Hace ya unas semanas fuimos conocedores de la grata noticia que significaba que Standstill por fin visitaría Valencia para enseñarnos su reconocido espectáculo Rooom. No fue fácil, como dijo Enric Montefusco, vocalista de la banda, encontrar el sitio adecuado en la capital del Turia para llevar a cabo la representación, pero afortunadamente se consiguió con el teatro El Musical, situado en el barrio del Cabañal.
A eso de las 10 de la noche irrumpieron en escena los barceloneses y, tras unas palabras de Montefusco, se dio el pistoletazo de salida a Rooom, la actuación audiovisual con la que el grupo nos desarrolla su último y triple larga duración, Adelante, Bonaparte en su totalidad y tal cual está ordenado en el disco, en una emotiva e impactante historia que te sumerge hacia un muchas veces necesario punto de desconexión con la rutina cotidiana de cada uno.
Rooom nos cuenta la trayectoria personal de B., la historia de un personaje, desde su niñez y con sus idas y venidas, en una representación desarrollada en tres actos, cada uno de los cuales correspondiente a uno de los tres compactos que componen Adelante, Bonaparte. La banda se dispone sobre el escenario prácticamente en penumbra en una especie de círculo, con algunos de sus componentes casi de espaldas e intercambiando instrumentos entre sí durante la actuación.
Tras ellos, tres grandes pantallas disponen el montaje visual, con diversas proyecciones e imágenes que parecían estar estudiadas al milímetro, cohesionadas con la música durante el desarrollo del espectáculo. A destacar, quizá y por incidir en alguno, el segundo acto, donde B. pasa de querer comerse el mundo a esconderse en una pequeña parcela, y donde la escena visual se ambientaba en una habitación perfectamente expuesta (en ocasiones daba la sensación de que el grupo se encontraba tocando allí) y un final donde pudimos observar a un pajarito en su jaula mientras sonaban los acordes de Sálveme quien pueda.
Sobre el set-list poco hay que decir, ya que, como indicábamos anteriormente, las canciones sonaron en el orden del álbum, con una acústica nítida y limpia en las partes más lentas, que daba mucha intimidad al momento, y unas partes rápidas que se mostraron realmente contundentes. Soberbia actuación desde su inicio con el prefacio Todos en pie hasta el epílogo Canción sin fin, con momentos a destacar, entre otros, en La familia inventada, Adelante, Bonaparte o Cuando ella toca el piano.
Ya con el concierto finalizado, larga, sentida y merecida ovación del respetable, puesto en pie, a la banda, que se mostró muy agradecida con los aplausos. Con una trayectoria musical en constante evolución, los catalanes nos volvieron a demostrar que son sin duda un referente en este país. Se hicieron esperar por estos lares, pero la espera mereció la pena. Y tanto que la mereció.
- Jorge Soriano
