El 20 de diciembre, a las puertas del nuevo año, Gruta 77 apuesta por recoger la 8ª edición de Pim Pam Punk, un festival solidario en el que el punk estatal es el gran protagonista. Para este año, el cartel contaba con la participación de bandas como Envidia Kotxina, Manifa, Proyecto Kostradamus y The Birra´s Terror.
El Gruta 77 se erigía una vez más como máximo exponente en la escena del punk madrileño, y por ello, la sala estaba ya cercada por el público, que en los minutos previos amenizaban la espera con la compañía de los amigos y de una buena cerveza.
Casi puntual empezó el concierto, provocando que los más confiados se perdieran el inicio del evento, pues estamos acostumbrados a esa demora casi ceremonial que precede a un buen concierto, lo bueno se hace esperar.
Como íbamos diciendo comenzó el concierto, y fue de la mano de los Envidia Kotxina, que anunciaron la venida de nuevas sorpresas para el 2014, con motivo del 20 aniversario de rodaje como banda. Un concierto en el que no faltaron temas obligados como "Historias en blanco y negro", "Por ke", "Que nunca encuentren la paz", y otros de reciente creación como "Cuidado con lo que aprietas". La sala estaba a rebosar y todos coreaban las pegadizas letras de los kotxinos. Un directo en el que la banda se sintió muy a gusto, y en el que los pogos no faltaron para acompañar el compás de sus canciones.
Antes de lo esperado, y con una puntualidad extrema, demasiado para un festival de estas características en mi opinión, llegó el final del concierto. Con un amplio repertorio aún en el tintero Envidia Kotxina se despidió de la gente para dar paso al primer descanso de la noche, dentro del cual los allí presentes aprovecharon para salir a la calle, presa de los malos vicios.
La segunda formación en aparecer por el escenario fueron los bilbaínos Manifa, que con una puesta en escena brutalmente gamberra se apoderaron de la sala. Mena, maquillado con sus habituales y pintorescas pinturas de guerra salió a compartir su música con los allí presentes. Canciones típicas de bar, muchas de ellas pertenecientes a su último álbum, El Gran Circo del Rock, un disco crítico con las incoherencias del panorama de los festivales y las bandas en España. Temas como "Dios salve al Viña", en el que la crítica corre a partes iguales para las bandas y los asistentes a esta clase de eventos y su escasa movilización en otros de carácter más comprometido, o "El ataque de los clones", dedicada a los grupos tributo. Un directo sin descanso en el que la euforia del público provocó la subida al escenario de algún que otro espontáneo en busca de su momento de protagonismo, pero que la banda supo encajar de la mejor de las maneras.
Tras este imponente directo, aunque igualmente breve, Manifa abandona el escenario para dar paso al segundo descanso del festi.
Es en este momento, o quizás un poco antes, cuando se nos informa de que las fuerzas de seguridad y del orden público están en la puerta, como siempre proclives a acudir a esta clase de conciertos y nuevamente visitando el Gruta 77, aunque estamos seguros de que fue por puro azar, y nada tuvo que ver con el concierto que se estaba celebrando allí ni con la gente que acudió. El caso es que al salir podemos comprobar que los agentes no estaban en la puerta únicamente sino dentro de la sala, y que en la calle se había organizado un dispositivo policial importante.
Pero continuando con lo nuestro, el siguiente espectáculo vino de la mano de Proyecto Kostradamus, banda que desprende buen rollo y macarreo a partes iguales, y que era evidentemente uno de los platos fuertes de la noche.
No faltaron en su repertorio canciones como "Móstoles", "Ya están aquí", "La senda del perdedor" o "Contracorriente", habiendo también un momento para las versionar a Sin Dios con "1936 un pueblo en armas".
Otro directo impecable, que vino seguido de The Birra´s Terror, un grupo aún por descubrir para un servidor, que con una puesta en escena que nada tuvo que envidiar a las anteriores supo clausurar una noche cargada de buen rollo, colegueo y mucho punk. No faltaron temas como "Vamos a por birras".
En definitiva un festival completo, del que sólo se puede criticar su duración, pues las bandas se veían obligadas a abandonar el escenario cuando empezaban a cogerle el gustillo, y que quizás habiendo empezado un poco antes, este problema se podría haber solucionado.
- Maria de la Fuente