Podríamos decir, como hizo en su día Migthy Sam McClain, que hay un nuevo hombre en la ciudad, pero no se ajustaría a la realidad. Lo que sí hay es nuevo grupo, y se llaman Trasteando. Su primer trabajo, Cara a cara, acaba de ver la luz, y ha sido grabado, mezclado y masterizado por Oscar David en los estudios Axtudio de Barcelona. Siete cortes de rock urbano con pinceladas heavy que sirven para establecer un buen punto de partida.

Cara a cara arranca con Aún quedan barricadas, en la que colabora Carmen Martínez (High Times y Kinky Coo coo’s) a la trompeta. El tema es un compendio de todo lo que encontraremos en el disco: ritmos bailables, sonidos rockeros y líneas de guitarra tirando a clásicas. El primer corte pone su foco en los héroes del día a día, un canto a la esperanza para que sigan luchando, porque sobran los motivos. Le sigue Sin mí, la única canción romántica que podemos encontrar a lo largo de los 29 minutos de dura el disco. El quinteto propone que ante el hastío de una vida compartida que no va a ningún lugar, lo mejor es la ruptura; no es necesario jugar a ser lo que no se es. Las princesas siempre serán princesas. Como punto negativo, quizá se aprecie cierto exceso de edulcorante para el siglo XXI, con los trovadores y la memoria, los poetas y las bellas princesas. Como punto positivo, los solos de guitarra, una tónica constante en todas las composiciones.

El tercer tema, La compañía de las moscas, cuenta con Pili Sánchez (Pan de higo) e Isra (Sin sentido), ambos en las voces. La primera dota de profundidad al tema, modulando en todo momento la voz; el segundo aporta un matiz más rasgado y crudo. Trata sobre la soledad de la gente mayor, poco menos que abandonada a su suerte, o a su muerte. Tal como sucede con las voces, cada una en un extremo estilístico, la melodía también se duplica, ya que ofrece tramos en los que se deja llevar por la rabia y tramos en los que domina la tristeza y el desazón. El tema más animado del LP es Será mejor, un liviano rock and roll que huele mucho a directo y a con esto cierro mi actuación. Tema de compadreo, energía y con un estribillo muy de sexo, drogas y rock and roll (y nunca mejor dicho).

El grupo cambia de tercio radicalmente y se pone serio con El dolor de la guerra, composición íntegra en catalán que apela a las familias descompuestas por la marcha, sin regreso, de seres queridos hacia la guerra. Obligados a partir, muchos duermen en el limbo terrenal. En ella se puede disfrutar de la dulce voz de Gemma y del solemne violín de Fernando Meiga (Drink Hunters). La misma temática perdura en La memoria de las piedras, donde Trasteando aboga por la memoria histórica para que no se repitan los hechos. Es el tema más explícito en lo instrumental, dado que la batería se hace rocosa a principio y final del tema y destacan los solos de guitarra de minuto y medio a mitad de tema. Por su parte, Sergi, en cantante, ofrece un matiz más gutural de su voz. El compacto echa el cierre con De madrugada, en la que se alza el tedio vital y la desgana. Mención especial a cómo se concatenan los versos en el estribillo, con la ayuda de los coros.

Sergio, Cristian, Eric, Miguel y Pau ofrecen una buena primera piedra de toque, canciones de larga duración que, eso sí, requieren de varias escuchas por sus abruptas composiciones. La banda gusta de los juegos a las guitarras, pero también abusa de algún que otro fraseo un tanto forzado.