Cita obligada en Madrid para los amantes de los sonidos oscuros, y es que la descarga de Kante Pinreliko, Eyaculación Post-Mortem y Los Carniceros del Norte no era para menos y congregó en las puertas de Gruta´77 una heterogénea marea de gente que agotó las entradas.
Empezaba la noche con un grito, a modo de intro, de Pepe, vocalista de Kante Pinreliko, que daba el pistoletazo de salida a una noche en la que viajamos al ultramundo y donde pudimos ver muertos vivientes, gusanos, brujas, putrefacción, flujos y vísceras.
Los de Cartagena, veteranos ya en estas lides, abrían la velada con esa oda "Al coño de mi vecina" para continuar con "La canción del gorrón". Según me habían contado en la puerta al entrar, no había teloneros y eso explica que los Kante casi fueran los que más gente congregaran. Las primeras filas llenas de punks de la old school que bailoteaban y se animaban a poguear en las partes rápidas de los temas. No es extraño la presencia de estos en un concierto de un grupo que realmente no está inmerso en el mismo movimiento pero se han mantenido desde su primera maqueta (así los conocí yo) como grupo de culto para muchos.
Seguía la descarga con "Por los siglos de los siglos" con Pepe ya despojado de la chupa de cuero que portaba al principio y encaraban "Ataúd maldito" y "Rock de cementerio", dos canciones nuevas. Está última trajo a mi memoria el "Makinavaja" de los Tijuana in Blue.
Seguían, dedicándosela a uno de los organizadores de la noche: Jorge Rara Avis, con "El traficante de momias" que tuvo una enorme acogida, para acto seguido continuar con el recuerdo al ordenador de "2001: Odisea en el espacio", con la canción "Hal 9000". Las siguientes en sonar fueron "Ladrón de cadáveres" y "Likantropía", donde, como hizo durante todo el bolo, Pepe agradeció al público su pasión al término de cada tema.
"1095 días sin dormir" produjo un enorme pogo, antesala de "Colmillos largos", "Perdidos y sin abrelatas", donde un espontáneo se subió a echarse unos cantes, "Norman Bates" y "La puta de Satán" dedicada a su fotógrafa.
Seguía el normal transcurrir del concierto e iban cayendo temas como "El cirujano", "El último espía", el clásico "Si me faltas tú", "Qué mal me peino", "Las dos hermanas", "Después de la muerte" y "Metamorfosis", con el público ya más que caldeado y sin parar de moverse.
En "El engendro" Pepe nos explicaba que la canción la hizo Juan, el guitarrista, y se la dedicó a él . Encarábamos la recta final de la actuación con "El nuevo cenobita", "Doctor Jekyll" y "Viaje alucinante". La traca final, envuelta en un pogo brutal, se compuso de "Pequeño jefe", "Soy de Cartagena" y la repetición de "Al coño de mi vecina", donde el vocalista se lanzó a los brazos del entregado público y concluyó el show, no sin antes pedir otra más; deseo que no fue concedido aunque, según pudimos ver después, en el setlist tenían programadas dos más, entre ellas "Soy lesbiana", que quedaron en el limbo.
Una buena actuación que supo levantar los ánimos de los asistentes a pesar de que los miembros del grupo, salvo el cantante, no son muy dados a moverse más de lo estrictamente necesario.
Entraban en escena, tras los cambios pertinentes, Eyaculación Post-Mortem con las cabezas envueltas en vendas ensangrentadas y al grito de "Se acabó el buen rollo, hijos de puta" empezaban su visceral descarga.
Tras la intro, con theremín incluido, empezaban con "La vida me sonríe, la hija de puta". Debo decir que creo que era la primera vez que veía este instrumento en un concierto y la verdad que me dejó gratamente sorprendido por las atmósferas que puede llegar a crear y que a un grupo como este le dan una ambientación sobrenatural.
Los catalanes con su soberbia puesta en escena y sus ritmos hipnóticos y salvajes consiguen atraparte y llevarte de cabeza a ese submundo lleno de sangre que tanto les gusta.
No faltaron "Quiero ser párroco", recientemente versionada por Narco, "Ectoplasmática" en la que el guitarrista se puso a la batería o "Asfixia". Para el que no sepa de qué hablo hay que aclarar que Eyaculación Post- Mortem presentaban un cuarteto formado por dos guitarras, uno de ellos también canta, bajo y sintetizador. La batería solo la usan en momentos puntuales.
Continuaba el repertorio con "El ataque de los vivos murientes" mientras las primeras filas seguían empapándose de "sangre" que el vocalista, sin compasión, pulverizaba sobre ellos.
"El espectro de tu puta madre", "Yo fui una sadoréxica adolescente" y "Tigre woman" sonaron como preludio de la destrucción final. Un apocalipsis de cuchillas oxidadas, bebes muertos y almas atormentadas. "Gusanos" y "Transilvania" se encargaban de poner el punto final entre una gran acogida del público, aunque esta vez sí hubo tiempo para echar una más: "Réquiem", en la que permutaron algunas de las posiciones de la banda.
Enorme actuación que nos cautivó desde el primer segundo y que el grupo magistralmente supo mantener la expectación de los asistentes hasta el final. En mi humilde opinión y dejando muy claro que los otros dos grupos rayaron a grandísima altura, fueron los que más me impresionaron de la noche.
Llegaba el turno a Los Carniceros del Norte, y para ello desaparecía la batería del escenario. No era necesaria. El trío, formado por Txarly Usher en la voz, H. Zombie a la guitarra y Nando Fausto al bajo, entraba en escena envueltos por la intro y descerrajaban su primer pildorazo de post-punk siniestro: "Rojo profundo".
De nuevo una fenomenal puesta en escena nos embriagaba y evitaba cualquier intento de distracción.
Para "El hombre de los rayos X" Txarly se tapaba los ojos mientras la gente coreaba "arráncatelos". Proseguía el concierto con "La invasión de los ultracuerpos", "Mujer pantera", "En el ataúd del vampiro" y la rocanrolera "Sardú".
El grupo, muy activo durante toda la noche, seguía el repaso de su discografía y su colección de canciones dedicadas a las películas y los relatos de terror, con "La novia de Frankie", la rápida "Gritos en la noche", "Capitán Howdy" con la mítica frase "Mira lo que hace la cochina de tu hija" de El Exorcista, y la endiablada "Kill baby kill" que puso a todo el mundo a dar botes sin control.
Un pequeño momento de descanso mientras empezaba "El cuervo" para volver a la caña cruda con "Los muertos vivientes" y con "Al otro lado del cementerio", ambas de su primera referencia "13 cuchilladas".
Ya casi en la recta final, y con Txarly encaramándose al techo de la sala cada dos por tres, caían "Posesión infernal", "Ladrón de cadáveres", "Nekromántikos" y "Dotor Caligari". La gente a pesar de la hora ya intempestiva (más de las cuatro de la madrugada) continuaba respondiendo los envites de la banda sin mostrar ápice de cansancio y con ganas de más.
Ahora sí llegábamos al final con "Nosferatu en Barakaldo", "Hotel Overlook" y "Unidos" de Parálisis Permanente, que de alguna manera siempre estuvieron presentes flotando en el ambiente de Gruta’77 durante toda la actuación.
Otra buenísima actuación de Los Carniceros que nos dejó un genial regusto (¿a sangre?) en los labios. Fenomenales.
Salimos agotados, indemnes y contentos de este inquietante pero espectacular viaje por el mismo infierno. Habrá que repetir.
- Nacho Kiros
