[Viernes 25] Para la edición 2012 del festival Sonisphere el cartel contaba como reclamos principales a unos regresados Soundgarden y a la máquina de reventar recintos, festivales y todo lo que se les ponga por delante: Metallica. Todo ello salpicado por una buena cantidad de bandas de calidad y con reconocimiento internacional.
Hubo cambio de recinto de última hora y se trasladó el chiringuito del Getafe Open Air al auditorio John Lennon en pos de mejorar la comodidad de los asistentes. Sin embargo, a pesar de que lo agradecimos todos y en especial los alérgicos, no puedo evitar imaginarme sonando Ennio Morriconne en la intro de Metallica rodeados de una nube de polvo cual desierto de Texas… Por otro lado, llamar auditorio a un terreno vallado sin más, se me antoja excesivo, aunque el asfalto cumplió su misión y el aire para respirar no se convirtió en artículo de lujo.
Otro factor a destacar era el adelanto temporal respecto a la edición del año anterior, pasando de mediados del siempre sofocante julio a finales de mayo, lo que nos otorgó un clima casi ideal si no fuese por lo tedioso de cargar con algo de abrigo para cuando refrescaba ya en la madrugada.
El viernes 25 nos esperaba con un menú variado, dando cabida a estilos que se distanciaban del metal, por otra parte reinante en el cartel. Llegamos al recinto mientras Skindred terminaban su actuación y Sonata Arctica con su power metal melódico ocupaban posiciones en escenario principal. Sin embargo el proceso de aclimatación y avituallamiento nos privó de gran parte de la actuación de los fineses, con lo que no me atrevo a valorar su concierto. Antes ya habían desfilado por los escenarios Six Hour Sundown, Corrosion of Conformity y Rise to Remain.
La superposición de conciertos fue sin duda el talón de Aquiles de este año, y es que obligaba a elegir entre los grupos, provocando un peregrinaje continuo de gente de un extremo a otro del recinto.
Sobre las ocho menos algo salían al escenario principal Limp Bizkit. A los de Florida se les esperaba con cierta expectación aunque algunos aún les guardan rencor por el plantón que dieron al público madrileño en el FestiMad 2001. Fue a principios de siglo cuando alcanzaron sus mayores cotas de popularidad y aunque trataron de agradar quedó un show algo trasnochado. Con un setlist cimentado en sus grandes éxitos, aunque falto “Nookie”, dieron el toque rapero y numetalero al Sonisphere. Abrieron con “Why try” de “Gold Cobra”, su último disco, y después de “Break stuff" se centraron ya sobre todo en “Chocolate starfish and the hotdog flavored water” del que tocaron seguidas “Hot Dog”, “My generation” y "Livin' it up". Continuaron con “Eat you alive” con Fred Durst y un fantasmagórico Wes Borland que seguían recabando todo el protagonismo. Siguieron con “Take a look around”, con buena acogida, “My way” y “Faith”, en la que antes de empezar subieron a una gran cantidad de chicas al escenario y al cantar el estribillo una de ellas se despojó de la camiseta y pudimos leer la palabra “Faith” escrita sobre su delantera. Estas cosas, que tanto gustan a los estadounidenses, aquí muchas veces quedan chabacanas y quizá no fuese el momento, aunque alguna que otra risa sí que arrancaron. Con “Rollin´” dieron por acabado un concierto que pasó sin pena ni gloria a pesar de los voluntariosos músicos.
Mientras tocaba Limp Bizkit, en el otro escenario hacían lo propio los californianos Kyuss Lives! y que por razones obvias no pude ver, salvo un par de canciones al final. Me comentaron que estuvieron muy bien. Para la próxima quizá.
Volvimos rápidamente al main stage para ver por segunda vez en menos de un año a The Offspring. En esta ocasión incluyeron en el setlist el tema que dará título, “Days go by”, al nuevo disco que estrenan este mismo verano, pero básicamente se compuso de sencillos y temas por todos conocidos, con lo que el éxito estaba asegurado de antemano. El tridente Dexter, Noodles y Greg K irrumpía en escena a ritmo de “All I want” desatando desde el minuto uno la locura en las huestes menos metaleras que el viernes poblaban el festival. Siguieron con “You're gonna go far, kid”, la ya mencionada “Days go by”, “Come out and play” de su megaexitoso “Smash” y la rápida “Have you ever". Destacar que la llegada de la noche permitió observar en plenitud unos magníficos y efectistas juegos de luces y un logo gigante de la banda que cambiaba de color presidiendo el fondo del escenario. Continuaban con la coreadísima “Staring at the Sun”, “Hammerhead”, “Original prankster” y “Bad habit”, que me hizo especial ilusión escuchar en directo. El grupo, al igual que el público, se mostraba muy activo y afrontaron “Walla walla”, “Hit that”, las más calmaditas “Kristy, are you doing okay?” y “Why don´t you get a job?” y “Americana”. Habíamos quemado ya tres cuartas partes del concierto, pero aún quedaban ases en la manga y siguieron el ataque con “Pretty fly (for a white guy)”, “(Can't get my) Head around you”, “The kids aren't alright”, “Want you bad” y la ineludible “Self esteem” para cerrar un buen concierto que dejaba al respetable caldeado a golpe de punk rock.
Repetimos operación y conseguimos llegar al otro escenario cuando Paradise Lost tocaban implacables “Say just words”. La próxima será…
El supuesto plato fuerte de la noche, Soundgarden, se preparaban en el escenario principal y el público cogía posiciones. Después de anunciar su regreso en 2010 era la primera vez que se dejaban caer por estos lares con lo que la expectación era más que evidente. Según la organización había 38000 personas allí convocadas con lo que cualquier concierto presentaba un saludable aspecto de público, y con Chris Cornell y compañía no fue menos, claro está. Antes de proseguir creo honesto aclarar que Soundgarden no es una banda que me entusiasme en demasía y aunque sí tenía cierto interés por verles fue casi al principio cuando se me disiparon las ganas y eso que incluyeron en su setlist las canciones que más me gustan como “Jesus Christ Pose” o “Rusty cage”. Para algunos fans, con los que comenté el tedio que me produjeron, tuvieron una actuación decente así que me alegro por ellos, pero en mi opinión no creo que respondieran a lo que se esperaba de ellos, dejando un show soso y aburrido para los no seguidores, como yo. Estas fueron las que tocaron: “Searching with my good eye closed “, “Spoonman”, “Jesus Christ Pose”, “Gun”, “Blow up the outside world”, “Fell on black days”, “Ugly truth”, “Hunted down”, “The day I tried to live”, “My wave”, “Outshined”, “Rusty cage”, “Black hole Sun”, “Live to rise” y “Slaves & Bulldozers”.
Llegaba el turno de Machine Head. Con Robb Flynn a la cabeza los de California venían dispuestos a desatar el Infierno una vez más en la noche getafense. Lo consiguieron, pero solo a medias. Con una puesta en escena densa y brutal y a golpes de baqueta y demoledores riffs de guitarra dieron cuenta en un primer momento de “I Am Hell (Sonata in C#)” y “Be still and know” de su último disco “Unto the locust”. Aquello parecía caerse con “Imperium”, a la que siguió “Beautiful mourning”, y volvieron al útimo trabajo con “Darkness within”, “Locust” y “Who we are”. Dejaron para el final “Halo” y dieron por despachada la actuación. Si bien hay que reconocer que sonaba con la contundencia que se les presupone, que lo dieron todo sobre el escenario y que por momentos, y me repito, nos trasladaron a la mismísima antesala del Infierno, el hecho de centrarse en “Unto the locust” casi en exclusividad y que obviaran un disco tan imprescindible como “Burn my eyes” me dejó un sabor agridulce. Cierto es que las canciones son largas, pero igual de cierto es que acaban de venir a tocar en sala hace unos meses, y que es ahí donde se presentan los discos no en festivales donde, pienso yo, se debe tratar de agradar a un público no siempre tan incondicional y benigno, y el no tocar sus himnos clásicos no creo que ayudara. Aún así y por los momentazos que disfrutamos, una buena actuación.
Cansados nos retiramos a nuestros aposentos para reponer fuerzas y poder afrontar la segunda jornada, donde nos esperaban Metallica y Slayer, entre otros tantos.
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- Tom Hagen
