Por tercer año consecutivo ya, y una vez más el primer sábado de febrero, teníamos una cita ineludible en la localidad de Tobarra, uno de los ya clásicos puntos de encuentro de la masa festivalera, para asistir a la Fiesta Presentación del Aúpa Lumbreiras, el cual se celebrará los días 23 y 24 de septiembre. Tras un férreo y, por qué no decirlo, excesivo control de la Guardia Civil, en el que pocos rincones de los coches desplazados les quedarían por registrar, llegamos a la plaza de toros tobarreña, en cuyas inmediaciones se respiraba el habitual ambiente de este tipo de eventos.
Con todavía poco público en el interior del recinto, fueron los asturianos Escuela de Odio los encargados de inaugurar la tarde-noche de conciertos, a eso de las 17.20 horas. Con un hardcore rompedor, pero bastante deslucido por el mal sonido, nos repasaron durante una hora su habitual repertorio, con temas como “Una vida marcada”, “Los de siempre”, “Hablan las calles”, “Y si no hay viento habrá que remar”, “Alerta Felguera”, “Canciu de llucha” o “Asturias arde”, con la que dieron por finalizado el bolo. Con un Pirri dándolo todo, como siempre, el público respondió al grupo con mucho ánimo en todas las canciones.
Los siguientes en salir a escena fueron los granadinos Hora Zulú, con su mezcla explosiva de metal, hip-hop, rock y flamenco, que tan buenos resultados les ha dado desde que iniciaran su andadura allá por el año 2000. Con ya bastante más afluencia de gente, “Que baje un rayo y me parta” fue el tema con el que empezaron la actuación. Basando la mayor parte del repertorio en su primer y más exitoso disco, “Me duele la boca de decirlo”, también hubo lugar para repasar el resto de su discografía, con canciones como “Camarada”, “Tanto que perdí”, “Toma y obliga” o “Con mi condena”. Para finalizar, dos de sus canciones más coreadas: “Andaluz de nacimiento” y “A ver si me entiendes”. Grandes Aitor Velázquez y los suyos, mención especial para el genial Paco Luque a la guitarra.
Eran ya casi las 8 de la tarde cuando aparecía en el escenario el peculiar Manolo Kabezabolo. Con una apuesta musical muy discutida, llena de ritmos fáciles y pegadizos, pero con una legión de seguidores que ya quisieran para sí muchos grupos, nos ofreció uno a uno sus himnos más aclamados, como “Véndemelo” o “Spiz amarillo”. Con él, la banda que le acompaña desde el año pasado, Los Ke No Dan Pie Kon Bolo, quizá una de las mejores con las que ha contado Manolo. Fiesta y diversión era lo que pedía la gente, y en ese sentido creo que hubo satisfacción generalizada.
Llegábamos al ecuador del evento de la mano de los madrileños Envidia Kotxina, unos clásicos del Lumbreiras, que además ya estuvieron en la fiesta del año pasado. Todo esto se va notando, porque año a año vamos observando que cada vez cuentan con más seguidores. “Mis pesadillas” fue la canción con la que arrancaron el concierto. Con los “kotxinos” muy entregados, pero con un sonido que no les acompañaba, dieron cuenta de habituales de su repertorio, como “Alimañas”, “El país de Alicia”, “Con y contra quién”, “Deskiziao”, “Un madero, mil lapiceros”, “Historias en blanco y negro” o “Kampos de exterminio”, dejando para el final uno de sus mayores clásicos, “Ay-untamiento”, muy aclamada por la gente.
A eso de las 22.30 llegaba uno de los platos fuertes de la noche, los vitorianos Segismundo Toxicómano, los cuales también repetían presencia en la cubierta por segundo año consecutivo. Con el directazo de punk-rock que acostumbran, aunque sin ser ni mucho menos su mejor noche, empezaron a mover a la gente desde los primeros compases de “Apunta”. Dando preferencia a los temas de su último disco, “Una bala”, no faltaron los clásicos imprescindibles de la banda, como “12 años”, “Odio”, “Podredumbre”, “Mi vida” o “Realidad”, incluso para canciones no tan fijas en el set-list, como “Por ti”. En todas y cada una de ellas con Placi desbordando energía encima del escenario, con frontmans así la verdad es que da gusto. Como toque final, “Las drogas”, una de las canciones más esperadas por la gente.
Tras Segis, turno para Gatillazo, con el mítico Evaristo Páramos de La Polla Records a la cabeza. Algunos dicen que ya no es lo que era antes, pero lo cierto es que por los{pic5] motivos que sean sigue contando con una repercusión envidiable en este tipo de citas. Con el recinto a reventar, y con un Evaristo incombustible, una vez más, encima del escenario, aparte de una banda con cada vez más tablas, dieron buena cuenta de su último disco, “Sex Pastels”, sin faltar, por supuesto, temas de su homónimo primer larga duración, como “OK Portal”, “Fosa común” y “SSegurataSS BlindaoSS”; o “La gran engañada” y “Pijos powers”, del “Dianas legales”. Todas ellas en la hora y media que duró el bolo, para delicia de sus seguidores, y empalago de sus no tan seguidores, que esperaban como agua de mayo el concierto de Narco.
Y es que los sevillanos fueron sin duda los grandes triunfadores de la noche. Quizá todo les salió sobre ruedas, porque aparte contaron con el mejor sonido de todos los grupos, aunque esto no era nada difícil en vista de lo acontecido con anterioridad. A eso de las 2 de la madrugada, salieron a escena para descargar su directo, desgranando muchos de los temas de su “Alita de mosca”. Los más aclamados, posiblemente”, “Soy el narco” y “Son ellos”. El mayor auge del concierto se vivió con “Tu dios de madera”, uno de los himnos más aclamados, por no decir el que más, de la banda. Con Distorsión Morales en uno de los conciertos que más entonado le hemos visto y con un Vikingo en plena forma, que acabó incluso lanzándose al público, la banda empleó de la mejor forma que saben el extenso tiempo para tocar que les otorgó la organización: arrollando sobre el escenario como una apisonadora. Para poner la guinda al concierto, “La puta policía”, habitual ya en sus cierres de concierto.
Y así llegó el punto y final a tan intenso día de conciertos. Buena organización y excelente asistencia en Tobarra. El punto negativo, como ya hemos comentado, la deficiente acústica del recinto, aunque esto ya es un clásico y quizá nos debamos acostumbrar. Nos vemos en el festival grande. ¡Aúpa Lumbreiras!
- Esther Teching