Aunque un martes a priori no es el mejor día para ir de concierto, a veces sucede que se convierte en una velada tan intensa que uno olvida por completo sus obligaciones para el próximo día. Eso mismo ocurrió el pasado 19 de julio durante el concierto de Death by Stereo.
Aunque un martes a priori no es el mejor día para ir de concierto, a veces sucede que se convierte en una velada tan intensa que uno olvida por completo sus obligaciones para el próximo día. Eso mismo ocurrió el pasado 19 de julio durante el concierto de Death by Stereo.
Con una intro de sintetizador comenzaba el concierto con unos jóvenes Against The Waves. Practican un metal moderno muy en la onda de Bullet for my Valentine o Trivium, con una voz a veces gutural y otras melódica, guitarras bastante heavys y adornos con el sintetizador. Tras la introducción empezaron con “Bound of emotions”. La gente, aún en escaso número, se movía tímidamente aunque no se acercaba demasiado cerca del escenario. Algo que no parecieron acusar en demasía ya que ellos seguían con su setlist. “This ain’t real anymore” y “Vanishing” precedieron a “The bitter end”, una versión de Placebo que llevaron con solvencia a su terreno. Para el final de la actuación dejaron “Parallel play” y “Spotlights and papercuts”. Una banda que me sorprendió muy gratamente y que espero poder seguir sus pasos.
Cambiando al hardcore melódico de estilo californiano tomaban el relevo Never Draw Back. El quinteto, a pesar de sonar bastante bien y con un frontman que no para quieto, tampoco consiguió que el público se acercase más de lo necesario a las primeras posiciones, y eso que el cantante lo intentó en varias ocasiones incluso apelando a su condición de madrileños. Y es que aún éramos conscientes todos que seguía siendo martes, y eso de darlo todo parece que lo reservamos para los fines de semana. Abrieron con “Farewell” y le siguieron 
alguna versión y algunos temas propios, como “Decisions”, “No trigger”, “Strong” o “Changes”. Una actuación correcta aunque en algunos momentos se hizo algo repetitivo, y es que el estilo este es lo que tiene: sin conocer las canciones da la sensación que son muy parecidas entre sí. Tampoco los perderemos de vista.
Llegaba ya la hora de Death by Stereo y ni con esas se ocupó la parte delantera, y eso que la sala ya presentaba un buen aspecto en cuanto a público se refiere. Salieron a escena los de California y a mitad de la primera canción su frontman Efrem Schulz decidió que ya no era momento de observar sino de pasar a la acción y se lanzó a cantar entre el público. Se tiró al suelo, empujó a los asistentes, se subió encima del puesto del merchandising y provocó que ya no nos paráramos de mover hasta que terminaron. Y es que este hombre es un huracán. Este fue el momento al que me refería al principio del texto. Olvidamos que era martes y su condición, y por primera vez en la noche la gente ocupó toda la sala, se montaron pogos y no paramos de mover la cabeza y los pies. Todo esto durante la canción “The Plague” que usaron para abrir, pero que se prolongó durante buena parte de “Getting it off my chest”. Una vez se volvió al escenario, los DbS continuaron descerrajando temas sin piedad. Cayeron “Beyond the blinders”, “No shirt, No shoes, No salvation” y “Lookin out for #1”. Todas ellas con una fuerza brutal y una puesta en escena soberbia. Efrem se dirigió a nosotros en perfecto castellano aunque con un marcado acento mexicano. Esto agrandó, aún más si cabe, la empatía entre banda y público. Como curiosidad, el guitarrista Dan Palmer, por cierto igualito a José María Iñigo, se pegaba la púa en la frente cuando tocaba algunos punteos. Seguía la descarga entre pogos desenfrenados y saltos de todo tipo. Tocaron “The ballad of Sid Dynamite”, “I sing for you” y se atrevieron con “Modern Man” de Bad Religion. Momento de relax para presentarnos al grupo, en el que cada presentado exhibía sus dotes como músico y vuelta a los saltos. Acabaron su intenso show con “Wasted Words” aunque, fuera de setlist, nos regalaron aún dos temas más a modo de bises. En el último de ellos Efrem se dedicó a subir a los asistentes al escenario, quedando este repleto de gente coreando el tema.
Impresionante experiencia el concierto de Death By Stereo. Un grupo que a pesar de bastantes cambios de formación, son 15 años y tienen ya muchos conciertos a sus espaldas y saben perfectamente como animar hasta al público más difícil y sedentario. Desde luego un diez para ellos, y un once para Efrem Schulz.
- Olga Alonso
