Este sábado llegaba el turno del Marea Rock, uno de los últimos coletazos de la temporada festivalera. Tras dos años en los que no se realizó el festival por problemas de índole política, esta vez no iba a resultar tampoco un camino de rosas para la organización. Así, a apenas dos semanas de la realización del festival, nos enteramos del cambio en la ubicación del mismo. Estaba anunciada la plaza de toros de Alicante como lugar del evento, pero tras varias contrariedades sería finalmente la localidad de Sax la encargada de albergar el festival, así que hasta allí nos desplazamos a disfrutar de una buena tarde de música.
Este sábado llegaba el turno del Marea Rock, uno de los últimos coletazos de la temporada festivalera. Tras dos años en los que no se realizó el festival por problemas de índole política, esta vez no iba a resultar tampoco un camino de rosas para la organización. Así, a apenas dos semanas de la realización del festival, nos enteramos del cambio en la ubicación del mismo. Estaba anunciada la plaza de toros de Alicante como lugar del evento, pero tras varias contrariedades sería finalmente la localidad de Sax la encargada de albergar el festival, así que hasta allí nos desplazamos a disfrutar de una buena tarde de música.
Los encargados de abrir el festival eran los ganadores del concurso de maquetas que realizó la organización, resultando afortunados Línea 36 y Sikiátriko, aunque ante la imposibilidad de actuar de estos últimos entraron finalmente en el cartel los valencianos Arzua 25. A eso de las 15.30 salían a la palestra los ritmos punk y ska de Línea 36, para dar paso seguidamente al punk-rock de los Arzua. Papeleta complicada sin duda la de tocar a esas horas tan tempranas, aunque ambos grupos le pusieron muchas ganas, lo cual es muy de agradecer.
El recinto disponía de dos escenarios situados paralelamente, gracias a lo cual no tuvimos que permanecer a la espera entre grupo y grupo. Así, a eso de las 16.40 horas salía a escena Proyecto Jipi, la banda del carismático Carlos Jipi. Con su punk mestizo característico, hizo un recorrido a sus discos “Humor, amor y respeto” y “Cómo están las cosas”, habiendo lugar también para recordar canciones a las que en su día el Jipi puso la voz grupos como Banda Jachis y Disidencia. Así, pudimos disfrutar de temas como “El futuro que nos viene” o “Aquí otra vez”.
Turno seguidamente para Sensa Yuma, la veterana banda inglesa asentada en Alicante, la cual dio toda una lección de punk en un concierto divertidísimo para los pocos que se atrevieron a verles a esas horas. Toda una muestra de cómo tocar con profesionalidad y a la vez entretener al público. Tremendo Pid, vocalista de la banda, en gran conexión con el respetable, especialmente en temas como “On you”, posiblemente la canción más emblemática del grupo.
Cada vez son más los festivales que se atreven a contar con Sujeto K y eso es sin duda una muestra de que los valencianos están calando bien entre la gente. Siguientes en aparecer sobre el tablado, y con unas primeras filas entregadas al metal, dieron buena cuenta de su discografía en general, y del “Sujetokaína” en particular, en lo que suponía uno de los últimos conciertos de ese “Desenphreno Tour” que los ha llevado por tantos sitios durante los dos últimos años.
Aparecían más tarde los Trashtucada para confirmarse, si es que no lo habían hecho ya, como una de las bandas festivaleras por excelencia. Los de Chiclana descargaron su gran directo a cuenta de los temas de su larga duración “Y no hay broma”. Mientras llegaban los primeros atisbos de la noche, canciones como “Racka Placka”, “Argentino, pan y vino” o “Penélope” hicieron las delicias de los asistentes, que siguen a la espera del próximo y deseado disco, espera larga, ya que era a principios de años cuando escuchamos el adelanto que tan bien fue recibido, “De festi vale?”.
Cambios se avecinaron en este 2011 en la formación de Fuckop Family, el más significativo de ellos la incorporación de Mr. Abadía en lugar de Miguel a una de las voces. No obstante, la banda funcionó a las mil maravillas, ofreciéndonos sus tres discos (a la espera del próximo en salir) en un directazo a cuenta de su denominado “fusión-core”. “Mis hermanos”, “To emporrao’und”, “Hijo puta peligroso” o “La cultura del odio” fueron algunas de las canciones que no faltaron, en un concierto en el que mostraron alusiones a favor de las manifestaciones a nivel global por un cambio en el panorama político y económico que se llevaron a cabo ese mismo día en numerosos puntos de más de 90 países.
Si algo caracterizaba a muchos de los grupos de este festival era la presencia protagonista de los instrumentos de viento. Los siguientes en aparecer en escena eran un claro ejemplo de ello. La Raíz llegaba desde Gandía con sus ritmos mestizos a intentar calar bien entre los asistentes. Buenas referencias teníamos del directo de los valencianos, los cuales la verdad es que no se lo montan nada mal en directo. Con mucho movimiento sobre el escenario nos presentaron las canciones de su último disco, “El lado de los rebeldes”, para deleite de sus seguidores, a los cuales no parece aburrir este tipo de propuesta musical, tan abundante en ocasiones.
Uno que quizá últimamente no se prodiga tanto por los distintos festivales es Poncho K, así que teníamos una buena oportunidad de ver cómo se lo monta actualmente en estas situaciones. La conclusión fue más que positiva. Canciones muy bien ejecutadas por una más que decente banda fueron de nuestro total agrado. “Borracho de la madrugá”, “Al loro” o “Mentiras de sal”, entre otros clásicos, no faltaron a la cita, junto con, por supuesto, canciones de su última creación, “Una historia con las manos”, como “Punki gitano” o “Manolito Caramierda”. En la recta final del concierto, y como suele ser habitual, turno para “Corrientes demolientes”. Fiel a la escuela de Robe Iniesta hasta para eso, abandonó el escenario antes que el resto de la banda.
El siguiente en aparecer fue Juan Manuel Cifuentes a cargo de su proyecto Iratxo. Buscando una complicidad con el público que no siempre consiguió (prueba de ello fue el juego que intentó con la gente en “No es la primera vez”, con escaso éxito) nos presentó su último disco, “Arando vertederos”, con canciones como “Luna llena”, sin olvidar clásicos de anteriores trabajos como “Los colores del arlequín” o “De una tacada”.
Llegaba el sin duda plato fuerte del festival, los omnipresentes Obrint Pas. Con una propuesta musical e ideológica que no necesita ya presentación, y que puede resultar en algunos casos hasta pesada, por decirlo de algún modo, nos ofrecieron su particular mezcla de punk, rock, ska, reggae y metal, siempre reivindicativo y siempre con el ya célebre “Visça la terra {pic37}lliure”. Currado, eso sí, el espectáculo que llevan a cabo sobre el escenario, tanto en puesta en escena como en ejecución de temas. Hubo tiempo para la presentación de su último disco, “Coratge” (de hecho, era el primer concierto con disco nuevo de la banda en Alicante) y también para temas más emblemáticos como “Som”, “La flama” o “Viure”, siempre rodeados de un ambiente muy festivo. Asimismo, hicieron varias alusiones durante el bolo a las manifestaciones del 15O (fue una constante en muchos de los grupos). En los compases finales del concierto, y como ya suele ser habitual en los directos de la banda, tuvo lugar su versión del “Zu atrapatu arte” de los Kortatu.
El festival iba encarando su recta final, pero aún le quedaba cuerda. Llegó el momento de Envidia Kotxina, que venía presentando su disco “Cuando las bocas comen silencio”, con canciones como “Por lo visto”, con la que abrieron el bolo. Con una amplia trayectoria ya a sus espaldas, en el set-list no faltaron clásicos como “Se venden guerras”, “Por ké???”, “Alimañas”, “Historias en blanko y negro”, “Ké asko me apestas”, “A falta de paz”, “Un madero, mil lapiceros” o “Deskiziao”, en un buen concierto que quizá se vio deslucido por los problemas que tuvo Ziku con la guitarra. Quizá se {pic44}quedaron temas en el tintero (principalmente echamos en falta “Kampos de exterminio” y un “Ay-untamiento” que se prolongara más allá del estribillo), pero con tantos discos a las espaldas es muy difícil que puedan entrar todas.
Era el turno para el mestizaje de Eskorzo, que enseguida puso las pilas al personal al ritmo de “El que tenga el amor”. El concierto significó un recorrido por su discografía, aunque seguimos echando en falta, como nos pasa últimamente con este grupo, más presencia en el repertorio de temas de aquel ya lejano “Mundo Bullanga”, el cual apenas tiene notoriedad hoy en día en el set-list de la banda, enfocado hacia ritmos más pausados. No obstante, siguen contando con un muy buen directo, con un Tony al que sigue siendo una gozada ver ahí arriba. “Pinta la pared”, “Estoy mucho mejor”, “Dámelo”, “Clavelitos” o la grandiosa “El roto” fueron algunas de las pinceladas con las que nos obsequiaron.
Pasadas ya las 5 de la madrugada, el fin de fiesta estaba reservado para Mugroman, que llegaban con su nuevo disco bajo el bazo, “Volem més”. Salidos a la estela, como otros tantos grupos más, de Obrint Pas, hicieron gala de sus ritmos festivos en catalán (o valenciano, como se prefiera) aderezados por la siempre presente en estos casos dulzaina, para disfrute de los que aún permanecían con fuerzas a esas horas. Se suponía que a partir de las 6 se pincharía música hasta el amanecer, pero esto no fue posible debido a la realización a la mañana del domingo de una marcha cicloturista en la localidad de Sax. Ya es casualidad.
Buena estructuración del recinto, gran sonido, precios más que asequibles y muy a gusto que estuvimos en todo momento. Desde aquí damos las gracias y la enhorabuena a la organización por su excelente trabajo y esperamos que la asistencia, quizá no tan numerosa como se podría suponer en un evento así, permita que podamos seguir gozando de este festival en ediciones venideras.
- Nakasha