CRÍTICA ALBUM: Avalanch - Malefic Time: Apocalypse

Avalanch - Malefic Time: Apocalypse

1-Malefic time: Apocalypse 2-Baal 3-La Augur 4-Lost in Saint Patrick 5-In the name of God 6-New York stoner 7-Spread your wings 8-Marduk 9-Apocalyptic dream 10-Lilith 11-Voices from Hell 12-9th snake 13-Soum´s death

  • Avalanch
  • «Malefic Time: Apocalypse»
  • (Santo Grial)

Malefic time apocalypse” es el título del nuevo disco de Avalanch. Un proyecto ambicioso en todos los sentidos que logra nuevamente situar a la banda en una posición de cabeza dentro del panorama nacional. A estas alturas, cualquiera podría pensar que un grupo con tan dilatada trayectoria y responsable seguramente de haber facturado algunos de los mejores títulos dentro de la escena, no debería estar tentado por indagar en la búsqueda de nuevas formas musicales. No es así. Si de algo puede acusárseles a estos asturianos es de falta de conformismo y de tener una fe inquebrantable en sí mismos, lo cual probablemente propicie esa permanente inquietud musical que habita en ellos como en pocos grupos dentro de su órbita, lo que ineludiblemente les lleva al encuentro de nuevas posibilidades y espacios creativos. Avalanch vienen a demostrar con este nuevo trabajo que estancarse es con demasiada frecuencia el mejor camino para convertirse en un cadáver.

Contra esa posibilidad han facturado un disco no sólo nuevo sino sobre todo novedoso. Arriesgado pero tentador ya desde su presentación. Capaz de destilar confianza y pasión a propios y extraños, lo cual no es fácil, a menos que tu deseo esté por encima de las circunstancias, y el suyo parece estar muy por encima de ellas, incluso de las más adversas. Para ello se han aliado con uno de los mejores ilustradores ya no sólo del panorama nacional sino también internacional, Luis Royo, al menos con parte de su obra, aquella que fue creada por sus pinceles bajo el nombre de “Malefic”, para la cual Avalanch y en especial su principal valedor, Alberto Rionda parece haber erigido esta especie de banda sonora que busca recrear la imaginación, la magia y la fantasía del ilustrador trasladándola al lenguaje musical. Y lo hacen logrando una relación perfecta. De la comunión entre el comic y la música de calidad surge este valiente proyecto.

Y es que no sólo es valiente sino que también es sorprendente. Sorprende por ejemplo el hecho de que de forma original este lanzamiento sea interpretado en inglés, donde por otra parte Avalanch y en particular Ramón Lange, su vocalista, ya había hecho anteriores incursiones, aunque fuese “revisitando” temas originalmente interpretados en castellano. Quizá el intento de buscar una mayor proyección internacional para este nuevo trabajo les haya llevado a tomar esa decisión. Sin considerar errónea tal decisión, ni desmerecer el resultado último del disco, sí creo que el proyecto hubiese sido igual si no más atractivo de haber sido cantado en castellano. Veremos si en el futuro hay alguna posibilidad en dicho sentido. En todo caso nada ha de mermar la sobresaliente calificación que merece este álbum.

Las canciones de este “Malefic time apocalypse” deambulan con idéntica soltura por todos los imaginarios musicales que uno pueda esperar. Descubriendo incluso dentro de las mismas composiciones aquellos elementos más extremos junto a aquellos otros más íntimos y delicados. Combinar todos estos rasgos sin hacer que el resultado pierda atractivo sólo está al alcance de unos pocos y Avalanch están acostumbrados sobre todo en los últimos tiempos a asumir retos semejantes, y siempre obteniendo nota en su propósito. La canción que da título al disco es un buen ejemplo de cómo hacer conjugar en perfecto equilibrio la fuerza y la melodía, tanto en lo que corresponde a la labor vocal como a la instrumental. “Baal”, o “La Augur”, las siguientes dos canciones del disco, sin ser las únicas, beben también de esa astuta combinación, consiguiendo una evolución más que afirmativa. En unos casos son los estribillos más potentes los que suceden a las estrofas más melódicas, en otros ocurre al contrario, pero siempre unas y otras perfectamente integradas. La trepidante “Voices of hell” o sobre todo “Spread your wings”, con una base tradicionalmente power, deambulan por la misma senda, con una conjunción fabulosa entre teclados y guitarras. No faltan los espléndidos riffs de Alberto y Dany León que sirven para prestar una solidez y una contundencia únicas y de sobra reconocidas. “Lilith” es un buen ejemplo en ese sentido. Riffs que conviven perfectamente con los fraseos y los pasajes más dulces capaces de poder salir de una guitarra.

Un buen ejemplo de ello es “Lost in saint Patrick”, una de las piezas instrumentales más emotivas donde los teclados de Chez García, como en no pocos momentos, contribuyen a generar una deliciosa e imprescindible ambientación. Más adelante “Apocalyptic dream” otra de esas instrumentales supone una sucesión de inquietantes pasajes ambientales en las que deslumbra la pista de violonchelo. Aun habrá tiempo para dos piezas instrumentales, cuatro en total, “9th snake” y “Soum´s death” la cuarta y última de ellas que sirve para cerrar el disco y a buen seguro dotadas ambas de un sentido dentro de esta obra conceptual que parece tener un hilo comunicador propio.

En “In the name of God” es un buen ejemplo de lo que es Avalanch hoy, inmerso en sus tesituras más representativas combinadas con esos otros rasgos un tanto más novedosos y que caracterizan este último disco. En “New York stoner” descubrimos una aportación realmente interesante a manos de Tony Almont, quien aparece como invitado incorporando con su voz un atractivo aire soul en perfecta combinación con la voz de Ramón Lange. “Marduk” puede que sea uno de los más sorprendentes y musicalmente más extremos, cercanos al black, con ritmo trepidante y voces guturales a manos de otro invitado, Miguel Meses, amén de un intervalo más pausado.

Todo ello en conjunto, unido a su fabulosa presentación acompañada por las ilustraciones que firman Luis y Rómulo Royo nos lleva a decir que estamos ante una apuesta arriesgada pero soberbia. Plagada de emoción e intensidad, lo cual es por otro lado parte de la identidad de este grupo que ni se acomoda ni se contiene, pareciendo tener siempre la vista puesta en su próximo paso a dar. Si es verdad que el mundo es para los atrevidos ellos los son y por tanto merecen el mejor lugar dentro del mismo.

  • Emile Henry

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