- 18-01-2013
1-La nave de los locos 2-El mundo necesita hombres objeto 3-Contento 4-Muñecas rusas 5-Paseo solo 6-Mi bella ayudante en mallas 7-De vez en cuando y para siempre 8-Planeta Rock 9-Luna sobre Montjuïc 10-Canción de despedida
- Loquillo
- «La nave de los locos»
- Octubre de 2012
- (DRO)
Nuevo disco de Loquillo ¡Con letras de Sabino Méndez! Este titular en 1990 hubiera ocupado páginas en periódicos de tirada general y minutos de televisión. Hoy, más de veinte años después de la salida de Sabino de los Trogloditas todo parece haber cambiado. Por una parte, Loquillo y los trogloditas hace años que ya no existen. Ahora “Loquillo” abarca al artista y a sus músicos. Su sonido se ha suavizado, adaptándose a la perdida de voz del cantante. También ha ganado en trascendencia, en empaque, es más maduro. Si bien el anterior disco “Su nombre era el de todas las mujeres” no fue especialmente bien recibido, su predecesor “Balmoral” obtuvo unas críticas inmejorables. De Sabino poco se ha sabido en este tiempo. Un disco en 1996, “El día que murió Marcello Mastroianni”, algún devaneo con la política y poco más.
Si he de describir mis emociones con este disco (de esto es de lo que se tratan las críticas) mi primer pensamiento fue “De puta madre, El Loco con Sabino otra vez” y empecé a escuchar en mi cabeza las canciones que grabaron juntos en sus inicios. Cadillac solitario, La mataré, Rock suave, Rock & roll Star… Después de la euforia inicial me invadió el pesimismo “Si de Sabino no se ha sabido nada en este tiempo, por algo será. Vete a saber que Mierda sale de un disco de retales”. Y es que, aunque tengo a Sabino por el mejor compositor de su época, tras tanto tiempo desaparecido se me hacía difícil esperar algo bueno.
El disco lo abre La nave de los locos (Sin novedad en el paraíso) un tema rescatado del disco de Sabino con los Montaña. Suena a rock maduro y trabajado, muy en la línea del Loquillo actual, aunque algún verso chirría un poco.
El mundo necesita hombres objeto tiene peor título que el que la canción se merece. Quizá sea el mejor corte del disco, riffs “troglodísticos” letra de Sabino 100% y Loquillo muy bien a la voz, acompañado por un estribillo pegadizo. Una joya.
Una letra positiva como pocas y unas guitarras algo suaves son la perfecta excusa para que Contento sea el single del disco. Cierra un trío de canciones que hacen pensar que el disco vale mucho la pena.
Muñecas rusas baja un pelín el nivel, se acerca más al rock-suave-casi-pop de los trogloditas en la época del Feo, fuerte y Formal.
Paseo solo y Mi bella ayudante en mallas son temas del estilo Balmoral, encajarían perfectamente en este disco. Dos medio tiempos que nos acercan al José María Sanz más crooner y menos loquillo.
De vez en cuando y para siempre vuelve a acelerar el ritmo, en una de esas letras con las que Loquillo se explaya y se muestra trascendente en cada verso. Una guitarra suave pero aguda se abre paso para convertirse en la segunda protagonista del corte.
Planeta Rock es el segundo tema rescatado del disco de Sabino y es uno de las grandes de este. Tenemos de regreso al Sabino más oscuro, al que nos enseñaba el lado menos amable de la vida en sus canciones y sin darnos cuenta las cantábamos como si fueran felices, embriagados por frases pegadizas y ritmos atrayentes.
Las guitarras se esconden en la intro de Luna sobre Montjuïc donde la voz del Loco vuelve a ganar protagonismo para cantarle a un amor del pasado con una melancolía que recuerda a la edad de oro.
El disco lo cierra Canción de despedida una buena letra para una canción demasiado popera y en la que la colaboración de Mikel Erentxun se hace insustancial.
En resumen, si esperas un disco de Loquillo y los trogloditas en su versión ochentera ni se te ocurra escuchar el disco, ni una sola vez. Busca tu vinilo del “A por ellos…”, ponlo en el tocadiscos y disfruta. No pierdas ni un segundo en oír este.
Si por el contrario, ya eres consciente que esa época pasó hace 20 años, has aprendido a oír al Loco más pausado y reposado este disco te encantará. Buenos temas, buenas letras y un sabor añejo que gusta. No digo que los temas suenen a viejo, sino que tienen ese toque especial que el gigante del Clot les da. Una de mis preocupaciones era que siendo canciones que fueron compuestas muy separadas en el tiempo, esto se viera reflejado en el disco. Para nada, suena igual de bien que si vinieran juntas del mismo local de ensayo.