El ataque ha consistido en la acción de cuatro amigos… y así es como comenzaron Los Reconoces, cuatro amigos (bueno, al principio tres) que un buen día decidieron juntarse en un garaje para pasar un buen rato, intentando hacer eso que algunos llamaban música. Allá por el verano de 1994 Luter (Eduardo Martín), Joris (Jorge Ortuño) y Julio Murciano pusieron el embrión de la que llegaría a ser una de las bandas más queridas del rock estatal. No tardaron mucho en dar su primer concierto en directo, en el bar Agatas, un bar del madrileño barrio de Lacoma, que, como recuerda Joris “servía los litros en jarra de cristal de a dos kilos la pieza. Ya que bebes ejercitas el bíceps. No había bajista, en aquellos entonces también era una especie en peligro de extinción. La batería era un set de pads electrónicos encima de un barril de cerveza que impedía el paso al aseo femenino. Hubo llenazo. Claro que no cabían en aquellos entonces más de 40 personas en el pasillo venido a bar del que hablo. El Búho no estaba tampoco en la formación, estaba Julio con la rítmica y el Luter claro, más joven y fornido.
La verdad es que seguro que éramos inexpertos, pretenciosos y el sonido el de un grupo de 3 aprendices de rockeros pero eso es mucho más de lo que parece porque gracias a esa experiencia nos hemos hecho más músicos”. Y aunque los bajistas fueran una especie en extinción, acabaron encontrando uno, Jaime Climent.
Dos años más tarde graban su primera maqueta, Por dinero, a la que le sigue El producto de los 90’ en 1997. Son años en los que aprovechan para tocar en cualquier rincón donde les dejen y así ir cogiendo experiencia sobre las tablas. En 1998 Jaime Climent (bajo) es el primero de la formación original en abandonar el grupo, entrando en su lugar David Fernández, y también se incorpora el Búho (José Luis Martínez) a la guitarra. Durante un tiempo son cinco los miembros de la banda, y cinco serán los que graben En tus manos en 1999. El número de conciertos empieza a ampliarse, a la vez que se van apuntando a todos aquellos concursos que encuentran, resultando ganadores en unos cuantos de ellos. Comienzan a tomarse el grupo un poco más en serio, y Julio Murciano (guitarra) decide dejar la banda, quedando ya constituida la formación definitiva de Los Reconoces, con Luter (voz y guitarra), Búho (guitarra y coros), David (bajo y coros) y Joris (batería).
Tantean a varias compañías, las cuales se muestran interesadas, pero nunca llegan a concretar nada, y finalmente en el año 2000 se meten en el estudio Montepríncipe, de Boadilla del Monte, para grabar su primer disco de la mano de Michel Molinera. Deciden tomar el camino de la autoedición y esto se plasma en el nombre de su primer trabajo Me lo guiso como puedo. Ya con el disco en la mano, se les empiezan a abrir más puertas, que les llevan a salir a tocar a distintas salas fuera de Madrid y a participar en conciertos más importantes, como el Homenaje a Leño en la sala Arena, las fiestas del PCE, la Riviera, la Bilborock, el Fresarock… compartiendo cartel con Los de Marras, Transfer, Marea…
En el 2002 vuelven a entrar en un estudio, pero esta vez no van solos. Llevan con ellos a una pequeña compañía, Grabaciones El Coyote, montada por Michel Molinera, que les lleva a grabar a los estudios Producciones Peligrosas, en Peligros (Granada). De este viaje, y tras una alocada grabación, saldrá Segunda impresión, donde cuentan con la colaboración de Daniel Marco (Despistaos), Ángel y Ziku (Envidia Kotxina), Kutxi Romero (Marea) y Daniel Patá (Zurribanda). A la vez que el grupo va madurando, también crece su popularidad, en parte gracias a internet, que les permite hacer una intensa promoción en todos los foros musicales. Graban su primer videoclip con el tema No creo nada y las salidas a tocar fuera de Madrid cada vez son más habituales, Bilbao, Segovia, Sevilla, Córdoba, Valencia… como lo es el repetir escenario con amigos como Canallas, Despistaos, Poncho K, Albertucho…
Para su tercer disco fichan por El Diablo, y Daniel Marco toma las riendas de la producción. De los estudios Sonoland sale Se me secan los mares en 2005, un disco más madurado, con mayor calidad, y para el que contaron con más tiempo. Bajo la dirección de Kike Babas y Kike Turrón sacaron otro videoclip, Contra-tiempos-inertes, un vídeo que sorprendió a más de uno. Comienzan a tocar en festivales más importantes, Derrame Rock, Extremúsika… a la vez que van recorriendo toda la geografía española por distintas salas de Madrid, Albacete, Valencia, Bilbao, Santander, Mérida… Les llega incluso una oferta para una gira por México que nunca se llegó a realizar. El grupo cada vez tiene más seguidores, todas esas ganas con las que empezaron y ese esfuerzo que han realizado durante varios años comienza a verse recompensado, y están a punto de convertirse en algo más grande, en dejar ese eterno círculo de “promesas del rock”. Sin embargo, una fría noche de invierno de 2006 llega la inesperada noticia de su separación, dejando atónitos a sus seguidores. La noche anterior a su concierto en Guadalajara, una breve nota publicada en internet hace que el 15 de diciembre de 2006 se convierta en la fecha de su último concierto, consiguiendo llenar la sala Óxido de amigos y seguidores que no quisieron perderse la oportunidad de darles su último adiós, haciendo de este uno de los conciertos más emotivos, que probablemente ninguno de los que allí estuvieron olvidará.
Joris: Parte de ese público (del principio) ha seguido siempre a Los Reconoces, parte de ese público sigue al Luter en la actualidad, y por ellos, chapó. Para ellos y para nosotros ha sido una vida. Después han venido más y lógicamente se han olvidado otros, pero los tres discos quedan ahí y yo personalmente, los sigo escuchando y disfrutando frecuentemente.
Luter: Para mí Los Reconoces significo ese primer paso que se da en la vida para llegar a otro, un sitio dónde aprender, en dónde investigar, y en dónde darte cuenta de cómo quieres hacer las cosas y con quien. Me quedo con muchos momentos buenos, de mucha gente a la que hacíamos feliz y de la ilusión que todo ello contiene. Una gran banda con canciones universales que algún día se comprenderán. El fallo es que no se supo ocupar el lugar que correspondía a cada uno y por lo tanto llego la guerra, por ser poco amigos.
Búho: Los Reconoces, como banda que empieza a creer en sí misma, empieza en el concurso para bandas jóvenes de Hortaleza, creo que era el año 99 (que me corrija alguien si me equivoco). Ganar aquel concurso supuso el punto de partida de esta aventura, donde cogimos carrerilla suficiente para llegar a secar los mares. Entre medias vinieron momentos de mucho trabajo, muchas horas de ensayo, muchos bolos, mucha furgoneta, muchos hoteles, hostales, pensiones, bungalows y albergues. El primer disco fue como un sueño hecho realidad. Muy emocionante. Segunda impresión hoy sería imposible de grabar tal como lo hicimos. Once días para grabar, mezclar y masterizar, con todas las colaboraciones del mundo y todas las juergas del mundo. Y en analógico, como se grababa antiguamente, nada de máquinas digitales que todo lo arreglan. Todavía lo escucho y no me lo explico. Luego vendría el “se me secan los mares”, para mí el disco más completo y más trabajado, aunque perdió quizá un poco de frescura y de la poca vergüenza que tenían los dos primeros. Con lo vivido en Los Reconoces me puedo morir musicalmente tranquilo.
David: Para mí Los Reconoces pasaron de no significar casi nada al principio a ser una de las cosas que más me han ilusionado en la vida. Las primeras salidas para tocar, los primeros conciertos grandes, el primer disco, muchas historias para contar... Teníamos la sensación de que podíamos llegar a hacer algo grande y a nuestra manera lo hicimos.