Hacía más de seis años que los británicos The Toy Dolls no venían a salas españolas. Si bien hemos podido disfrutar de sus conciertos en festivales, debe quedar claro, sobre todo a los más jóvenes, que no tiene prácticamente nada que ver el espectáculo de cualquier grupo tocando en sala que en festival. La manía de pensar que has visto el directo de un grupo por observar, muchas veces de pasada, cuarenta minutos de actuación en un festi, hacen que luego las salas se vean medio vacías. Así que ya sabéis, si de verdad os gusta un grupo, acudid a verlos a las salas, con todo su show, repertorio y tiempo para ejecutarlo.
Para la cita madrileña de Toy Dolls los encargados de caldear el ambiente eran los locales Nous, tres hermanos que llevan diez años peleando en el underground con su punk alternativo como arma. Quiso la fortuna que coincidiera el concierto con la final de la Europa League y para más inri que en ella participase un equipo de la capital, lo que provocó algunos ajustes en los horarios, pero la rigidez de estos en las salas-discotecas hizo que mientras aún rodaba el balón en Bucarest tuvieran que salir a escena Nous. Sin embargo no eran pocos los que eligieron punk en vez de fútbol. Empezaron con la versión de Ramones “Judy is a punk”, para continuar con temas propios como “Pathetic”, “Dunno”, “Bastards” y “Misfit”. El trío madrileño hacen un punk rock cantado en inglés, al que a veces le dan un toque grunge que les hace sonar como en las canciones cañeras de Nirvana. “My buzzing enemy”, “Minds”, “Suicide girl” precedieron a la versión de Rancid “You don´t care nothin´”. Con una puesta en escena enérgica y tratando de animar a los asistentes hablando con ellos entre las canciones, prosiguieron con “Shoot the freak”, “Hellnight”, “Here and now” y la que dedicaron a las féminas asistentes “Wanted”, antes de dar cuenta de la tercera y última versión que harían, “El cóndor pasa”, la cual dedicaron a su madre, allí presente. Sólo quedaban dos balas en el cargador, que fueron “Moderate rock” y “Beautiful nothing”, que dedicaron al promotor y a los propios Toy Dolls, antes de que saliera al escenario un amigo suyo, suponemos, con una pancarta donde se leía NOUS, y que acabó entre las primeras filas. Una actuación más que interesante de un grupo al que se le ven tablas y se le intuye un buen futuro, ya sea en la escena underground o en la más popular.
Tras el inevitable cambio de escenario amenizado con musiquita enlatada, cigarrito en el “corralito” el que lo desee o refrigerio en barra el que se lo pueda permitir, llegaba la hora de The Toy Dolls. El trío de Sunderland capitaneados por Olga (Michael Algar) hacían su aparición mientras sonaba la intro y el público, que ya llenaba gran parte de la sala, aplaudía. “Cloughy is a bootboy” fue la primera en sonar y provocar los primeros empujones en la sala. Continuaban con “Bitten by a bed bug” y “The death of Barry the roofer”. Empezaban realmente fuertes. Para “Credit crunch Christmas” un cañón situado al lado izquierdo del escenario disparaba nieve simulada para ambientar la interpretación. Casi sin parar y dirigiéndose al público con frases como “Hola” o “Muchas gracias” seguían tocando temas como “Dougy giro”, “Dirty Doreen” de su último disco, y “Spiders en in the dressing room”, en la que empezó solo Duncan en la batería a la par que Olga y Tom se despojaban de las chaquetas que hasta ahora lucían, para mostrarnos sendas camisas rojas y corbatín amarillo. Llegaba uno de los momentos álgidos para el público con la interpretación casi a duo de su megahimno “Nellie the elephant”, el cual volvió loco al respetable. “Ashbrook Launderette” y “I caught it from Camilla”, que introdujo el batería tocando el violín, y llegaba el turno de “Bless you my son” unida a “My girlfriend´s dad´s a vicar”. Siguieron con “Sphinx stinks” y al acabar el bajista se sentó en la plataforma de la batería mientras Olga comenzaba con “Olga… I cannot”. Caía otro clásico como “Idle gossip” precediendo a una del último disco: “Decca´s Drinkin´ Dilemma”. El sonido era bastante bueno según la zona donde estuvieses colocado, pero en mi posición se distinguían con claridad todos los instrumentos, eso sí, las luces se me antojaron más bien pobretonas. Seguían con “Queen Alexandra” y otro gran momento con “Lambrusco Kid”, botella gigante incluida y que al “descorcharla” salió confeti de su interior. La siguiente sería la peculiar versión de Sebastian Bach, “Toccata in Dm”, demostrando que aparte del jolgorio y risas que transmiten son unos magníficos instrumentistas. Con “Alec´s gone” observé el primer y único mosh de la noche, en una sala y unas condiciones que no se prestaban mucho a ello. Un solo de batería de Duncan mientras los otros dos abandonaban el escenario para volver sin camisa y andando hacia atrás, daba la entrada a “Harry Cross”, que fue muy coreada y aplaudida. Y con “Wipeout” y mientras hacían girar la guitarra y el bajo 360 grados en los momentos oportunos, llegamos al final, a falta, por supuesto, de los bises. Volvieron tras escasos momentos, despojados ya de las gafas de sol que tapaban sus ojos hasta ese momento, para deleitarnos con Olga tocando, con la guitarra puesta en la nuca, “When the Saints go marchin´ in”. El delirio ya era más que palpable cuando siguieron con “Glenda and the test tube baby” y remataron con “Dig that Groove baby”. “Thank you, good night” y se retiraban otra vez, pero ante la aclamación popular volvieron a salir, primero para que Olga presentase a sus dos gamberros compañeros, y después para regalarnos “She goes to Finos”, y ya despedirse definitivamente con un “Adios, muchas gracias” mientras sonaba “Theme tune”.
Realmente un gran concierto y que, al primer párrafo me remito, difiere sustancialmente de lo visto en cualquier festival. Toy Dolls estuvieron graciosos, socarrones y divertidos como siempre, como hace más de 32 años. Y que sigan, por favor.
- Olga Alonso