Esta vez nos encontrábamos a las puertas de la sala Penélope para dar la bienvenida a Skatalites, quienes por su 50 aniversario nos regalaban esta velada. El grupo se presentaba con su más genuino sonido. Esta banda que apenas conserva miembros originales sigue conservando su esencia después de un lustro de trabajos y no ha dejado de llenar y agotar las entradas para todos los conciertos que ha convocado.
Se presenta la escena con un ya caldeado ambiente dispuesto a darlo todo. El disco de Madness que nos pincha el discjockey se hace interminable. La sala está abarrotada y quiere ver a los jamaicanos. El aire se iba terminando y en la Penélope no dejaba de entrar gente. Siguen pasando los minutos, las luces van haciendo de las suyas y producen más calor si cabe y de pronto, como siempre; rozando la desesperación; comienzan a subirse al escenario unos hombres con un plan...
Con una sonrisa gigante, se presentan a la sala con un comienzo a lo grande con Freedom Sound cargado de vientos y regalos improvisados. El sonido remonta a otra época: Ska por todos lados. Pussycat, James Bond, Latin goes ska... Notamos la ausencia de Kevin Batchelor, el trompetista. Y se ve que no sabemos por aquí bailar ska porque durante unos minutos un pogo excesivo se hace protagonista. Momentos frenéticos y solos gloriosos de guitarra que enloquecieron a los asistentes al auditorio. Por momentos se terminaba el oxígeno en la sala y cuando parecía estar ya enfocado el concierto asciende al escenario Doña Doreen Shaffer, también conocida como la reina del ska, quien suavizó la velada con su soul. Esta veterana nos mostró su grandioso carisma con un castellano divertido. Hola Madrid! Vistiendo con su simpatía las canciones que nos brindaba para darnos un recital de protagonismo con My boy lollipop como declaración de intenciones. Nice time, Simmer Down y Turn your lamp down low, y no termina el momentazo con esta diva del skasoul.
Se suceden las interpretaciones y se nos hace corto. Cuando parpadeamos la banda regresa a su parte instrumental y la reina del Ska se despide cordialmente de un agradecido público. El concierto comienza a terminarse cuando Lester Sterling se retira a un segundo plano mientras suena Phoenix city, para finalizar de manera contundente con el regalo Guns of Navarone coronando la actuación. De pronto se termina y ya. No nos hemos dado ni cuenta. Concierto breve pero contundente. Miramos a nuestro alrededor y no existe una cara que no esté sonriendo. Críticas como siempre al calor y al tamaño de la sala. Abarcar grupazos como estos exige un aforo mas grande y controlado. Repertorio clásico. Sonido bueno. Público agradecido. Nos quedamos con la banda, con Doreen y los solos de trompeta.