Viernes 27 de diciembre. El tiempo en la capital era más que frío. Era uno de esos días en los que el grajo no volaba bajo, no… ¡Es que volaba al ras! En las inmediaciones de Gruta77 se palpaba el nerviosismo al llegar a una taquilla que había colgado horas antes el cartelito de sold out, cosa que es de agradecer en los tiempos que corren para todo, más incluso para la música en vivo.
Cigarrito de rigor y a coger sitio, porque aquello ya se intuía complicado. Era el primero de dos días de concierto de Lendakaris Muertos, antes de comenzar una fase de desintoxicación de los escenarios durante al menos un año, tal y como se anunciaba meses antes desde Los Amanece Producciones, su agencia de contratación y ese día el encargado de abrirles paso no era 
otro que Juan Abarca. A priori, no parecía una elección muy acorde con el cabeza de cartel, pero una vez en el meollo del asunto, nos dimos cuenta de que sí… que si bien el estilo musical de uno y de otros era totalmente diferente–más si cabe al ir el primero en formato acústico-, el denominador común del tratamiento de las letras de sus composiciones es igual de ácido, irónico y divertido, si se me permite decirlo.
Juan Abarca salta al escenario, dando el pistoletazo de salida a la fiesta, con Carencias, dejándonos ese ritmo de Valencia en la cabeza. Seguimos con un tema que habla de equivocaciones y que no podía llevar por título otro que Confusión, para continuar con Teazotan, uno de los dos temas que sonaron de su disco La caja de nada. Y tal y como cuenta la canción, a pesar de que estábamos preparados a pie de escenario, con la libreta y la estilográfica esperando la ocasión… no pudo ser… apuntamos muchas cosas en nuestra libreta, pero no… ninguna de ellas tenía que ver con las notas equivocadas de las que habla Juan en este tema… Habrá que estar al quite en la siguiente, por si acaso hay que azotar… A pesar de no haber cometido error alguno hasta ese momento, él seguía pidiendo auxilio, esta vez con el texto musicado Échame un capote, Truman, en el que pide consejo al escritor con motivo de la visita de su novia. Y así, entre risas y sin darnos siquiera cuenta, empezó a sonar Llurriligomí que con la pronunciación que tenemos en general en este país con el idioma anglosajón… de sobra sabremos que es una versión del tema los Kinks, You Really Got Me. No faltaron temas de Mamá Ladilla, como Melodías imposibles, ni tampoco de Engendro, que fueron las encargadas de poner cierre a la actuación de Juan Abarca. En este repertorio no podía faltar Misa Negra, La Bruja se avería, ni los mix Rey mix y Llorones mix, tema con el que Juan dio 
por finalizada su actuación, no sin antes darnos a conocer uno de los nuevos temas en los que se encuentra trabajando, tema del que no hace falta decir mucho más que su título, El cimerio de los Chichos. Gran actuación la de Juan Abarca sobre el escenario de Gruta77 una vez más… que nos dejaba un buen sabor de boca mientras quedábamos a la espera de que Lendakaris Muertos hiciesen de las suyas.
Con tan solo comenzar a sonar la Intro con la que Lendakaris Muertos irrumpirían en el escenario, el público estaba ya totalmente enloquecido. Ya he dicho antes que en la sala no cabía ni un alma más y la labor de encontrar entrada horas antes del concierto no era labor fácil para muchos, pero el hecho de estar en las primeras filas para no perder ripia de lo que iba a acontecer esa noche en Carabanchel, tampoco lo era. Nadie quería perderse detalle de la actuación, que empezó con una fuerza brutal con uno de sus himnos, Gora España. Ni qué decir tiene que ya desde el primer tema de la noche… tenían a la sala a su entera disposición. El segundo tema en caer, uno de su último disco, Crucificados por el Antisistema, en el que nos explicaban el por qué y el por qué no de estar en esto de la música. Que no, que no… que por la pasta no es… ni por el hecho de no madrugar… ¡Qué va! Ellos lo dicen claro… Estamos en ésto por las drogas… y ahí entre drogas y pogos mortales de necesidad, seguía la noche sin cambiar la temática… con un ritmo más que vertiginoso y Drogopropulsado, que nos dejaba la primera imagen de la noche en la que Aitor, vocalista de la banda, paseaba en volandas por los recovecos de la sala. Tras devolverle el público al escenario, ya nos imaginamos el tema que comenzaría a sonar, al ver un turbante en manos del 
cantante. Efectivamente, no había pérdida alguna y a ritmo de nuevos pogos y con una sala entregada al 100%, sonaba Cómeme la franja de Gaza. Seguían los pogos, seguía la fiesta, seguían ironía tras ironía, haciendo un repaso por los temas de más rabiosa actualidad que ocupan las portadas de nuestros periódicos y las titulares de nuestros telediarios, en este caso, con Marido y Mujerta. Pero tampoco se olvidaron de su colega El último Txakurra, tema en el que un espontáneo trató de subir a cantar, pero ya no le dio tiempo para cuando consiguió llegar al escenario. Y al grito-consejo de Aitor de no mezclar política con satanismo, llegaba Simpatía por el de Bildu, tema que sorprendió bastante, por la poca actividad del público a lo largo de la misma, que por otro lado se agradeció, al darnos un pequeño respiro. Y digo pequeño, porque nos duró bien poco. A medida que subía el precio del dinero, servidora se dejaba las espinillas aguantando pogos. Aitor mientras tanto, previo aviso de que eso había que ensayarlo, se nos presentaba en el escenario subido a los mástiles de guitarra y bajo para ofrecernos el quinto corte de su último disco, Una de rumanos engarzada con Nuklearrik Bai, para que el respetable terminase de patearnos los pocos órganos que a esas alturas de concierto nos quedaban todavía medio servibles… Llegaba el tema a dedicar a los héroes… esos Héroes de la clase obrera, tema en el que solo teníamos al batería de Lendakaris sobre el escenario, mientras el tema era coreado por la totalidad de la sala. Opiniones de todos los colores se barajaban entre el público… ¿La mía? La mejor manera de dedicar este tema a los que va dirigido… demostrando la misma ausencia que esos sindicatos tienen a la hora de luchar por lo que nos pertenece… Termina el tema y los Lendakaris siguen ausentes. Los asistentes se empiezan a impacientar, aunque sabíamos más que de sobra que a la noche todavía le quedaba mucho. Así pues, con varios espontáneos de nuevo sobre el escenario, la banda reaparece a ritmo de Besos Gaxtetxeros, Violencia en acción y Odio el fútbol, tres temas que acostumbran a unir en los conciertos. Y aquello efectivamente, era muy punky… los 
pogos eran muy heavies… cuando sonaba el tema en cuestión, una vez más. Aitor se acerba con el micro a las primeras filas y todos se agolpaban para poder llegar a cantar una décima de segundo. Menos mal que se marcaron el detalle de darnos alguna botellita de agua, para al menos no deshidratarnos, pero eso sí… margen de descanso el justo, que cuando nos quisimos dar cuenta, ya nos la estaban liando de nuevo al grito de ¡Ni sí, ni no, ni todo lo contrario! mientras Aitor, una vez más, rodaba por los suelos. No pasaron la oportunidad de contarnos que fueron Ikastoleros, algo que a juzgar por los coros de la sala… ya sabían todos los asistentes, que recibieron el tema al grito de “¡Grandes!”. Si hay algo difícil de hacer con respecto a la música de Lendakaris Muertos es decir que un tema u otro es uno de sus “clásicos”, pero en este caso… y tras ver como lo recibe la gente, concierto tras concierto, he de decir, que sí, que Oso panda es uno de esos temas que no deberían faltar en ninguno de sus bolos. Y por supuesto no faltó tampoco en Gruta77, en el penúltimo concierto de gira de los navarros. Y nuevo espontáneo sobre el escenario, cuando empezaban a sonar los primeros acordes de Arde París y nuestro amigo Nacho saltaba al escenario sin pensarlo dos veces. Le llegó el turno al segundo tema de la noche que no pareció triunfar mucho… del último disco… Que tiren la bomba. El caso es que la gente se cantaba el estribillo, pero no mostraban demasiado entusiasmo por el tema en cuestión. Quizá no era más que una manera de reservarse para lo que todavía nos quedaba por ver, por vivir y por sufrir… que los conciertos, además de disfrutarlos, algunos también los sufrimos… Y como ya dicen que no 
hay dos sin tres… llegó el tercer tema que parecía recibirse sin pena ni gloria, La hoz y el Martini, y con ello, la primera retirada de Lendakaris Muertos del escenario para dar paso, minutos después, a los bises. Unos bises en los que no podían faltar temas como Se habla español, ETA deja alguna discoteca o Veteranos de la Kale Borroka. Un broche de lujo, para una actuación que no lo era menos. Sin duda alguna, saben hacerse querer encima de los escenarios y saben que estaremos esperando ansiosos esa vuelta. Mientras la sala se iba vaciando, de manera más que lenta, las púas y las baquetas no se escatimaban por parte de la banda. Muy buen rato el que pasamos y un grato recuerdo el que nos llevamos. Hasta aquí la crónica de la noche… aunque ya os podéis imaginar que la fiesta no terminó ahí, ni mucho menos… ¡Hasta la próxima, Lendakaris!
- Robe Alonso
