CRÓNICA: The Adicts + Far From Finished en Madrid (Mayo de 2013)

The Adicts + Far From Finished en Madrid (Mayo de 2013) Rock Kitchen
Madrid

9 de Mayo de 2013

Rondaban las diez de la noche cuando el quinteto de Boston saltaba al escenario. Teníamos ganas ya de ver la puesta en escena de Far From Finished, de los que poco sabíamos hasta ver el cartel de las fechas de la gira de The Adicts en nuestro país.

Con una buena parte de los deberes hechos, pero pendiente como digo de ver su puesta en escena, intuíamos como así fue, que no nos iban a defraudar en absoluto. Tras sonar el tema de intro y entre humo, irrumpieron en escena los jóvenes de Massachussets, con una pose muy punk, lo que ya nos gustó desde el principio. La sala, que poco a poco se iba llenando, parecía disfrutar también del espectáculo, que comenzó enlazando tres temas de su disco Living in the Fallout: Disaster, Plague y Roses & Razor Blades. Parecía que los allí congregados apenas conocían a la banda, pero no tardaron The Adicts + Far From Finished en Madrid (Mayo de 2013)en conectar con ellos. Llegó el momento de que saludasen, nos dijesen quiénes eran y de dónde venían y siguieron descargando su street punk, con temas que me recordaron a grupos como NOFX o Teenage Bottlerocket. Los guitarristas, pletóricos, posaban a pie de escenario mientras sonaba Dusty Shelves. Un cantante no menos pletórico, se acercaba a las primeras filas, dejando caer sus gotas de sudor. Y es que a estas alturas del concierto, la sala estaba ya bien caldeadita. Los Far From Finished nos aconsejaban que cuidásemos nuestras espaldas con Watch your back y tras agradecer al público la acogida que les estaba dando y pedir aplausos para el grupo que les seguiría, las guitarras se volvieron locas. Pero no solo las guitarras lo harían. El público estaba enloquecido con los sonidos que provenían de lo más alto de las tablas. Sonidos que ahora nos recordaban a bandas como Social Distortion cuando sonaba Bastard’s Way, tema en el que el que tras ver saltar varias astillas de las baquetas del batería, se rompió una de ellas que como no, vino a parar a mi cabeza… El show continuaba. El cantante pidió que se hiciera un hueco entre el público y de un salto bajó a cantar Mother Mercy, tema de su –creo- último disco, Let’s Be Frank, volviendo de nuevo al escenario con Heroes & Ghosts, uno de los temas que más pareció gustar y conectar con el público. Tras estos héroes y fantasmas, con la sala prácticamente llena y con un sabor de boca más que agradable, los de Boston se despedían del escenario con Living in the Fallout y Twenty-One Guns, dejándonos ganas de más. Sin lugar a dudas, nos acercaremos de nuevo a verles en cuanto tengamos la ocasión.

Luces apagadas en el escenario, mucha gente esperando que The Adicts salieran a escena –sobre todo mucha fémina- y mucho preparativo para el plato fuerte de la noche. Pasaban tan solo dos minutos de las once menos cuarto de la noche cuando la intro -Music for the Funeral of Queen Mary- comenzaba a sonar impacientando al personal, mientras los hermanos Pete and Kid Dee –guitarra y batería respectivamente-, Scruff –guitarra- y Shahen –bajo- iban ocupando sus puestos, tal y como nos tienen acostumbrados, con sus vestimentas cual recién salidos de un casting de La Naranja Mecánica. Tuvimos que esperar algún minutillo más para ver a Monk, que enfundado en lentejuelas y con el comodín en The Adicts + Far From Finished en Madrid (Mayo de 2013)mano, daba el pistoletazo de salida con Joker In The Pack mezclada con Ode To Joy, que por si alguien no lo sabe, es “nuestra” Canción de la Alegría, mientras los allí congregados se pegaban por pillar al vuelo alguna de las cartas que Monk lanzaba desde el escenario. Pletóricos, sonrientes y con muchas ganas de correrse una buena juerga sobre el escenario de la Rock Kitchen, comenzaban los primeros lanzamientos de confeti de la noche al ritmo de This Is Your Life, seguida de Let’s Go. La gente no paraba de cantar. Monk cambia su sombrero de copa por un bombín negro y un paraguas del mismo color que sería su pareja de baile mientras duraba su particular Tango, repleto de papelitos de colores como si de una piñata se tratase. Botes de Monk en el escenario y un nuevo tema enlazado con el anterior. Era el quinto tema de la noche, sin respiro alguno desde que los británicos saliesen a escena. Brazos en alto dando palmas abajo del escenario, más saltos, dedo índice apuntando al techo de la sala y cortes de manga arriba del mismo. Este era el attrezzo que acompañaba mientras sonaba Fuck It Up, tema con el que se hicieron visibles para unos, sensibles para otros, los primeros pogos de la noche. Algo más de trece minutos seguidos de pura adrenalina, que sabíamos iba a continuar subiendo a medida que la noche avanzase. El ambiente de la sala era fiestero cien por cien. Monk y sus muchachos saben bien como hacer de sus actuaciones un auténtico show. Mientras Shahen nos pasaba casi, casi por encima de la cabeza en sus idas y venidas por el escenario, Monk nos entretenía sacando serpentinas de colores de la boca, para luego enroscarlas en el pie de micro. Un pie de micro que parecía ya no tener cabida para más complementos. Sonaba entonces Straight Jacket. La presión a pie de escenario era a cada segundo más asfixiante. Los pogos se iban endureciendo y la gente, emocionada, trataba de llegar a primera fila a toda costa mientras el escenario seguía siendo una fuente inagotable de colorines, movimiento y diversión. Un poquito de respiro con Easy Way Out para volver de nuevo a la locura con ese One, two, three, four… y así hasta llegar al ocho, para dar paso a Numbers. Y tras recordarnos que somos parte de un sistema en el que no somos más que números, llegaba el primer momento tierno de la noche. Monk se convirtió en Trobadour y para la ocasión lanzaba rojos y brillantes corazones de papel, que las chicas cazaban al vuelo. Luego dirán que el punk es violencia ¡Pero si son más tiernos que el día de la madre! Tenían a toda la sala revolucionada, patas arriba, canturreando eso de solo soy un trovador, estoy enamorado de ti… No solo repartían amor, no… sino también unos ositos de peluche de color rosa que sostenía Monk en ambas manos mientras se paseaba por el escenario. Tras juguetear un poco con el público obligando a los más cercanos al escenario a hacer un poquito de gimnasia tratando de alcanzarlos, no se hizo de rogar y se los entregó a los alumnos más aventajados. Un minutito de rigor para eliminar los chorretones de sudor y animando al respetable a acompañar con unas palmas, comenzaba el particular movimiento de caderas del frontman, digno de los anuncios de antaño de Agua Brava en Give It To Me Baby. Y tras una buena dosis de movimientos The Adicts + Far From Finished en Madrid (Mayo de 2013)provocativos dirigidos al personal, tocaba seguir con el repertorio, no sin antes retirar con los pies el confeti del set list, que a estas alturas de la noche era ya prácticamente inapreciable. Unas palabras de agradecimiento hacia el público, explicando que estaban encantados de estar de nuevo en Madrid y con un “¡¡Hola Madrid!! ¡¡Muchas gracias!!” siguió la diversión, como sigue la vida, como reza Life Goes On. Pusieron a la totalidad de la sala con los brazos en alto mientras se coreaba ese lalalala lalalalala… tan facilón y pegadizo a partes iguales. Segundo momento romanticón de la velada. Para la ocasión, Monk se despoja del chaleco de lentejuelas, saca dos flores de peluche y se acerca a primera línea del escenario de nuevo, donde tras olerlas, las reparte entre el público femenino, mientras suenan los primeros acordes de I Am Yours. He de decir que se agradecían estos momentos de asueto, en los que cesaban los pogos, porque mi amigo Charly y yo salimos del concierto con una buena manita de hostias, con perdón… aunque como decían aquellos… ¡A gusto, la hostia! Al final va a ser cierto eso de que sarna con gusto no pica. Con un final de canción con Monk de rodillas en el suelo, el brazo en alto y la camisa abierta, las guitarras nos anuncian, eso sí, mucho más aceleradas que en el disco, que el siguiente tema no es otro que All The Young Droogs. Los asistentes parece que se apalancan un poquito con este tema y algunos aprovechan incluso para echarse un piti. El cansancio de los protagonistas era ya notable a estas alturas de la noche, pero ese no fue motivo para que decayera el espectáculo. El público comenzó a venirse arriba en la recta final del tema como augurio de lo que nos quedaba por vivir. No se vinieron menos arriba los del escenario, con un Monk ya totalmente despechugado y jugueteando con la camisa, para cuando le llegaba el turno a Calling Calling, tema que entremezclaron con la esperadísima Chinese Takeaway. He de confesar que tuve ocasión de echar un vistazo al repertorio antes de que la banda saliese a escena y este tema, señores… ¡¡No aparecía entre las nada menos que veintitrés canciones que contenía!! Llegó el momento… cerré la libreta y me fundí con el público en saltos –a ver si es que alguien creía que me iba yo a quedar sin dar patadas-, desgañitándome al ritmo de mi papapía, mientras Monk hacía las labores de director de orquesta con un tubo de confeti por batuta. Parecía que el tema terminaba y cada uno ocupada de nuevo su puesto, pero no… al grito de Say Hey!! de Kid, el tema seguía sonando. No tengo palabras para describir ese momento. En mi libreta de notas, solo pone “¡¡¡BRUTAL!!!” y ya dicen que a buen entendedor, pocas palabras bastan.

The Adicts + Far From Finished en Madrid (Mayo de 2013)Necesitábamos un respiro y nos llegó de la mano de Bad Boy, tema para el que Monk nos reservaba una especie de striptease, quitándose lentamente la camisa –que como podéis imaginar acabo arrojando al público- al ritmo que marcaba la canción, acompañando con esos movimientos de cadera de los que hablábamos antes, para desaparecer del escenario al tiempo que finalizaba el tema. Es el momento en el que Pete nos dirige unas palabras, mientras su hermano Kid descansa las piernas sobre el bombo de la batería y aprovechan el parón para subir al escenario a la mujer de Shahen, en un avanzado estado de embarazo y anunciar la futura paternidad de ambos. Monk sigue desaparecido y mientras esperamos su regreso, el resto de la banda se arranca con Mary Whitehouse, con Kid a la voz y Scruff en el micro de Monk, haciendo los coros junto a sus compañeros. A pesar de que la ausencia del cantante sobre el escenario parece hacer mella de nuevo en los allí congregados, los aplausos tras el tema no fueron pocos. La noche estaba siendo tan intensa como divertida. Un auténtico show con un despliegue de medios pocas veces visto sobre el escenario de una sala. Algo sin duda, difícil de olvidar, sobre todo para los encargados de la limpieza de la Rock Kitchen, que imagino se estarán acordando todavía del quinteto británico. Pero dejémonos de charlas y sigamos, tal y como hizo la noche. Era el turno de Songs Of Praise, para la que regresa al escenario un Monk reluciente, nunca mejor dicho, entre destellos de luces intermitentes que provenían de su sombrero de copa y de sus nuevos complementos, entre ellos unas gafas rojas que al final del tema se llevaron de souvenir dos chavales que habían venido a ver a The Adicts, nada menos que desde Guatemala. Momentos de tensión tras un conato de pelea entre dos de las asistentes al concierto, que afortunadamente quedó en nada y a seguir disfrutando con Steamroller y Horrorshow, para dar paso a mis “clásicos básicos” de la banda. El primero de ellos, How Sad – de nuevo entremezclado con acordes de La canción de la alegría, como hicieran al abrir el concierto- , tema que abría su disco Sound of Music, publicado en el año ’82 y que la que suscribe canturreaba cuando no había cumplido siquiera los diez añitos… Ni qué decir tiene que de nuevo me dejé llevar y en mis notas durante este tema solo aparece el título escrito con un montón de exclamaciones detrás. En el fondo he de reconocerlo… soy una sentimental… La banda se acercaba a las primeras filas para despedirse de todos nosotros, mientras Shahen nos dejaba incluso aporrear un poquito las cuerdas del bajo, oportunidad que no podíamos dejar pasar. La banda, poco a poco iba desapareciendo del escenario, pero no les iba a resultar tan fácil marcharse. Con un solar por escenario, el público consiguió sacar fuerzas para cantar al unísono el clásico tema You’ll Never Walk Alone. Y lo llamo clásico, porque lo es. A pesar de que una gran mayoría la conoce como el himno del Liverpool, nunca viene mal un poquito de background musical, así que comentar que este tema -obra de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein- se grabó para un musical de Broadway en el año 1945 y posteriormente fue versionada, entre otros, por Frank Sinatra, Elvis Presley o Johnny Cash. Mientras la multitud seguía desgañitándose, las luces del escenario volvieron a encenderse y tras ella, The Adicts volvían al escenario The Adicts + Far From Finished en Madrid (Mayo de 2013)para ofrecernos algunos temas más a modo de bises, continuando de éste modo mi colección de denominados “clásicos básicos” con Just Like Me y Who Spilt My Beer. Para la ocasión, el cantante portaba una lata de cerveza en mano, de la que bebía instantes antes de derramarla sobre las bocas de algunos asistentes mientras la canción seguía su curso. Acto seguido comenzarían a sonar los primeros acordes de Viva La Revolution para poner, una vez más, la sala patas arriba. Gracias a mi querido Rusti no me hicieron papilla entre empujones y pogos. Y es que siempre es bueno llevar guardaespaldas a ciertos eventos, por lo que a uno le pueda pasar… que los pelillos, a pesar de ponérsele a una como escarpias, ni pinchan, ni ayudan mucho a ahuyentar a una masa de gente totalmente enloquecida… Y como fin de fiesta, Walk On mientras unos cuantos balones de playa hinchables salían del escenario hacia el público que jugaba con ellos de acá para allá y que como no… uno de ellos fue a aterrizarme en toda la jeta… Imán que parecía tener una aquella noche… Pero a pesar de los percances con las baquetas, con los balones y la sacudida de cabeza a dos manos por parte de Pete, fue y será totalmente inolvidable. Gracias Adicts por ser tan grandes.

  • Charly rock and roll
  • Olga Alonso

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