Castigo es una de esas bandas que hacen versiones musicales de otros grupos, en concreto de una de las formaciones más legendarias de nuestro panorama del rock: Leño. A día de hoy no son pocos los grupos que hacen este tipo de música en un intento de recuperar la nostalgia de esas bandas que nos hacían vibrar en la época de los 80 y que por unos motivos u otros llegaron a su fin. Así que el día 22 nos decidimos a acompañar a Castigo en una descarga de su genuino rock para conocer su sonido y ver cómo se desenvuelven en el escenario.
En cuanto Castigo abrió el concierto con el tema “Sí señor, sí señor”, nos dimos cuenta de que estábamos ante algo que no podíamos creer. El sonido de la guitarra era inconfundible y cerrando los ojos podías llegar a creer que estabas en un concierto de los mismísimos Leño. Si a esto unimos el parecido timbre de voz de su vocalista Julín con el de Rosendo, el resultado es un sonido muy cercano al del grupo ochentero de Carabanchel. La descarga siguió con “No voy más lejos”, “Como debe ser” y más tarde vino el clásico “Cucarachas”. La cosa empezaba a calentarse y la gente de la sala cada vez sentía más la energía que transmitía la guitarra del "Pelos". Con el ritmo de “No se vende el rock and roll” el público bailó y gritó emocionado. Más tarde siguió el gran tema “Qué desilusión” para enlazar con “Sin Solución” y luego dar paso a “La noche de que te hablé”.
Empezábamos a acercarnos al ecuador del concierto con “Entre las cejas”. Después de este genial tema, tuvimos quince minutos para descansar y que los fumadores se echaran un cigarrillo fuera de la sala. Pero también nos sirvieron para coger fuerzas, porque lo que venía después eran ya palabras mayores. Julín anunció que venía una balada y nos sorprendieron con un cañero “Sodoma y chabola”. A continuación el vocalista hizo el juego inverso anunciando una canción "movidita" para dar paso a “La fina”. Comenzaban los momentos más intensos del concierto y llegó la hora de la canción que da nombre al grupo: “Castigo”. La interpretación de la guitarra por parte del "Pelos", el bajo a cargo de "Puni" y la batería de las manos de Arturo fue absolutamente magistral. Los solos y el ritmo eran clavados a la original, y la atmósfera que se respiraba estamos seguros de que era la misma que reinaba en aquellos grandes conciertos de Leño. Tras todo esto vino un “Dónde está la salvación” brillantemente interpretado, para, más tarde anunciarnos que venía una canción que hablaba sobre deporte, más concretamente el boxeo: “Que tire la toalla”. Después vino “El oportunista” y a continuación comenzó a sonar el grandísimo riff inicial del temazo “Todo es más sencillo”, donde Julín hizo una mención especial a Luz Casal que en su día había hecho los coros de esta canción y que hace no demasiado tiempo ha superado un cáncer. Tras esto comenzó el ritmo de la batería y los platillos dando pie a “Sorprendente”, canción que el grupo aprovechó para presentar a sus componentes. Estábamos acercándonos a la recta final de la actuación cuando llegó “El tren”, canción que puso los pelos de punta a más de uno con su ritmo vibrante y la genial interpretación que hizo la banda. Proseguimos con el clásico “Este Madrid” para terminar el concierto con el tema más conocido de la banda Carabanchelera “Maneras de vivir”, en la que un entregado público se dejó la garganta para acompañar a Castigo en la magnífica interpretación que hicieron del tema.
Con esto el grupo despidió la actuación dejando a todos con un sabor de boca realmente bueno por haber revivido en directo todos esos temas que nos han puesto tantas veces la piel de gallina.
La verdad es que esta es la primera vez que presenciábamos una actuación de esta banda, y aunque habíamos oído críticas muy buenas de sus interpretaciones, una vez metido en ambiente, te das cuenta de que no podrías distinguir si lo que estás escuchando es un concierto original de Leño o es este grupo interpretando sus canciones. Estamos completamente seguros de que es el primero pero no va a ser el último concierto al que asistimos de esta formación. Es, sin duda alguna, lo más semejante que existe a día de hoy a la mítica banda que impulsó buena parte de nuestro rock estatal: Leño.
