Qué fortuna la mía. Me enfrento a una de las últimas reseñas del año, una que por diversas circunstancias quedó pendiente, y es ahora, al retomar la escucha del GAME OVER de los Gérmenes, otra y otra más, cuando asumo que estoy ante uno de los pocos capítulos que sobrevivirán al 2013 en lo musical.

La verdad, tampoco me sorprende. El camino que iniciaron los sevillanos desde el punk rock de ¡A Jhierro! (1997) o el sobresaliente ¡Dejharme viví! (1999) se convirtió, tras el salto al vacío de Mar etílico (2003) en un trayecto de aprendizaje y experimentación cautivador, cuyo bagaje se ve y, sobre todo, se disfruta mucho en su nuevo trabajo. Las primeras reacciones tras su publicación a las puertas del mes de febrero hablaban de una vuelta a sus orígenes, pero se me antoja más una revisión del punk rock de partida y la consecución de una meta: el autentico sonido Gérmenes.

El compacto navega entre las guitarras afiladas (Agarrar la vida, La suerte), melodías vitales (Igual de mal, Huele), algunos medios tiempos intensos y bien trabajados (No pudo ser), un buen catálogo de colaboraciones (Juankar Boikot, Rafa y Lolo Herejes, Vikingo M.D. y Distorsión Morales Narcos, Txus Disidencia...) y, como no, la boca siempre bien abierta y nunca ajena a la realidad y a la crítica social (Culpabilidad). Habla también de un mundo amargo, sangriento, sucio, oscuro y canalla; un universo que escupe y vomita, que grita, que no admite culpabilidad, que huele y que simula un juego parecido al que refleja su portada, por mucho que la partida no acabe nunca.

No podría terminar esta reseña sin agradecer su esfuerzo a los particulares que con una aportación de 10€ en adelante hicieron posible que el resto disfrutemos de este discazo -fue financiado a través de una campaña de crowdfunding-. Qué necesarios sois en estos tiempos y lo poco que se os corresponde.

Que lo disfruten de principio a fin, no tiene desperdicio.