Si no fuera por la majestuosa e imponente estatua de Mazinger Z que preside una de las urbanizaciones de la localidad, pocos habríamos oído hablar alguna vez, y ya no digamos situar correctamente Cabra del Camp en un mapa. Este tranquilo pueblo del interior de Tarragona, rompía el sábado 17 de Noviembre su habitual calma no por la masiva llegada de turistas en busca de construcciones bizarras, sino por otro más ruidoso y con peor reputación, el rock.
Esta era ya la segunda edición del Pintor Rock, la de su consolidación, la que medía si de una vez por todas Cataluña podía tener un festival de rock estable y con identidad propia. Voluntad estaba claro que había, un cartel con Barricada, Segismundo Toxicómano, Azero, Baticano Rojo, Fi-Asko y Ausentes animaba claramente a ello, era el momento de todo lo demás.
Este festival organizado por Fary, batería de Extracto de Lúpulo, como cabeza visible y ayudado por sus compañeros de grupo y algún otro loco no lo tendrían fácil este año con la madre climatología. Y es que la cosa no empezó demasiado bien, el tiempo no echó esta vez ninguna mano y con las fuertes lluvias del sábado por la mañana obligaba a trasladar la zona de acampada que ya horas antes de la llegada de los primeros asistentes se había convertido en un barrizal impracticable, así como la zona comprendida entre el backstage y el escenario, que tuvo que ser cubierta con palés para poderse transitar. Además y para terminar el combo, goteras en el polideportivo municipal justo encima de lo que tenía que ser el escenario hacían prever lo peor. Afortunadamente los organizadores estuvieron francamente ágiles colocando una gran lona en el techo para protegerlo. ¡Y todavía quedaban horas para empezar el festival!
Una vez completado el ritual de conseguir la pulsera (Hay que reconocer que las del público en general eran mucho más bonitas que las de prensa), y nada más entrar al polideportivo nos encontramos con la primera sorpresa agradable de la noche, los precios de la barra eran auténticamente populares, lugares con 3 Cervezas o Kalimotxos por 5€ o 3 Copas por 10 no caen del cielo, y para más inri se podía comprar la camiseta del festival por sólo 5 pavos, me lo quitan de las manos oiga. Íbamos a pasar allí muchas horas y la primera impresión fue inmejorable. Solamente una cosa chirriaba, para poder salir por primera vez del recinto había que adquirir una segunda pulsera cuyo precio era de dos euros que se te reembolsaba en forma de moneda del festival al volver a entrar. Indagando este asunto nos comentaron desde la organización que se debía a un acuerdo con la empresa que gestionaba la barra para mantener los precios de la bebida. Era la primera vez que veíamos algo así en un festival, y para ser sincero no tengo una opinión formada al respecto. Por un lado se puede entender la postura de quien pone mucho esfuerzo en ajustar precios y más en tiempos que corren de que la gente no consuma dentro de un pequeño festival, y que al fin y al cabo es su forma de cuadrar números. Ahora, en el otro lado es muy injusto para el conjunto de los asistentes ya que motivos para salir de un pabellón hay tantos como personas. A bote pronto se me pueden ocurrir ir a por abrigo, dejar ropas de abrigo, ir a buscar a otra gente, o sí, ir a beber fuera porque la cosa no da para más. Y aunque está claro que la intención es buena, creo que estoy más en contra que a favor de esta medida.
Comentado ya este punto, toca hablar ya de lo más importante, a lo que hemos venido, de la música. Los encargados de abrir el telón fueron Ausentes, grupo de la tierra, que nos mostró lo que está siendo su primer disco “En peligro de extinción”, para quien no los conozca, decir que a mí me sonaron muy “Navarros”, y me explico, me recordaron mucho a Marea y Barricada, la sensación general de la actuación fue bastante buena, la mayor pega que se puede achacar, y fue una constante a lo largo de todo el festival, fue el sonido. Para mi gusto estaba demasiado alto y hacía que retumbara demasiado y no se entendiera bien, de hecho se escuchaba mejor fuera del recinto que dentro. Sin ser un entendido en la materia, parecía como si estuviera pensado para un pabellón lleno, cuando siendo el primer grupo, pues éramos los que éramos.
El siguiente grupo, aun todavía con un ambiente algo desangelado, seguramente porque las adversas condiciones climatológicas retrasaron la llegada de muchos de los asistentes, fueron otro grupo catalán, en este caso mucho más veteranos, los gerundenses Fi-Asko. El rock se abría elegantemente a un lado para dejar paso a la vertiginosa velocidad del punk-hardcore. Para ser totalmente sincero cuando leí que este grupo llevaba ya tocando trece años me llevé una sorpresa pues jamás lo hubiera imaginado, desconozco si el concierto que dieron en el Pintor Rock se corresponde con el nivel medio de la banda, pues era la primera vez que les veía en directo, o se debió simplemente a un mal día. Pero la imagen que me llevé del grupo, más allá del chiste fácil, fue bastante mala, no me convencieron ni las canciones, ni la forma de interpretarlas, me gustaría sacar conclusiones positivas, pero no me salen. Aún así, yo personalmente me apunto en el debe asistir a otros conciertos de Fi-Asko para confirmar o cambiar mi opinión sobre el grupo.
Muy poco a poco la gente se iba animando a entrar al festival y pese a que cuando Segismundo Toxicómano comenzó su concierto el ambiente seguía siendo un pelín frío poco a poco el pabellón fue cogiendo color. Durante un buen rato parecía un rutinario concierto de los Segis, la caña, y las canciones rápidas y pegadizas se abrían paso una tras durante el tiempo acordado de actuación, “Patrones”, “Las Noches Siguen Sabiendo a Sangre”, “Gaupasa”...y de repente, mediado el concierto saltaba la sorpresa, serían aproximadamente las 23:30 de la noche y algunos amigos comentaban sorprendidos que se había acabado el Kalimotxo. Apreciábamos antes los bajos precios de la barra, y pese a qué eso no estaba precisamente a reventar parecía que el personal tenía sed. Quedaba muchísima noche por delante y el elixir clásico por excelencia del punk se había agotado. Esto es un que es un fallo e importante además, pero de todo se aprende, y sobre todo queda constatado que si a la gente le ofreces precios competitivos, responde, pues quien más quien menos sabe de sobra que estos festivales pequeños se juegan gran parte de su futuro tanto en las entradas como en las consumiciones. Tras este inciso, destacar que la actuación de los vitorianos siguió la senda esperada por sus fieles, sin salirse un ápice del guion y terminando con algunos de sus temas más míticos como “Apunta”, “Las Drogas”, o la versión de “Botes de Humo” de “Cicatriz”. Con un sonido bastante más aceptable que los grupos predecesores demostrando día tras día que con una fórmula simple pero magistralmente ejecutada se puede llegar a ser uno de los grupos más demandados en la actualidad.
Un punto que siempre en todo concierto o festival está ahí, y que normalmente suele pasar más bien desapercibido es la música de fondo que suena mientras se cambia de un grupo a otro. No quiero dejar de señalar que en el Pintor Rock la escogida difícilmente podía ser mejor, The Clash, AC/DC, Los Enemigos... ¡Qué gustazo!
Una vez finalizado el turno de los vitorianos, y ahora sí que sí con todo el mundo dentro del pabellón, llegaba el momento del grupo estrella del Pintor Rock, los navarros Barricada. Lo primero que me llamó la atención del concierto de “Los Barri” ocurrió varias horas antes de que empezaran a tocar. Antes siquiera de que comenzaran Ausentes pudimos comprobar cómo tenían ya la batería montada encima el escenario, en un segundo plano, pero montada y arriba. Parecía como si se mandara un mensaje al resto de grupos: “Niños, las cosas de los mayores no son para jugar”. Barricada se presentaban en la comarca del Alt Camp con lo que está siendo su primera gira después del parón y después de la abrupta salida de “El Drogas” de la banda. Con nuevo disco, “Flechas Cardinales”, bajo el brazo ofrecieron el clásico concierto que vienen dando en esta última gira. Para bien o para mal Barricada tampoco es un grupo dado a grandes cambios de un día para otro. “El Punto de Mira” servía de guía para lo que se venía encima, dos horas de malditos temazos uno tras otro, sin más. Para ir abriendo boca clásicos como “Objetivo a Rendir”, “Pasión por el Ruido”, “Písale” o “Todos Mirando” combinados con otros como “El Muelle” o “Por la Libertad”, mucho más recientes en el tiempo, pero todos con el rocanrol de común denominador. Y es que es tal la apisonadora barriquera que muchas veces uno no se da cuenta de la que le está cayendo encima, y no es hasta que suenan esas canciones que ponen la piel de gallina como “Animal Caliente” o “Rojo” cuando se da cuenta de que estás peligrosamente cerca del final de la función. Es entonces cuando ya hay que poner toda la carne en el asador, pues sólo quedan himnos con los que dejarse llevar, “En Blanco y Negro”, “Aún Queda un Sitio”, “No hay Tregua”, “Esta Noche no es”... Fue precisamente entre estas dos últimas cuando fuimos testigos de algo que por lo menos yo nunca había visto en un concierto de los de Pamplona, cerca de acabar “No hay Tregua”, Boni entregaba la guitarra y terminaba esta canción y se mantenía gran parte de “Esta Noche no es” cantando sin su instrumento y moviéndose de un lado a otro del escenario. Contado así puede no parecer gran cosa, pero para una banda que lo hace todo tan meticulosamente, es un sorpresón. Sin duda no es mala forma de despedirse.
La noche seguía inexorablemente su curso y ya entrando en las horas en las que no puede pasar nada bueno, hacían su entrada los turolenses Azero. La verdad es que aunque hacía muchos años que conocía al grupo, también hacía muchísimo tiempo que no sabía nada de los mismos, por lo que su inclusión en el festival fue para mí una gratísima sorpresa. Siempre es bueno saber que siguen existiendo grupos que dabas por muertos, o desaparecidos en combate. Así pues, era el momento de verlas venir. Y vaya que sí vinieron, desde un primer momento se vio claro que los Azero habían venido a Cabra del Camp a hablar de su libro, que traducido al rock and roll y entrada la madrugada quería decir a pasárselo bien. Con un sonido un tanto diferente al que yo recordaba, bastante más distorsionado, los de Aragón dieron rienda suelta a los instintos dejando que el rock fluyera por las venas de los espectadores con temas míticos como “Palestina” o el afamado “Rock de Pueblo” con el que cerraron la velada.
Dejando ya las horas en las horas en las que no pasa nada bueno, y entrando en las que ya total da igual ocho que ochenta, era el momento del último grupo de la noche, y nada mejor para un festival dominado por el punk que un grupo tributo a La Polla, Batikano Rojo, aunque algún despistado pudiera pensar que todavía eran Azero que habían salido a hacer una versión, pues no habían terminado casi de marcharse cuando salieron a cantan en la primera canción de sus paisanos.
Los de Zaragoza tenían como tarea culminar la noche con esos clásicos que ya todos nos sabemos, “Txus”, “Carne pa la picadora”, “Ellos dicen mierda”...y en parte lo hicieron, los temas es cierto que los tocaron, la evidencia está ahí. Aunque siendo sinceros hay que admitir que media un abismo entre el grupo liderado por Evaristo y Batikano Rojo. Con un público que iba menguando conforme avanzaban los minutos consiguieron hacer disfrutar a los más fieles con todos los himnos de los vitorianos, seguro que para ellos sí que mereció la pena.
Ya con la música en directo acabada, y solamente apto para los juerguistas con más aguante, llegaba la hora de que los temazos siguieran sonando, ahora de la mano de DJ Mindundi, que para entendernos es Bere, de Extracto de Lúpulo, de esto ya no hay crónica, sólo decir que se acabó con los Chichos y de día, ¿Suficiente, no?
En este Pintor Rock ha habido grandes aciertos que todos agradecimos, y también fallos que seguro que se subsanarán en ediciones futuras, pero por encima de todo esto, yo me quedo con la sensación de haberme sentido como en mi casa, con Fary siempre atento a todo y pese a tener mil follones abiertos, no negar un segundo a nadie. Con la sensación de estar en un festival en el que se hacen las cosas pensando en el público, donde la opinión del asistente cuenta, y que se esfuerzan por hacer la estancia los más agradable posible. En definitiva en un lugar cercano. En esta segunda edición el festival ha crecido en cuanto a número de grupos y en cuanto a infraestructura, y sólo queda desear la mejor de las suertes a todos los que han trabajado de una manera u otra en que el Pintor siga creciendo, darles fuerza y el convencimiento de que, aunque a algunos nos pilla lo que viene siendo atomarporelputoculo, si podemos, repetimos.
P.D: Horas después de enviar estas líneas, aparecía el comunicado oficial con la valoración de la organización sobre el festival. Y eran grandes noticias, unos 1.400 asistentes implican que el festival salió bien. A su vez también nos informan de que un cambio de fecha es posible para evitar posibles problemas climatológicos como los de esta edición.
Vamos a estar muy atentos a las noticias futuras del festival.
Normalmente suelen ser los grupos los que dan las gracias al público o la organización, ahora quiero ser yo el que las da. Mucha suerte y nos vemos en el Pintor Rock 2013.
- Txiwa