablé a cada uno de los individuos de la masa y les pregunté qué querían hacer… El juicio no me afectará porque insisto en que creo que no he hecho nada malo, la indignación ante eso no tiene sentido, estaba alimentando la imagen que se había creado a mi alrededor y con la que yo cooperaba, a veces conscientemente y la mayoría inconscientemente. Estaba probando los límites de la realidad, sentía curiosidad por ver qué pasaría, eso fue todo: curiosidad”.

Sin embargo, este suceso marcó un antes y un después en la carrera de Morrison. Condenado a seis meses de cárcel y a 40 años sin Jim Morrisonpagar 500 euros de multa, fue barajando la idea de abandonar la banda. Y así lo hizo dos discos después –con Morrison Hotel superaron el millón de copias vendidas-. En 1971 se trasladó a París a dedicarse a la poesía, pero tuvo poco tiempo para hacerlo: el 3 de julio de ese mismo año, Pamela Courson, su pareja, le encontró muerto en la bañera. Tenía 27 años y muchas drogas a sus espaldas.

Desde entonces se ha especulado mucho sobre lo sucedido. Asesinato, suicidio… la versión oficial habló de paro cardiaco, pero no se le realizó la autopsia. Hay quien dice que su padre trasladó su cuerpo a Estados Unidos, pero desde el cementerio parisino Père Lachaise lo niegan. Y hay quien asegura que lo ha visto y continúa vivo. Como afirmó Ray Manzarek, “si existe un tipo capaz de escenificar su propia muerte –creando un certificado de muerte ridículo y pagando a un doctor francés– , poner un saco de 150 libras dentro del ataúd y desaparecer a alguna parte de este planeta, ese tipo es Jim Morrison. Él sí sería capaz de llevar todo esto a buen puerto”.

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