Tenemos ante nosotros el segundo disco de los madrileños Tao Te Kin. Es un trabajo de rock progresivo bastante complejo y que no es fácil asimilar en una primera escucha. Como es norma en este estilo de rock, hay una prevalencia por las formas, por la complejidad a la hora de componer, y por una búsqueda que en muchos casos podría catalogarse de experimental, combinando diferentes melodías, ritmos y afinaciones dentro de una misma canción, y lo mismo sucede con las letras, muy elaboradas, cargadas de lirismo y que se salen del lenguaje cotidiano. Hay en el disco una constante utilización de múltiples arreglos, muy bien ejecutados, permitiendo el paso del sonido distorsionado al más limpio con fluidez, con un amplio catálogo de instrumentos de acompañamiento y colaboraciones que le dan una personalidad propia.

Da la sensación en todo momento que las canciones parecen inacabadas, como si en un momento decidiesen que unos temas fueran más simples, como sucede en Arjé y otros más complejos, como Cíclope, pero no deja de ser un recurso estilístico, uno más dentro del carácter experimental, que te lleva a prestar atención al tema que en esos momentos escuches, permitiéndote ahondar en la complejidad de su trabajo y puedas absorberlo con más facilidad, y no dejándolo pasar de largo, sensación que probablemente te de en la primera sesión.

Cada canción del disco es un mundo, que tendría que escucharse de manera independiente, si no formasen parte de un sólo disco. Tienen un rumbo propio y su personalidad, se utilizan recursos únicos, con sus arreglos, que no vuelven a aparecer en el resto de la obra, como pueden ser las palmas flamentas de Los que mienten, o el pasaje de declamación de Del latir en flor. De este modo estás en permanente alerta preguntándote qué es lo que habrán preparado para el siguiente tema.

Es un disco tan personal, tan experimental, que todo aquel que lo escuche encontrará algo que le atraiga y algo que, sin duda, rechazará. Se nota que es un trabajo escrito y compuesto porque es lo que querían hacer Tao Te Kin, alejándose de cualquier convención musical, como si nos dijesen, esto es lo que nos gusta, y se te gusta, bien, y si no, tranquilo que seguiremos haciéndolo.