Dos mil once estaba teniendo un final de año complicado en materia de rock; grupos que desaparecen, discos que decepcionan, festivales cancelados... por lo que esperábamos el concierto de Marea con muchas ganas.
Iba tocando un momento de “subidón” para equilibrar el ánimo. Además tenía especiales ganas de ver a los de Berriozar. Por diversos motivos no les vi la última gira y desde la anterior ha llovido mucho. En este tiempo Marea se ha consagrado como la banda más importante de rock en España y es de los pocos grupos en activo (¿el único?) que es capaz de llenar un pabellón por sí mismo. También había interés en ver como defendían su último disco en directo, en saber cómo recibía la gente las nuevas composiciones.
Como es habitual en ellos, para teloneros eligieron un grupo local poco reconocido por el público. Dándoles la oportunidad de tocar ante un gran número de personas. Con las entradas totalmente agotadas, mucha gente entró a primera hora para poder coger un buen sitio, y Pan de higo pudieron actuar ante una multitud a la que no están acostumbrados. Para el que no los conozca, y por explicarlo rápidamente, son un grupo de Badalona. Tienen la clásica formación de dos guitarras, uno de ellos también a la voz, bajo, batería; a los que añaden una segunda voz melódica de la mano de Pili, que hace de segunda cantante. Tienen unas letras muy trabajadas y la combinación de voces les da un toque especial.
Empezaron su concierto con “Sal en el lagrimal”, de su último disco “Las vergüenzas de las zotes”, a la que siguió una de sus mejores canciones “Inés”. En un principio se les pudo ver algo nerviosos, sin estar demasiado sueltos sobre el escenario, pero poco a poco fueron entrando en calor con “La calma de tu candil”, “Soliloquios y mandangas” tema homónimo a su primer disco y “Como el agua”, uno de sus temas más destacados. Para entonces la banda ya se había desatado y se mostraba mucho más enérgicos y sin complejos. Encararon la parte final de su actuación con temas como “Piedra, papel o tijera” o la imperdible “Cuando oigo un rock n roll”. Para cerrar presentaron a la banda y tocaron “¿Quién da más?”. Un buen concierto de los badaloneses; fueron de menos a más y dejaron al público contento y listos para el plato principal. Seguro que les sirvió para atraer a más gente para sus siguientes bolos.
Pabellón Olímpico de Badalona lleno, colas desde primera hora de la tarde para estar en primera fila, gente colándose en la pista, gritos de histeria con solo apagar las luces del recinto... ¿Quién le iba a decir a los Marea que eso era posible cuándo vinieron hace más de 11 años a tocar a un pequeño bar del Poble Nou? El concierto empezó con la proyección de un vídeo por las pantallas, al más puro estilo AC/DC o Stones. Un electrocardiograma, un corazón latiendo, el logo de la banda... todo mezclado, y de repente... unos riff de guitarra nos dan la bienvenida al secadero. Tema perfecto para empezar un concierto, exaltó al público desde un principio. Después “La majada”, segundo single de “En mi hambre mando yo”, que rebajó un poco los ánimos, antes de volverlos a encender con “Duerme conmigo” y “En tu agujero”. Tras 
ese primer primer gran momento de la noche, con todo el estadio encendido y coreando de principio a fin esas dos canciones, llegó la primera pausa y las primeras palabras de Kutxi para el público. El sonido era muy bueno, algo extraño en recintos del tipo del olímpico de Badalona, donde suele retumbar como si pasara un metro por debajo. “Sonreír es lo más antisistema que existe” nos dijo para dar paso a “Canaleros”, que tranquilizó un poco el ritmo. Después vino “Petenera” y otra vez para arriba con “Que se joda el viento” y “Manuela canta saetas”. En el siguiente impás entre canciones, Kutxi aprovechó para dedicar el concierto a los asistentes al citado primer concierto de la banda en tierras catalanas y que Álen se lo dedicase al Guaje Villa, recientemente lesionado de gravedad. Como casi siempre después de una pausa volvieron con una del nuevo disco, en este caso “Las últimas habitaciones” y después nuevamente un himno “Corazón de mimbre”, especialmente bien recibido por el sector femenino. Y después más charlas de Kutxi con el público. Es muy destacable que sea capaz de comunicar igual ante 10.000 personas que cuando actuaban en recintos pequeños. Se hace con la gente con sus bromas y sus comentarios “¿Qué quieres tú? ¿Mi sombrero? No te lo doy, ¿y tú? ¿Qué te pase la bebida? Pues tampoco ¿Veis? Lo fácil que es decir cada uno lo que quiere”. La banda estaba de diez. Se mostraban muy compenetrados en el escenario, no dejaban de moverse buscándose unos a otros y sonaban muy compactos. Nuevamente vuelta a la música con “Mierda y cuchara” y “Ojalá me quieras libre”, aderezada por el propio cantante a ritmo de “los Chichos” con aquello de “Libre libre quiero ser, quiero ser quiero ser libre”. A continuación llegó el momento del “rockanrol en persona” como introdujo Kutxi al Piñas. Pero fue una falsa alarma, todavía no había llegado su turno, sino el de “El día que lluevan pianos”. Error al leer el setlist. Es curioso observar como si bien los nuevos temas son recibidos entre aplausos mientras son interpretados el público se muestra relativamente indiferente, sin demasiado movimiento ni corear los versos, con excepción “Bienvenido al secadero” que ha calado más.
Ahora sí llegó el turno para el Piñas. Es increíble la evolución que ha tenido el bajista sobre el escenario. En la actualidad se muestra confiado y suelto sobre él. Derrocha energía y ganas, no para quieto ni un momento y, además, toca bien. Con su voz muy personal se cantó tres temas “Con la camisa rota”, “Alfileres” y “Trasegando” mientras Kutxi le daba un descanso a su voz, que empezaba a notarse cansada. Con la vuelta del cantante llegó el turno de “Ángeles del suelo”; cuando acabó con ella decidió marcarse unas estrofas de un fandango, muy en su estilo del sur. Y siguiendo con ese mismo espíritu “Ciudad de los gitanos”, con letra de Federico García Lorca. La siguiente canción fue para uno de los himnos de la banda “Barniz” para seguir con una trilogía del último álbum: “Sobran bueyes”, “Con plomo en los bolsillos” y “Pedimiento”. Si bien es normal tocar muchas del disco que se presenta, tocarlas todas demuestra lo confiados y contentos que están con el trabajo hecho. Pero aún no estaba todo el pescado vendido, todo lo contrario, quedaba lo mejor. Antes de parar para los bises tocaron “Como los trileros” con Martín, hermano de Kutxi, sobre el escenario para sorpresa del propio Kutxi según el mismo comentó. El menor de los Romero hizo una colaboración memorable, y la canción quedó perfecta. Entonces, los Marea se retiraron a camerinos para regresar al poco tiempo y marcarse unos bises, no sin antes presentar a la banda y a los pipas del grupo. “Romance de José Etxailarena”, “El perro verde”, “Como el viento de poniente” con Pili y Marc de Pan de Higo y, como no podía ser de otra manera “Marea” para cerrar, ante el éxtasis del público.
En total fueron 28 las canciones interpretadas por los de Berriozar, durante dos horas y media. Concierto largo que se hizo corto. La banda se encuentra en su mejor momento, todos los músicos cumplen con su papel a la perfección y se dejan todo sobre las tablas, pero además se nota que se lo pasan en grande. Diez canciones, todo el nuevo disco en directo y sin embargo la sensación fue que el repertorio era buenísimo. Si se deciden a alargar la gira más allá de la presentación del disco y sustituyen cinco de esas nuevas por otras con más empaque podemos estar ante una de las giras más míticas del rock en España. De lo que no queda duda es de que en su hambre mandan ellos y en el rock también.
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- Txiwa
