CRÍTICA ALBUM: Rat-Zinger - Crónicas de la destrucción

Rat-Zinger - Crónicas de la destrucción

1-Dicen ke soy 2-Odio tu puta nación 3-Apártate 4-9 mm 5-Soy un kalashnikov 6-Envenéname 7-Narkosanto 8-Balas y ruido 9-Dios salve al rey 10-Extiende el síndrome 11-Atrapados en el destructor 12-Dentro de ti 13-Border line

  • Rat-Zinger
  • «Crónicas de la destrucción»
  • (Mauka)

Crónicas de la destrucción es el título elegido para el segundo trabajo discográfico de Rat-Zinger (¡Ojo! No confundir con los chilenos Ratzinger, que estos vienen del Basque Country…), salido del horno hace pocas semanas. Si ya nos sorprendieron gratamente con sus Cartas desde el Vaticano, qué decir de lo que os vais a encontrar en este nuevo trabajo… El disco, grabado en Kobaestudio, en Bilbao a manos de Xanpe Ruko –batería de la banda-, cuenta con las colaboraciones de Unai Mitosia, Iñaki Six (BC Bombs), Mikel Mortis y Fernando Sapo (El corazón del sapo) y la portada del mismo -a mi juicio más que acorde no solo con el nombre elegido para el disco, sino también con el de la propia banda- es obra de Ander Sarabia. El disco está dedicado a la memoria de Aitor “Aitor” Zabala, Imanol Ortiz Aurrekoetxea, Javier Txapela e Iñigo Cabacas, y dicho esto, ¡Al meollo!

Dicen que soy es el single que nos adelantaban semanas antes de la salida oficial del disco, del que hemos tenido ocasión además de ver el videoclip. Una muestra más que fiable de los doce capítulos restantes de los que se componen estas crónicas. Los hijos bastardos del Papa de Roma parece que han salido contestatarios o incorregibles incluso, como calificarían algunos. Normal… Es lo que tiene cuando le dicen a uno que es un animal, un bicho raro, un hijo de puta, un maniquí, un anormal… Acaba por darte lo mismo ocho que ochenta y así nos entran luego las ganas de aniquilar al personal, ganas que van en aumento escuchando este trabajo. Y si en el tema que abre el disco les tachaban de raros… imaginad sus caras cuando llegamos al segundo corte… Odio tu puta nación. Normal… si es que no es para menos… nos quieren hacer tragar por activa y por pasiva, nos engañan, nos manejan –o eso creen…- y quieren hacer de nosotros ciudadanos ejemplares, por lo visto, a su imagen y semejanza, como dijo aquel en su día… Y ante esto ¿Qué nos queda? Hacer caso a estos señores y correr hacia otro lado, huir, escapar. Y dejarles claro hasta que se enteren de una vez por todas, que no vamos a convertirnos en lo que ellos quieren convertirnos; que no vamos a ser como ellos creen que debemos ser. Que nos dejen en paz, que bastantes corderitos tienen ya en sus filas, que para eso se les llena la boca diciendo luego que son mayoría… Y como si de un anexo a este tema se tratase, nos llega el tercer tema del disco, Apártate. Suponemos que con la única intención de calmar los ánimos tras los dos temas anteriores, éste comienza dándole un poquito de tregua a nuestra patata, algo más lento. Pero como era de esperar… se acelera casi al instante con un ritmo más que pegadizo y unas letras que se quedan grabadas a fuego, como […] De ellos aprendí a no tener respeto […] o […] Y ya no hay nada que me quite el sueño; debe ser por eso que no duermo hace tiempo […]. A medida que el plástico va avanzando tema tras tema, la rabia se va apoderando de nosotros. Ellos lo saben y parecen ser conscientes de ello con la elección del orden de las canciones que componen estas Crónicas de la destrucción… ¿Qué hacer cuando a uno le desborda la rabia? Le entran ganas de armarse hasta los dientes y salir a la calle cual justiciero… así que los Rat-Zinger, conscientes de ello como comentaba, deciden que el siguiente tema, el cuarto de este segundo trabajo, sea 9 mm. Lo primero que hay que hacer con un arma en la mano, es asegurarse de que esté cargada. Quizá por eso, ese sonido es el primero que se escucha en este tema, tras el cual, comienza la guitarra a hacer de las suyas. Según comienza el tema, la letra parece 100% aplicable a ese estamento llamado Iglesia, pero si ahondamos un poco en lo que nos van diciendo, podríamos aplicarlo perfectamente a cualquier otro estamento, individuo o espécimen que pretenda venir a jodernos la vida… Nada que no pueda solucionarse con un par de […] agujeros de bala de 9 mm […]. Y tan rápidos como cada uno de los pasajes que forman estas crónicas, sin podernos quitar de la cabeza ese pegadizo […] nueve, nueve milímetros, nueve […], nos topamos con un nuevo cañonazo, nunca mejor dicho. Deberíamos saber que las cosas no son siempre como uno quiere, que no por el mero hecho de desear algo optas a conseguirlo, que la vida no es así de fácil como nos la pintan en los cuentos de principitos y princesitas. Pero si cuando uno tiene un deseo, se queda tan cerca de conseguirlo como el protagonista de Soy un kalashnikov… oye… ni tan mal, ¿Eh? Querer ser una magnum y quedarse en kalashnikov no está nada mal. Pero claro está que tener aspiraciones más altas está todavía mejor y si yo pudiera elegir, también querría ser algo mejor, algo así como […] el corazón de la bomba atómica […]. En estos tiempos que corren, en los que juegan con nosotros como si fuésemos simples muñecos, simples marionetas, ya lo dicen bien claro estos señores, […] ¿Qué mejor juego que ser arma de fuego? […] ¡Ay, señor, señor! ¡Cuánto mejor nos iría su supiésemos escoger bien nuestros juegos!

Y para relajar un poquito el ambiente, el sexto tema del disco, Envenéname parece llevarnos a una escena totalmente diferente de las anteriores. No solo por el título, sino por frases como […] veneno en mi sangre […], […] hiel con sabor a miel […] o […] besando a la muerte, acariciándola […], éste tema nos lleva a imaginar una vida en la que toman protagonismo las sustancias prohibidas. Y hablando de sustancias prohibidas, ¿Qué pasaría si las mezclásemos con “lo sagrado”? Pues qué bien podríamos obtener un tema como el séptimo corte de este disco, Narkosanto, en el que se hace mención de la peculiar manera que tienen algunos para hacer cumplir sus leyes, una imagen de una sociedad decapitada y desmembrada, como consecuencia de […] la ley de un país sin Estado […]. Y con esa ley de un país sin Estado, a seguir pegando tiros con el siguiente tema, Balas y ruido. Un tema en el que se deja claro que la música no es solo eso. La música es un estado de ánimo, es una forma de expresar lo que cada uno lleva dentro. […] No es solo Rock’N’Roll, son gritos de dolor, ecos de la destrucción […]. La música, como ellos bien describen, no es solo una canción, es algo más, es actitud. Una actitud que igual hay sectores musicales que no llegan a entender cuando solo ven billetes en ella, sector para el que por supuesto, no falta dedicatoria. Y hablando de dedicatorias, una para nuestro monarca, con ese Dios salve al rey. Aunque no está de más decir, que lo de llamarlo dedicatoria, ha sido solo por llamarlo de algún modo, porque eso de mezclar a nuestro querido Juancar en una canción que habla de guillotinas que alimentan la sed de la multitud, más que una dedicatoria parece un… bueno, bueno… dejémoslo ahí…

Y si antes decíamos que el orden de los temas en este disco era algo bastante acertado, en cuanto al nexo de unión entre los títulos de los temas, como negarlo sabiendo que tras ese Dios salve al rey nos encontramos con otro que se viene llamando Extiende el síndrome. ¿Querrán decirnos algo con este orden…? Ya nos lo contarán en alguna ocasión, ya… Tras la escucha de este tema comprobamos que no, que no habla de los descendientes de nadie, sino de algo totalmente diferente. No puede uno ser tan mal pensado. Estos chicos no iban por ahí… ¡ACABáramos! Este tema es un fiel reflejo del día a día de unos curritos honrados que se dejan la piel de sol a sol, velando por nuestra seguridad, algo que queda más que demostrado en el principio del tema, cuando escuchamos una conversación por radio en la queda clara la preocupación de estos señores por el ciudadano, que dice así : […] A palo limpio –cambio- […], […] si hay gente, a por ellos –cambio- […], […] ¡Vamos a por ellos! […]. Y así es como comienza este tema, previo sonido de sirenas de policía para ambientarnos un poco en la escena del crimen. Este tema, es el único del disco que no han compuesto Rat-Zinger, sino que para ello han contado con la colaboración de Juampa –Sucio Sistema, Allnighters Club- y sea quizá esa la razón por la que nos suene algo más hardrockera al principio, estilo al que no nos tienen muy acostumbrados estos chicos. A lo que si nos tienen acostumbrados es a esas letras cargadas y bien cargadas de lo que cada uno quiera utilizar como munición, algo que por supuesto no iba a faltar en este tema, que bien podría llamarse Diario de cualquier manifestación. Seguimos con estas Crónicas de la destrucción que tan amenas se nos están haciendo y tan entretenidos nos tienen, que no hemos reparado en que el desenlace de las mismas está tocando a su fin. Nos encontramos ahora con Atrapados en el destructor, que nos describe una situación que podríamos entender de mil maneras. A mi entender, ese destructor del que nos hablan, bien podría ser la sociedad en la que nos encontramos inmersos, en la que los juegos de unos pocos nos llevan a hacer equilibrios sobre cables de alta tensión, esa tensión a la que nos tienen sometidos; esa sociedad que nos acerca cada día más a ese juego de […] ruleta rusa con seis balas en el tambor […]; que nos empuja a ese salto al vacío, con apretar tan solo el botón del detonador; ese botón, que irónicamente está en sus manos y no en las nuestras. Una vez más el mismo sentimiento. Una vez más, ¡¡Odio!!, tal y como comienza diciendo el penúltimo corte del disco, que lleva por nombre Dentro de ti. Odio por querer hacer de ti un número más, odio por querer convertirte en una máquina, odio por recibir otro trato por el mero hecho de no ser como ellos. Y cargados de odio, como no podía ser de otra manera, llegamos al último capítulo que compone estas Crónicas de la destrucción, que lleva por título Border line y con el que no voy a volver a hacer ninguna similitud o comparación, porque ésta no tiene ninguna gana de terminar en la trena por unas pequeñas reflexiones, así que hasta aquí mi calificación de este impecable segundo trabajo de los hijos bastardos del Papa de Roma…

  • Olga Alonso

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