Muy extensa la gira que The Steepwater Band está realizando por territorio español. No en vano, desde el 6 de octubre que aterrizaran por tierras canarias han pasado ya unos cuantos días, y casi todos ellos con su presencia sobre los tablados de algún punto del estado. En ésta su antepenúltima fecha por estos lares, el trío de Chicago visitaba Valencia, y no podía ser en otro lugar que en la Durango, un marco ideal para presenciar el directo de la banda.
Muy extensa la gira que The Steepwater Band está realizando por territorio español. No en vano, desde el 6 de octubre que aterrizaran por tierras canarias han pasado ya unos cuantos días, y casi todos ellos con su presencia sobre los tablados de algún punto del estado. En ésta su antepenúltima fecha por estos lares, el trío de Chicago visitaba Valencia, y no podía ser en otro lugar que en la Durango, un marco ideal para presenciar el directo de la banda.
The Steepwater Band se formó en 1998 y está compuesta por Jeff Massey a la guitarra y voz, Joe Winters a la batería y Tod Bowers al bajo. En un primer momento, la banda se dedicaba a tocar sus propias versiones de blues clásico, aunque no tardaron en empezar a componer su propia música. Con un amplio abanico de influencias que abarca desde Robert Johnson hasta Led Zeppelin, publicaron su primer álbum en 2001, titulado “Brother to the snake”.
Girando principalmente por el Medio Oeste, no cruzarían el charco hacia tierras europeas hasta 2005, en el Azkena Rock de Vitoria. Creciendo en repercusión, fueron sucediéndose uno a uno sus diferentes discos de estudio: “Dharmakaya” (2004), “Revelation Sunday” (2006) y “Grace and melody” (2008).
Del 16 de agosto de este 2011 data su última creación, “Clava”, el disco que se encuentran presentando y en el que siguen fieles a su estilo, ese blues rock con tintes sureños que tan bien les queda. Tras su última gira por territorio español acompañando a Marc Ford (ex Black Crowes) ésta era sin duda una mejor ocasión de disfrutarles, con el protagonismo que requieren.
Los encargados de acompañar a los de Chicago eran los albaceteños Kayser Sozé, quienes a la espera de publicar su tercer disco centraron su repertorio en sus dos primeras creaciones, “8 months later” y “Cause we like it & enjoy us”, incluyendo también algún adelanto de lo que será el próximo álbum. Grata impresión la que nos dejaron con su hard-rock con toques blues, sin duda un gran aperitivo para la velada.
Porque el plato fuerte llegaba sin duda con la salida a la palestra del trío de Chicago, el cual apareció sobre el tablado a eso de la una menos veinte y no tardó en demostrar que, a pesar del gran nivel de sus discos, es sin duda una banda de directo, y ya no sólo por la cantidad, sino por la indudable calidad de los mismos. Es sabida la maestría con la que Massey desarrolla su arte a las seis cuerdas, pero es que Bowers y Winters, aunque algo eclipsados, todo hay que decirlo, ante el protagonismo del guitarrista, se mantenían a la altura de las circunstancias en todo momento.
Indescriptible la atmósfera de la que estábamos disfrutando canción tras canción, acorde tras acorde. Buen sonido, el público disfrutando, la banda a gusto… La verdad es que se podía pedir poco más. Era momento simplemente para disfrutarlo. Y vaya si lo hicimos.
En cuanto al repertorio, éste se centró, como es lógico en el “Clava”, que para algo venían a presentárnoslo. A destacar como sonó en directo ese “Remember the taker” que abre el álbum y también abrió el bolo, sin desmerecer canciones como “Vanishing girl” o “Meet me in the aftermath”. Tras la experiencia, más si cabe de lo que lo hacía ya nos gusta el disco.
Por supuesto, no podían faltar algunos de los clásicos de la banda, como “Lord knows” o “Dance me a number”. Esta última tuvo como anécdota la insistencia durante todo el concierto por parte de una de las fans pidiendo que la tocaran, mostrando constantemente un cartel con el nombre de la canción. Plenamente satisfecha quedó la chica cuando empezaron los acordes de la misma.
Antes de retirarse a los camerinos sonó otro de los temas del último disco, “Come on down”, para regresar con el que posiblemente fuera el momento álgido de la noche, la interpretación de “World keeps moving on”, perteneciente al maravilloso “Grace and melody”, para muchos el mejor disco de la banda.
Poco después, y tras casi dos horas de concierto, el espectáculo llegaba a su fin. El combo The Steepwater Band-Sala Durango tenía muy buena pinta, y nuestras expectativas fueron más que colmadas. Marchamos del lugar con satisfacción y muchas ganas de repetir experiencia, por lo que esperamos que esto no se demore demasiado y podamos volver a ver pronto a la genial banda de Chicago sobre el escenario.