Cuando sale un disco que esperas con ganas tienes tu ritual. Un ritual que te guardas para álbumes especiales, contados, esos que aguardas con ansias. Si encima es de uno de tus grupos favoritos recorres los pasos hasta con nervios. Viaje a la tienda, repasas la portada de arriba a abajo, vuelta en metro leyendo el libreto, saboreando las letras y poniéndoles mentalmente las primeras notas, inventando acordes. Entonces llegas a casa, buscas tu rincón, tu momento. Le das al play...

Y suena...

Desarraigo (7:38)

Una percusión con un ritmo brasileño abre el corte como introducción y poco a poco van entrando las guitarras con unos acordes que recuerdan a "No me calientes que me hundo", pero la similitud no va más allá de la intro. En seguida la canción coge un ritmo que recuerda a los cortes de "La ley innata", por sus cambios de ritmo y su melodía. La letra nos regala algunos versos que nos recuerdan lo bien que se le da al Robe tocar la fibra, pero en su linea general no llega a la media de sus escritos.

Mi espíritu imperecedero (5:43)

Con más de cinco minutos y medio es la canción más corta del disco, lo que da a entender que no se trata de un álbum al uso. Sus primeros acordes se parecen a "Stand By" con unos compases lentos. Después, por su estructura y por su producción creo que la canción recuerda al estilo de "Canciones prohibidas" o de "Yo, minoría absoluta", pero sin llegar al nivel de los clásicos presentes en esos discos. De este corte destacaría la letra, para mi la mejor del disco; también su ritmo bastante alegre y vital. Por otra parte, hacia el final de la canción se escuchan unas guitarras afiladas que rememoran composiciones añejas de Extremoduro, dejando un sabor agridulce.

Otra inútil canción para la paz (6:11)

Unos acordes de blues nos hacen definitivamente entender que este no es un disco convencional de Extremoduro, y eso que "Extremo" tiene sus propia definición de lo que es convencional. Si a eso le añadimos que a los seguidores del Robe decir blues les puede recordar "Luce la oscuridad", para mi la peor canción en toda su discografía, nos hace poner el tema en cuarentena. Pero no. Quizá porque siempre he tenido un punto blusero, o porque la producción va más acorde a este tipo de canción, o porque la letra parece ajustarse a la música como hecha a medida. Los coros también ayudan. Quizá sea simplemente porel saxo, con un solo magistral. No se si será por todo esto, por algo o por nada, pero me gusta.

Si te vas... (8:37)

Musicalmente es una canción muy suave, incluso blanda. La letra tampoco ayuda. Me parece bastante plana, por no decir simple; al menos simple para lo que el rey de Extremadura acostumbra. De no ser por su minutaje sería carne de radio-fórmula. Los instrumentos de cuerda y los teclados la hacen más soportable y los pequeños cambios de ritmo ayudan a pasar por sus ocho minutos y medio.

Tango suicida (8:08)

El primer sencillo del disco. Aunque cuando no hay vídeo, no hay gira y no hay ruedas de prensa podríamos decir que simplemente fue el adelanto. Otra canción diferente a todo lo anterior, en este caso probando con un nuevo estilo con aires de tango. Por primera vez en todo el disco se escuchan claramente compases que nos enseñan lo que este grupo era. Guitarras agudas, bajos contundentes, momentos de caos controlado. De nuevo el saxo hace presencia pero sin tomar protagonismo, todo con un aire transgresivo. En mi opinión, la letra nos deja algunas de las mejores frases del disco.

Calle esperanza s/n (7:03)

Una balada de rock (¿poprock?) clásica, acompañada de violines y más instrumentos de cuerda. La canción transcurre entre acordes tranquilos, con alguna leve subida de intensidad para los solos. Quizá la más alejada de todas a lo que Extremoduro ha venido haciendo hasta ahora. Tras escucharla varias veces todavía busco algo que me recuerde al Robe. Me gustaría saber que hubiera pensado él si en su primera etapa hubiera escuchado esta canción.

En total son seis temas para más de cuarenta y tres minutos. Eso hace que, de por sí, no se trate de un disco fácil de "entrar". Más bien, es de los que se aprecian más cuanto más lo escuchas. Un disco de los que resisten bien el paso del tiempo. La producción y la post-producción son bastante notables con muchos instrumentos y matices, llegando a ser sobrecargadas por momentos. Esto tampoco ayuda a asimilarlo rápidamente. Alguna canción más básica (bajo, guitarras y batería) hubiera ayudado a hacerlo más accesible.

A su favor decir que cada nueva escucha se van encontrando distintos matices, instrumentos... que antes se habían pasado por alto. Cada una de las canciones tiene su propio estilo, sin haber un hilo conductor entre ellas. Aún así, creo se puede considerar que el disco suena compacto y este es otro mérito de la producción. En lo negativo decir que, a mi particularmente, me parece que ninguna de las canciones llegará a ser considerada uno de los himnos de la banda. Ni por su composición, ni mucho menos por sus letras, que salvo contadas frases repartidas por versos sueltos me parecen muy lejanas a lo que Roberto Iniesta escribía antes. No digo que me parezcan temas malos, no me lo parecen. Muchos grupos matarían por hacer canciones así, incluso me atrevo a decir que si en la portada no pusiera Extremoduro, lo vería de otra manera. Pero de Robe y Uoho se espera algo más. En algunos momentos me da la sensación de escuchar una recopilación de descartes. La banda nos tiene acostumbrados a incluir algunos cortes diferentes en sus discos, en este caso han hecho un disco con cortes diferentes; fuera de su estilo habitual. Otra discusión sería si este es el nuevo estilo del grupo, que se dejaba entrever en "Yo, minoría absoluta" y se confirmo con "La ley innata". Yo me inclino a pensar que si, que estamos ante una nueva época del grupo; que no tiene nada que ver con sus inicios, ni con su época de mayor fama. Han dado otra evolución y caminan por senderos diferentes a antaño.