Segundo trabajo de la banda salmantina, que nos presenta un disco conceptual acerca de un posible fin del mundo a manos de la humanidad, algo que no parece muy descabellado viendo las noticias que hay cada día.

El estilo del grupo es un metal potente, con influencias de death, thrash y otros géneros cañeros y diabólicos que nos gustan.

El disco tiene un sonido bastante oscuro e inquietante, con temas de muy diferente estilo entre ellos, lo que enriquece al grupo, pero todos ellos con una buena instrumentación y al frente una voz femenina que sabe cuando ser aguda para clavarse en tu corazón y cuando ser más melódica.

Los primeros temas que destacaría, thrash metal puro, son Nuclear swarm e Intensity, unos trallazos tremendos, con una base rítmica increíble y un baterista demoledor, sonando al thrash añejo de los ochenta, género que vuelve a repuntar en estos días.

En los temas Blood without tears, First the fist y My dark soul cambian totalmente de estilo, el ritmo se ralentiza, los instrumentos suenan densos y distorsionados, con un estilo mas death y doom, destacando la última de ellas, sin duda la más lenta, con una voz acongojante, que te mete el miedo en el cuerpo. Un gran tema.

Sentence to the World es una instrumental a mitad del disco que parece que intenta separarlo en dos partes, dándonos un respiro antes de volver a la carga.

Los siguientes temas siguen el buen hacer, destacando Divided o Thrashed como los mas cañeros y The lonely path en la parte mas doom, el tema más largo y rico en melodías y cambios de ritmo y de voz.

Un buen disco para amantes del metal fuerte y del death y doom, en el que la banda ha crecido respecto a su álbum de debut y nos muestra claramente por donde quiere ir su sonido y sus composiciones, esperando a atraparte con su música densa y oscura.