Teníamos una cita ineludible en Gruta77, con motivo del 30 aniversario de Manolo Kabezabolo y la presentación de su nuevo disco, Si todavía te kedan dientes… es ke no estuviste ahí… Por los aledaños de la sala se veía poca concurrencia a la hora a la que estábamos convocados y quizá por ello el espectáculo empezó algo más tarde de lo anunciado.
Los encargados de abrir la noche eran los míticos Basura, desde Rentería. Uno de esos grupos que han tenido varias idas y venidas desde que se formasen allá por el año ’81, pero que afortunadamente, les tenemos de vuelta en los escenarios. Ya nos impactaron bastante cuando tuvimos la ocasión de verles en su última visita a la capital y ésta no fue para menos.
Rozando las 23 horas, comenzaba a sonar la Intro, que nos anunciaba que el show acababa de empezar, eligiendo para empezar Destrucción total y Represión, sin duda un buen pistoletazo de salida. Los de Rentería animaban al público, que de poco en poco iba llegando para ser partícipe del espectáculo. Ni siquiera Manolo Kabezabolo se quiso perder el arranque de éstos, sus invitados esa noche, dejándose ver entremezclado con el resto de mortales. Los Basura daban las buenas noches 
haciendo saber que estaban como en casa, dando paso a unos de los temas que mejor acogida tuvieron durante la velada, C.I.A. Con la mirada perdida y al grito de "¡¡Mercenarios!!", enlazaron con 1945: Genocidio y de nuevo sin pausa, nos recordaban que la suerte ya estaba echada, que no había vuelta atrás, con Aquí no hay nadie, haciéndonos disfrutar de ese sonido tan ochentero que muchas veces se echa en falta a día de hoy. Nos seguían recordando que estaban como en casa y tema tras tema comprobábamos que era cierto… se les veía a gusto sobre el escenario, se les veía disfrutar y esas ganas se transmitían debajo del escenario. A grito de "¡¡Aupa el punk!!" una nueva historia, que nos hablaba ésta vez de animalitos, sobre todo de los buitres… esos que abundan en El arca de Noé, provocando un sonoro y multitudinario aplauso. Y dado que la temática lo propiciaba, le llegaba el turno a Los curas. El cantante se santigua mientras se marca a capela el famoso Qué alegría cuando me dijeron… Curioso momento, en el que la sala le sigue coreando, que no pudo por menos que recordarme a esos momentos vividos en las Fiestas Horteras… en el que nadie escucha la música que se pincha para la ocasión, pero todos nos sabemos los temas al dedillo… Lo dicho, cuanto menos… curioso… La noche seguía y la estábamos disfrutando de lo lindo… aunque sorprendió, llegadas estas alturas de la noche, no ver de momento ni un solo pogo en la sala. Cambiamos de temática y nos fuimos a otra no menos delicada… la mili, el ejército… y todas esas vainas que a algunos enorgullecen cuando algún pobre inocente Muere por España, como si no tuviésemos cosas mejores que hacer. Y seguíamos muriendo, pero de placer. Esta vez se trataba de una Dulce Muerte la que acaparaba la atención sobre el escenario de Gruta77, otro de esos temas que huele gratamente a los ’80, mezclado con pinceladas de los Sex Pistols y su Dios salve a la Reina. Llegaba el momento de "bailar", como se nos anunciaba… y a la espera de ver llegar el pogo de un momento a otro, se arrancaron con Masacre en la O.N.U., no sin antes dedicársela a Fernando Potencial y a Manolo Kabezabolo. Y seguíamos con las reivindicaciones. Con el brazo en alto y al grito de "¡Stop desahucios! ¡Vamos a por ellos hostias!", les recordaban a los banqueros y toda esa pandilla de indeseables, que algún día les llegará la hora, que no se escaparán. ¡Banquero! Ya lo sabes… llegará el día en el que Reventarás… Los temas seguían cayendo uno tras otro cuando de repente, tras dar las gracias a todos por estar allí, nos anuncian que se van a ir yendo. Aquello se nos había hecho demasiado corto, así que había que ponerse las pilas para disfrutar de la recta final. ¡Y tanto que la disfrutamos!, que nos vimos envueltos en la revolución, reventando Burguer Kings, en Inglesa y asustando a la gente a nuestro paso por las calles con el tema que da nombre a la banda. Llegaba entonces el momento de los bises, que nos hizo disfrutar de El poder y la gloria, versión de Cockney Rejects y de Redadas de la policía, tema en el que consiguieron agachar a la totalidad de la sala, que a esas alturas ya estaba rozando el lleno. A pesar de que habían anunciado que era el último tema de su actuación, improvisaron un nuevo tema, con el que ésta vez sí se despidieron de todos nosotros, dedicado de nuevo a Fernando Potencial. Esta vez, la despedida nos trasladó a las Islas Canarias, desde donde nos recordaban que la democracia no es otra cosa que una estafa colectiva, versionando esa Transición mierdocrática que en el año ’89 nos cantaba Guerrilla Urbana. Un broche impecable, para una noche increíble, desde luego.
Nos acercábamos peligrosamente a la medianoche cuando los de Rentería abandonaban el escenario para dar paso a Manolo Kabezabolo y los ke no dan pie kon bolo, que como mencionábamos al principio de la crónica, están de celebración. No solo tienen disco recién estrenado, sino que están celebrando ya los 30 añitos metidos en este fregao que conocemos como "música". Unas leves complicaciones con los micros retrasaban la salida a escena de los maños, mientras a ritmo de ska, la sala canturreaba y bailoteaba con Virus de rebelión y su Viva Durruti, todo un lujazo para nuestros oídos. Reparto de agua sobre el escenario… algunos acordes al aire para calentar y fuera luces. Aparece Manolo sobre las tablas, que no se había dejado ver hasta ese momento sobre ellas, regalando baquetas al público, que entre vítores y aplausos, ahora sí, llenaban cada rincón de Gruta77. Los asistentes se impacientaban y empezaban a pedir caña, a lo que Manolo, templando el ambiente mientras se ataviaba con la guitarra, pedía un momento de calma para poder aclararse segundos antes de comenzar con Ya no me emborratxo más, tema perteneciente a su primer disco ¡Ya hera ora!, que era seguramente lo que estaba en la mente del respetable, impaciente porque empezase el espectáculo. Finalizado el tema y tras deshacerse de la guitarra, seguimos disfrutando de ese primer disco, con Papel morao y El aborto de la gallina. A grito de "¡Pim pam punk!" y con las manos en la sien a modo de pistola, nos brindaban uno de los temas de su último disco, Apostando por el punk, que hizo las delicias del público que parecía haber hecho bien sus deberes y que a juzgar por el comportamiento general, también, con el paso de los años, siguen apostando por el punk. ¡Que nunca nos falte esta actitud! Y así, sin pensar en nada -que igual por eso es por lo que a nuestro querido Manolo se le olvidó momentáneamente la letra-, la sala se puso del revés con De puta madre, que enlazaron con Maldito hijo de perra, tema en el que quedaba al descubierto toda la rabia que uno puede llevar dentro a la hora de escribir una letra como esta. Seguían cayendo clásicos uno tras otro, sin darnos respiro alguno. Le llegaba el turno, con unas elecciones recién pasadas, como no podía ser de otro modo, a Vota idiota. La sala de nuevo patas arriba, hasta el punto de llegar a temer por la vida de nuestro fotógrafo, al pie del cañón en la primera fila… pero sabíamos a lo que habíamos ido y ¡Qué cojones! ¡El miedo no tenía cabida esa noche! Si había que moverse, pues se movía uno… si había que desgañitarse cantando, pues también, como hicimos, por ejemplo, al ritmo de Militares subnormales, otro de los temas del primer disco, que no deja a nadie indiferente. Momento de respiro mientras da las pertinentes muestras de agradecimiento por la acogida de la noche y colgándose de nuevo la guitarra ¡Otro clásico al canto! No podía faltar la Kanción de amor y menos celebrando una trayectoria de nada menos que 30 brejes. Y como bien es sabido que después de la tempestad viene la calma, damos por hecho que después de la calma viene la tempestad, o como en este caso, la Rebelión. Y para rebelión, la de los dientes de Manolo, que menuda nochecita le dieron… dicho sea de paso. Así que sí… haciendo gala del título de su último disco, quedó más que claro que él sí estuvo ahí. Y ahí estábamos todos nosotros 
disfrutando de la trayectoria de una banda que ha ido creciendo sin dejar de lado la humildad de sus orígenes, algo muy de agradecer en los tiempos que corren. Y la noche seguía y nosotros, por qué no decirlo, nos lo estábamos pasando como auténticos enanos, cuando le llegó el turno a uno de los temas más versionados en esto del Punk Rock, ese Txus del maestro Evaristo y sus secuaces, que en alguna ocasión además, han compartido estos dos grandes sobre un escenario. Y más clásicos de ayer, de hoy y de siempre, con unas estrofas, a capela, de La muñeca punk, para enlazar con la Tuna punk y ver, como una vez más… la sala se venía arriba, o la echaban abajo o… ¡Qué sé yo como denominar aquello! En cualquier caso, de lo que no tengo duda es del momento revival que nos hacía viajar en el tiempo, al menos a una servidora… que se vio claramente en el tren, camino de la universidad, con la maketa de Manolo Kabezabolo dando una y otra vuelta en el walkman. ¡Josús! Pues no ha llovido nada desde entonces… Pero dejemos las añoranzas a un lado y continuemos con lo que nos ocupa, que además aquello estaba en su momento álgido, con ese Barman, póngame un DYC, fiel reflejo del día a día de muchos ciudadanitos de a pie a día hoy por hoy. Y es así, como entre DYCs y canciones de los RIP, el corazón nos pega un nuevo vuelco cuando comienzan los primeros acordes de Spiz amarillo. Vamos, que la gente se volvió tan sumamente loca, que lo único que nos quedó por ver, a falta de pogos aún a estas alturas de la noche, fue el típico trenecito de las fiestas de verano en cualquier charanga de pueblo que se precie… pero afortunadamente, nos pudimos ahorrar el volver a casa con una visión de esa índole grabada en la retina… No solo los de abajo nos lo estábamos pasando en grande, no… que los del escenario no paraban de mirarse y sonreírse entre ellos, cosa que nos agradaba, por supuesto, dado que es siempre de agradecer cuando ves que los de las tablas también han echado toda la carne al asador. Y quizá era tanta la carne que había en el asador, que el respetable parecía tomarse un pequeño relajo con Viva yo y mi caballo y la segunda canción perteneciente al nuevo disco, Amaneze que no es poko, tema que nos dieron a conocer hace un mes como adelanto de Si Todavía Te Kedan Dientes… Es Ke No Estuviste Ahí! De nuevo llegaba otro "momento capela" de la noche, con un guiño al Maestro Rosendo Mercado y a sus grandísimos Leño con el estribillo de Corre, corre, para seguidamente contarnos la verdadera historia que escondía la letra de Me llamas, de J. L. Perales. Hay que joderse, la de años que nos ha tenido engañados el de Cuenca… Y como el que avisa no es traidor, avisando con un "¡Al loro!" siguieron repartiendo leña con Terrorismo kontrolado. Las muestras de complicidad en el escenario son cada vez más plausibles, al igual que lo es, como decíamos antes esa actitud y ese darlo absolutamente todo en cada concierto. No les queda qué aprender a muchos… Puff… Total nada… Y total nada 
escuchar después de tanto tiempo, otro de los que mis orejillas de madera consideran clásicos, Visita a un bar nazi. Fue escuchar "Hay gasolina en la botella, no hay dinamita pero ya voy a por ella" y ponérseme los pelos de los brazos, que ya querrían muchos llevar unos pinchos similares… La gente se agolpaba en la primera fila de una manera tan brutal, que confieso que volví a compadecer a mi compadre Charly y a su cámara de fotos. Pero confieso también y a riesgo de parecer peor persona de lo que soy, que me duró poco la preocupación cuando me pareció estar escuchando el Party in Paris de los UK SUBS… y no… no es que me pareciese… es que éstos señores se han marcado una versionaca de este tema en su nuevo disco, que lleva por título El Rey… ese señor¿? que de tan rabiosa actualidad está estas últimas semanas. Los nuevos temas parecían hacerse de rogar paro ya iban llegando. Con cuentagotas, pero iban llegando, como Tierra, viento, fuego, spiz y movidas. Y que me perdonen si a alguien no parece correcta la apreciación del comentario que voy a hacer, pero para mí, éste es uno de esos temas en los que cierra uno los ojos, y parece que al abrirlos va a estar Evaristo en el micro. Tema muy, muy, muy, Polla Records. En cualquier caso, tema con moraleja para tener en cuenta: Me gusta dejar mi mente volar hasta la fatiga y no quiero que haya nadie que dinamite mi vida". Nuevo descanso para enjuagar un poco el gaznate y poco más, que a algunos se les debió hacer largo, porque no hacían más que dejarse la voz pidiendo otra. La respuesta de Manolo no se hizo esperar y tras un "¡Que ya va!", nos cantaba eso de "Y a mí me llaman extraño, porque me tomo vacaciones casi to los días del año". Y tras disfrutar de Otro pirulo, le llega el turno al tema que abre y que da título al nuevo disco, Si todavía te kedan dientes…, tema que acompaña todo el mundo con las palmas, mientras de manera rápida, pero precisa, se hace una breve pasada a lo que fueron los años ’80, con pregunta al aire incluida, de si valieron la pena todas las hostias de entonces, viendo nuestra situación a día de hoy. Y dejando claro que estaban nostálgicos, tras echar un vistazo al repertorio y a lo que nos esperaba de ahí en adelante, sonaba entonces Reptil gusano, otro de los temas del primer disco, claro triunfador de la noche. Mirando tanto el repertorio que había ido sonando como el reloj, nos dábamos cuenta de que aquello iba a ir terminando no tardando mucho, pero todavía nos quedaban dientes, digo… clásicos… Tras arreglar un pequeño percance con el bajo, momento amenizado por un nuevo pasaje a capela, mezclando el Maneras de vivir con el Pongamos que hablo de Madrid, el señor Kabezabolo y los ke no dan pie kon bolo nos sorprenden vomitando palabras, frases sin coherencia y desvelando enigmas sobre la existencia con Tienes para largo, otro de los temas incluidos en el nuevo disco. Y por si acaso la echábamos larga, no podíamos olvidarnos de las Gafas de sol, eso sí, avisando antes de que venía "la lenta"… Así que sí… volvieron a hacerlo… volvieron a poner Gruta77 patas arriba… para seguirnos inyectando adrenalina pura en vena con lo que estaba por venir… una recta final –que en un concierto como este no se debe decir línea- que no solo te dejaba con ganas de más, sino que habríamos firmado todos porque volvieran a dar las 00 horas para empezar de nuevo a repartir caña. Un sprint final con temas como Kuando revientes y Grito de rabia, uno de los nuevos, que lleva por nombre Vuelo Cinccinati-Singapur y que en el disco cuenta con las colaboraciones de Julián Hernandez y Josu distorsión y a despedirse ahora sí, por todo lo alto. En el mismo momento que Manolo se para, se pone algo pensativo y lanza la pregunta de "¿Qué hubiera pasado si siguiera vivo…?", ya sabíamos todos que era momento de acordarse de Sid Vicious y ya puestos a homenajear, no podía faltar el particular homenaje a los Cicatriz, en el que Lola se vuelve Lolo… ese Manolo Kabezabolo… en Propaganda MKB. El peluco nos marcaba entonces la 01:17 horas y entre pitos y flautas… aquello tenía toda la pinta de ser el último tema que los de 
Zaragoza se iban a marcar esa noche. Mientras los de abajo lo dan todo y por fin se deja ver el primer pogo en condiciones del concierto, Manolo agazapado en el escenario sigue dando mecha al tema, que parece que acaba pero no… todos seguimos desgañitándonos a ritmo del mítico Lola de nuestros Cica mientras en las primeras filas del escenario ya no cabe ni un alfiler. A pesar de que nos dicen que no, que ya no hay más… no tuvimos que esperar mucho para disfrutar de ese Véndemelo en el que el pogo ya tomaba otro cariz. Tras la versión de los británicos, a pesar de pedir más, solo conseguimos arrancarle una jota aragonesa y aunque sin música, también le vimos emulando a Nino Gramo, momento en el que el resto de la banda se aproximaron al escenario para cantar con todos y despedirse dando las gracias, de nuevo, a los que nos dimos cita esa noche en Gruta77. Antes de bajarse del escenario, detalle que se marcaron con el público, sacando una tarta para celebrar lo que habíamos ido todos a celebrar, que eran esos 30 añazos de carrera. Mientras la tarta corría de mano en mano y la gente gritaba "Manolo tírate", las luces de la sala, se encendían para anunciarnos que aquello había sido todo. Hora de la muerte, las 01:24 h. Tocaba recogerse, que si ya de por sí se nos hace difícil la vuelta a casa tras una noche como aquella, cómo os lo contaría cuando la banda sonora la ponían entonces los Eskorbuto con su Historia triste. Noche completa, noche brutalísima y noche a tener muy en cuenta para volver a repetir en sucesivas ocasiones. Señores de Basura, señor Manolo Kabezabolo y señores ke no dan pie kon bolo, espero que podamos repetir otra así dentro de otros 30 años… habrá que ser consciente de que ya ni dientes, ni pelo, ni hostias, pero aun así, sería la hostia… Gracias a las dos bandas por noches como esta… El punk no ha muerto, Fraga sí… ¡Así, sí!
- Charly rock and roll
