Lo presentaron como el mejor concierto de Foo Fighters de su historia. Amenazaron con tocar hasta que no pudiésemos más… y al menos nuestras piernas estuvieron de acuerdo con lo prometido, después de dos horas y tres cuartos de saltar, bailar y vibrar con la descarga de decibelios de Dave Grohl y los suyos. No habían vuelto por Madrid desde hacía casi una década y no se hicieron mucho de rogar. Los de Seattle empezaron en el Palacio de los Deportes a las 22.00
Lo presentaron como el mejor concierto de Foo Fighters de su historia. Amenazaron con tocar hasta que no pudiésemos más… y al menos nuestras piernas estuvieron de acuerdo con lo prometido, después de dos horas y tres cuartos de saltar, bailar y vibrar con la descarga de decibelios de Dave Grohl y los suyos.
No habían vuelto por Madrid desde hacía casi una década y no se hicieron mucho de rogar. Los de Seattle empezaron en el Palacio de los Deportes a las 22.00, con una puntualidad casi británica, arrancando con Bridge Burning, el primer corte de su nuevo disco Wasting Light. La contundencia de la banda se hizo presente desde el primer acorde, sobresaliendo especialmente la batería de Taylor Hawkins. En ocasiones quizá demasiado, ya que hasta la mitad de la segunda canción del concierto (Rope-Wasting Light) la voz fue solo un pequeño murmullo apoyando los coros de todos los asistentes al concierto. Una mejor mezcla de sonido por parte de los técnicos llegó a partir del tercer tema The Pretender, aunque el sonido de la voz si tuviese que ponerle una nota final después del concierto seria un aprobado raspadito. Algo que se echó de menos a nivel técnico fue la falta de una pantalla para proyectar imágenes de la banda en directo para los más alejados del escenario. Y aunque la iluminación no fue nada espectacular fue más que funcional.
La formación en el escenario fue: Dave Grohl a la voz principal y la guitarra, Chris Shiflett a la primera guitarra, Nate Mendel al bajo, Taylor Hawkins a la batería, Pat Smear a la segunda guitarra y Rami Jaffee a los teclados. La pregunta que se me plantea es: ¿Eran necesarias 6 personas para interpretar las canciones? En mi opinión dos guitarras y prescindir de los colchones del teclado hubiesen permitido una mayor claridad a la hora de preparar la mezcla de sonido del directo y transmitir la misma fuerza.
Por otro lado, la banda conectó con el público fácilmente y la gente estuvo entregada y con ganas de buena música desde el primer momento. Muestra de esto fue la dificultad que en ocasiones tuvo Dave Grohl de comunicarse con la audiencia debido a los vítores y coros que se oían entre canción y canción.
A pesar de que la interpretación de los 26 temas que conformaron el Set-List fue perfecta, no se entendió bien el afán que tuvieron por hacer golpes de efecto en forma de parones en medio de varias canciones. Incluyendo una parada algo sobreactuada en Monkey Wrench.
El momento intimista llegó al comienzo de los “bises”, cuando Dave Grohl se coloco en la pasarela del escenario para sincerarse con su audiencia, guitarra en mano e interpretando solo Wheels, para después acabar tocando con toda la banda. 
A esto lo siguieron las versiones de la noche: Young Man Blues de Mose Allison interpretado al más puro estilo The Who; y Tie Your Mother Down de Queen cantado por, como ya ha hecho en otras ocasiones, Taylor Hawkins.
Finalmente, cuando ya pensábamos que el concierto no podía crecer más, Grohl y los suyos acabaron el concierto con This is a Call y la apoteósica Everlong.
Se puede decir que el concierto fue muy eléctrico, cañero y divertido; que nos dejó un muy buen sabor de boca por duración, interpretación y selección del Set-List (aunque siempre se eche de menos algún tema como Back & Forth); y esperamos que no tenga que pasar casi otra década para volverles a tener por aquí.
PS. Aquí dejo la Lista de Reproducción del Concierto para quien quiera revivirlo ;)
