Ni un año hacía que los Dropkick Murphys se habían pasado por última vez por Euskadi, en la anterior ocasión con cita en el BBK Live, pero no por ello sus seguidores más incondicionales los iban a esperar con menos ganas. Aparte, el aliciente de ver al grupo en sala es mucho más apetitoso que en un festival, y buena prueba de ello dieron los de Boston en la Rock Star Live de Barakaldo.
Los encargados de caldear el ambiente a eso de las 8 de la tarde fueron los estadounidenses Devil’s Brigade, el nuevo proyecto del bajista de los míticos Rancid, Matt Freeman, en esta ocasión ataviado con un inusual contrabajo y encargado de la voz principal. La banda vino a presentar su disco homónimo, un álbum con cortes muy recomendables, unos en onda punk-rock y otros más cercanos al country. Quizá en directo pudimos notar una cierta falta de energía para las expectativas que nos deparaba el disco, pero sin embargo presenciamos un buen espectáculo. Empezando con “Desperate times” y desgranando las canciones del disco, destacamos cortes como “I’m moving through” o “My own man now”.
Tras el preceptivo cambio, a eso de las 9 y tras ser aclamados por los asistentes al grito de “Let’s go Murphys!”, el cual se repetiría a lo largo del concierto, hicieron aparición en escena el plato fuerte de la noche, bajo los primeros acordes de “Hang ‘em high”, uno de los temas de su último disco, “Going out in style”, el cual nos venían a presentar. Una puesta en escena arrolladora, un sonido adecuado a la situación y un público muy entregado en las primeras filas eran las primeras muestras de un concierto más que prometedor.
Y así fue cómo lo pudimos ir observando, en un repertorio que alternó los clásicos de siempre junto con las canciones del nuevo disco, con una gran presencia de éstas en el set-list, algo por otra parte lógico. Así, cayeron, entre otras, “Deeds not words”, “Sunday hardcore matinee” y la genial “Going out in style”, todo un subidón de adrenalina.
De las de siempre, echamos quizá en falta temas como “Bastards on parade” o “Buried alive”, pero está claro que todas no tienen cabida. No obstante, no faltaron canciones asentadas como “The gang’s all here”, “Johnny, I hardly knew ya”, “Fields of Athenry”, “Citizen CIA” (donde quizá fluyó el pogo en su mayor apogeo), “Worker’s song”, “The state of Massachusetts” o “I’m shipping up to Boston”, posiblemente su corte más emblemático y con el cual se retiraron a los camerinos.
En el bis, no podía faltar un tema como “Kiss me, I’m shitfaced”, en la cual los componentes del grupo invitaron a todas las chicas que tenían al alcance de su vista a que se subieran al escenario a corearla. Seguidamente, con “Skinhead on the MTBA”, se produjo una invasión total del escenario en un bonito final de concierto, culminado con el cover de “T.N.T.”, de los australianos AC/DC.
Punk-rock con tintes celtas muy bien hecho el que nos ofrecieron los Murphys. Era lo que buscábamos y era lo que nos llevamos de Barakaldo en una gran noche de conciertos que esperemos podamos volver a repetir en no demasiado tiempo.
La banda de Massachusetts estuvo la noche anterior descargando su música en la sala la Riviera de Madrid. Algo más de tres cuartos de aforo para un concierto que siguió una estructura muy parecida al de Bilbao, tanto en lo que se refiere al setlist como a la actitud del grupo, la escenografía y las ganas de gustar a un público al que no suelen visitar.
Cabe destacar que el sonido era muy bueno, algo a lo que por desgracia no se puede decir siempre de la Riviera. La música y la voz se escuchaba bien por toda la sala y permitía diferenciar bien todos los instrumentos, cosa que se agradece especialmente cuando un grupo lleva tanta diversidad de instrumentos como los Dropkick: gaitas, violes, acordeones, banjo, flauta, y por supuesto guitarras, bajo y batería.
En el repertorio elegido para el concierto en Madrid, además de las ya comentadas anteriormente, destacó una versión de Bruce Springsteen “Badlands”. Tras la colaboración del “Boss” en su último disco y en algunos conciertos de la gira americana, los irlandeses han introducido este tema entre los que suelen tocar en directo. Otro momento álgido fue cuando hicieron un segundo bis. Parte del público ya había marchado cuando, quizás para compensar por una decepcionante y breve “I\\\\\\\'m Shipping up to Boston”, el grupo volvió al escenario y toco un tema más “Boys on the docks” para disfrute de los rezagados y los pacientes.
En conclusión un gran concierto en todos los sentidos, esperamos que cumplan la promesa que nos lanzó el cantante. “Hemos venido dos veces en diez años, esperamos venir más a menudo”.
