Llegó 2011 y con él la ruta festivalera de todos los años. Si bien el primer festival como tal suele ser el Gazpatxo Rock en Ayora, este 8 de enero nos desplazamos a la sala Gossip de Vila-real, donde tuvo lugar la fiesta conmemorativa por el primer aniversario del cierre de la Salatal, una de las salas que con más cariño recordamos en la Comunidad Valenciana.
Llegó 2011 y con él la ruta festivalera de todos los años. Si bien el primer festival como tal suele ser el Gazpatxo Rock en Ayora, este 8 de enero nos desplazamos a la sala Gossip de Vila-real, donde tuvo lugar la fiesta conmemorativa por el primer aniversario del cierre de la Salatal, una de las salas que con más cariño recordamos en la Comunidad Valenciana.
Con una agradable temperatura exterior para las fechas que corren, fueron los valencianos Kólico los encargados de inaugurar el evento a eso de las 8 de la tarde. Los de Benicalap llegaban para presentarnos su reciente disco, “Hay algo grande en no ser nada”, dándonos buena muestra de su potencial en una hora cargada de punk-rock. Comenzó el show con “After lobotomy” y, alternándolos con, principalmente, temas de su anterior trabajo, “Cosas que hacer en Benikalap”, nos fueron desgranando muchos de los nuevos temas, destacando “Un trato justo”, “¿Y si mañana me muero?”, “Fuego” y “En el culo del mundo”. Para cerrar, “Punkrock”, de la cual pocos dudan ya que se trata del principal himno de la banda.
Más tarde llegaba el turno de Transfer, ya con una mayor afluencia de público. Con el “Cicatrices, 8 46025” ya asentado, e intercalándolo con temas clásicos de la banda, como “Sin contrato”, “Pajarillo”, “Borracho”, “La buena cara” o “Falsos dioses”, nos sirvieron
una hora de rocanrol en la que no les faltó el apoyo de sus seguidores más incondicionales. Quizá el set-list no fue del agrado general de los asistentes, pero hay que entender lo complicado que resulta contentar a todos con ocho discos de estudio a las espaldas y sólo una hora para defender los temas.
La tercera actuación de la noche llegó a cargo del punk combativo de Ni Por Favor Ni Ostias. Los de Burriana jugaban en casa como aquél que dice, y eso se notó, ya que había un gran ambiente durante su concierto. Inter-pretando varios temas del diferente, pero no por ello inferior, “Bastardos unidos”, también hubo lugar, cómo no, para canciones más habituales, como “Paloma” o “Te alabaré”.
Los cuartos en salir a la palestra fueron los vitorianos Segismundo Toxicómano. Creo que no hacen falta muchas presentaciones, ya que posiblemente nos encontramos ante el mejor directo de punk-rock del estado. Con una puesta en escena arrolladora, y con un público muy activo, empezaron a sonar los primeros acordes de “Apunta”, uno de los cortes de su último trabajo, “Una bala”, del cual dieron buena cuenta, incluso con algún que otro de los temas menos afortunados del disco, durante la más de una hora que permanecieron sobre el escenario. A destacar, la gran “Las noches siguen sabiendo a sangre”, “Frente agnóstico” y “Último asalto”, todas ellas intercaladas entre los temas más clásicos de la banda, como “12 años”, “Odio”, “Podredumbre”, “Nos joden” o “Atraco”, para terminar, como viene siendo habitual, con “Euskadi” y “Las drogas”.
Los encargados de cerrar la noche en lo que a conciertos se refiere fueron los sevillanos Narco. De todos es sabido que su directo es el fuerte de la banda, y llegaron con ganas de demostrarlo una vez más. Abrieron el bolo con “Mi negocio”, empezando a desgranar los temas de su último disco, “Alita de mosca”, los cuales ya gozan de gran presencia en el repertorio de la banda. Cortes como “Soy el narco” llevan camino de convertirse ya en clásicos del grupo. Uno de los momentos álgidos del bolo llegó con la interpretación de “Tu dios de madera”, así como al final del concierto, con las habituales “Dígitos humanos” y “La puta policía”. La sorpresa quizá fue la no inclusión en el set-list de un tema tan emblemático como es “Ambiente cadáver”.
Una gran noche de conciertos, sin duda, la que nos permitió disfrutar la gente de Producciones Salatal. Buen sonido y buen ambiente, así que esperamos poder volver el año que viene a celebrar el segundo aniversario del cierre.
- Esther Teching
