Punkrock se llamaba la noche (tarde-noche) y tenía apellidos de lujo. Desde Benicalap, Kólico venía a presentar su nuevo disco “Hay algo grande en no ser nada”. Horas demasiado tempranas corrían en la capital y por si fuera poco, el ‘handicap’ de ser viernes se tornaba en material casi insalvable para que los valencianos congregaran a un prudente número de asistentes.
A las 20:00 empezaban a descargar toda la adrenalina que llevan dentro (que os aseguro que es mucha) con “After Lobotomy” y apenas decena y media de personas (una verdadera lástima). Pese a lo duro que tiene que ser para un grupo tocar para tan poca gente, los Kólico se dejaron la piel desde el principio, disfrutando ahí arriba desde el primer al último acorde de cada tema. 
“Que puedo hacer yo” y “Una vida a ritmo de hardcore” pusieron la nota clásica a su concierto, ya que no tocarían ninguna más de sus dos primeros discos.
Poco a poco la gente iba llegando, y gracias a eso, se animaban algo las primeras filas. La ya mítica “Punkrock” despertó a casi todos los presentes, formando el primer pogo de la noche. “El instigador” y “Cenaré paté” nos hicieron recordar la pasada gira y nuevos temas como “Y si mañana me muero”, “En el culo del mundo” y sobre todo “Un trato justo”, dejaron muy buen sabor de boca entre los que pudimos disfrutar del gran concierto que ofrecieron.
Era el turno de los de Vitoria. Segismundo toxicómano volvían al mismo lugar donde hace poco más de un año casi cuelgan el cartel de “No hay billetes”. Esta vez el público no respondió de la misma manera, ya que había poco menos de la mitad del aforo. Empezaron con “Apunta”, enlazando con “Las noches siguen sabiendo a sangre” (¡Esos naranjitos!), “Hoy como ayer” y “Frente agnóstico”, cosa que vienen haciendo últimamente.
La gente estaba entregada desde el principio y el grupo no hacía si no subir gradualmente la intensidad. “Pobredumbre”, “Odio”, “A escondidas” o “Asturiax” son varios ejemplos de locura máxima vividos por el público. El baile era constante y daba igual la canción que sonara, ya que se sabían todas y las disfrutaban como si al día siguiente se fuera a acabar el mundo.
El sonido dejó algo que desear, pero la gente no se suele fijar en esas cosas y solo tiene oídos para su disfrute. Al final, como de costumbre, se fueron a “Euskadi” para buscar “Las drogas” y dejar a un público más que satisfecho. No se espera menos de uno de los mejores directos del estado.
- Nuria López
