Cuatro largos años han pasado para que por fin podamos tener en nuestras manos el nuevo trabajo de los californianos Machine Head bajo el título de "Unto The Locust", y desde luego, la espera ha merecido la pena, puesto que nos encontramos ante un disco con un sonido demoledor, rabioso, enérgico y brutal, con una producción impecable y una mezcla espectacular.

Y así, sin más preámbulos nos metemos de lleno en lo que es el primer corte del álbum titulado "I Am Hell", con unos coros a capella, casi como si de un ritual se tratase, que dan paso a un guitarrazo algo pesado que rápidamente adquiere una velocidad endemoniada apoyado por una batería que casi podría hacerse pasar por una auténtica ametralladora, y acompañados por un Rob Flynn cantando como un auténtico salvaje, desde luego una magnífica forma de comenzar lo que ya desde este primer momento promete ser un excelente trabajo. El siguiente disparo a quemarropa en plena cara es "Be Still And Know", que se inicia con unos punteos espléndidamente ejecutados, seguidos una vez más de un torrente de voz cargado de rabia y mala leche, una auténtica maravilla.

En "Locust", que en su día se presentó como primer sencillo del disco, nos encontramos un tema más suave y tranquilo, aunque no exento de algunos momentos fuertes y cañeros, seguido por “This Is The End”, con un comienzo realmente pausado y tranquilo, pero que rápidamente nos asalta ferozmente con unas guitarras y batería extremadamente veloces, convirtiéndolo en uno de los temas más rápidos y brutales de todo el disco.

El quinto corte llamado “Darkness Within” arranca lentamente, cogiendo fuerza poco a poco, pero sin llegar a despegar por completo, y aunque tenga unos pequeños toques de rabia, este es sin duda el tema más melódico de todo el álbum, algo que a estas alturas del disco es casi de agradecer, para recuperar un poco el aliento antes de que de comienzo “Pearls Before The Swine”, cargado de crudeza, riffs alucinantes y una voz que parece que esté maldiciendo a alguien. Y al fin nos encontramos con "Who We Are", el último tema del disco, que da comienzo con un coro de unos niños a los que sigue la dulce voz de Flynn excelentemente acompañada por una batería cargada de dureza y que da paso una vez más a una velocidad, que sin llegar a ser tan endiablada como en otros temas, desde luego hará que nadie sea capaz de escucharla tranquilamente sentado en su sillón.

Llegados a este final del disco, no se puede evitar pensar que faltaría algo más, solo un par de temas más con los que poder seguir disfrutando unos momentos, algo que se ha intentado suplir en la edición especial del disco con las versiones "The Sentinel" de Judas Priest, "Witch Hunt" de Rush y una versión acústica de "Darkness Within".

En definitiva una gran trabajo de estos californianos, que deja con un excelente sabor de boca y deseando que no tengamos que esperar otros cuatro años hasta que podamos disfrutar de su próximo trabajo.