Para las fiestas del madrileño barrio de La Elipa, contaron en esta ocasión con una actuación de lujo: Loquillo. Acompañado por su banda actual nos hizo disfrutar de una actuación impecable de principio a fin. El repertorio elegido para la ocasión, prácticamente el mismo que el de su gira de los 30 años, apenas dejó un clásico en el tintero, aunque como siempre, para gustos los colores. Su sola presencia sobre el escenario, esa envergadura, ese impecable traje negro al que nos tiene acostumbrados y su pose chulesca característica, nos hacían sentir una sensación diferente, especial.
Para las fiestas del madrileño barrio de La Elipa, contaron en esta ocasión con una actuación de lujo: Loquillo. Acompañado por su banda actual – Laura Gómez-Palma, Igor Paskual, Jaime Stinus, Santi Clomet y Laurent Castagnet- nos hizo disfrutar de una actuación impecable de principio a fin. El repertorio elegido para la ocasión, prácticamente el mismo que el de su gira de los 30 años, apenas dejó un clásico en el tintero, aunque como siempre, para gustos los colores. A pesar de la distancia que nos separaba del escenario y a pesar de que había demasiada gente, al menos a mi juicio, no disfrutamos por ello menos de nuestra cita con el Loco. Su sola presencia sobre el escenario, esa envergadura, ese impecable traje negro al que nos tiene acostumbrados y su pose chulesca característica, nos hacían sentir una sensación diferente, especial.
Con unas inmediaciones como ya he mencionado, totalmente abarrotadas, comenzaron a sonar los primeros acordes de En las calles de Madrid, tema que ya desde el principio de la actuación, agradecimos de sobremanera los allí asistentes. Tras esta primera descarga de puro rock and roll, de un tema extraído del que para mí será siempre el mejor trabajo de Loquillo, Donde estabas tú en el 77, fueron llegando temazo tras temazo. La multitud se iba agolpando más y más, a pesar de que seguía resultando imposible acercarse lo más mínimo al escenario. Poco después pudimos disfrutar de Rock’N’Roll Actitud, Arte y Ensayo y El hombre de negro, tema que resulta impresionante en directo con la presencia de este armario ropero, de negro íntegro sobre un escenario. Tras este tema, Loquillo ya había conseguido meterse a todo el público en el bolsillo. Tanto los más jovencitos como los más mayores, estábamos totalmente entregados a estas alturas del concierto disfrutando al 100% e intuyendo además con los temas que ya habíamos escuchado, que lo mejor estaba todavía por llegar. ¡Y vaya si lo estaba! Hasta el momento no fue más que un aperitivo que fue abriendo boca hasta que llegó uno de sus clásicos de siempre, El Rompeolas. Aquello ya no se podía parar cuando le llegó el turno a Rock suave, Carne para Linda, Las chicas del Roxy, y Autopista. Este tema tan emblemático de la época de Loquillo y Los Trogloditas nos anunciaba que el fin del concierto estaba próximo, dando paso a los bises.
Sabíamos que no podían faltar, y de hecho no lo hicieron, temas como Qué hace una chica como tú en un sitio como este - homenaje particular de Loquillo a otro de los grandes de nuestra música, al Maestro Pepe Risi-, La mataré –tema que afortunadamente Loquillo ha decidido retomar en directo, tras una larga temporada en la que a petición de un colectivo de mujeres, decidió eliminar de su repertorio-, Feo, fuerte y formal, Ritmo de garaje, Rock’n’Roll Star –que yo personalmente ya estaba echando de menos a estas alturas de concierto-, y por supuesto, Cadillac solitario, para poner un broche de oro a una auténtica noche de rock and roll. Totalmente emotivo e indescriptible el momento en el que más de 2000 personas coreaban ese “Nenaaaa”, con una voz totalmente rota y desgarrada… algo que no se puede explicar… algo que solo se puede sentir…
Tras este último tema, Loquillo y la banda desaparecen del escenario y al mismo tiempo que la gente que allí se dio cita se iba alejando del mismo escalonadamente, fue cuando por primera vez pudimos ver el escenario, vacío, pero por primera vez esa noche. Y fue entonces cuando nos dimos cuenta de que, al lado de la batería, estaba colgada la camiseta de Fernando Martín, de su época de jugador en el Portland Trail Blazers, con el 10 en la espalda, mientras sonaba You’ll Never Walk Alone.
En definitiva, un concierto para recordar siempre, en el que Loquillo, una vez más, hizo gala de su carisma, de su saber estar y su saber hacer encima de un escenario, de su por siempre, ROCK AND ROLL ACTITUD, sin duda alguna en mayúsculas.
- Jorge a.C
