Segundo día del Garrido Rock, que recordemos se hace en tres días separados por un mes, y en esta ocasión íbamos a degustar un suculento menú de buen punk rock. Para los entrantes Yeska, Debruces en el primer plato, Sublevados en el segundo y de postre Malditos Bastardos. No pintaba nada mal la cosa. En una semana en la que habíamos pasado del pantalón corto a la sudadera en cuestión de horas, una degustación así prometía hacernos entrar en calor, y lo consiguió.
Segundo día del Garrido Rock, que recordemos se hace en tres días separados por un mes, y en esta ocasión íbamos a degustar un suculento menú de buen punk rock. Para los entrantes Yeska, Debruces en el primer plato, Sublevados en el segundo y de postre Malditos Bastardos. No pintaba nada mal la cosa. En una semana en la que habíamos pasado del pantalón corto a la sudadera en cuestión de horas, una degustación así prometía hacernos entrar en calor, y lo consiguió.
Los manchegos Yeska hacían su aparición, después del ya asumido retraso, ante un público expectante, aunque algunos despistados aún deambulaban por las inmediaciones. Tras la primera canción, el cuarteto hizo honor a su segundo tema: “A saco”. Derrochando energía hicieron las delicias de un numeroso grupo de chicas que copaban las primeras filas, canturreaban las letras y movían los pies al compás. Sonaba “Princesas, despojos y vasos vacíos” mientras algunos remolones iban aún entrando en la sala. Yeska practican un rocanrol callejero con posos de punk, como se pudo observar en “Un día…”, dedicada a la Benemérita o en otros muchos apuntes dentro de sus letras. Eso además de, algo que llamó mi atención, la casi ausencia total de punteos de guitarra en sus composiciones. Para el último tercio del concierto tocaron “Acompañante”, “El tren del fracaso” y “Corazón de generación” para concluir. Buen concierto para empezar la noche.
Les seguían en orden los omnipresentes madrileños Debruces. Además presentaban nuevo guitarrista, que aunque antes de subir se mostraba algo preocupado por lo precipitado de su debut, superó con solvencia el trance. Tras unos pocos ajustes en el sonido, abrieron fuego con “Mala Percha”, un alegato contra el uso de pieles animales en la moda, para continuar con “Debruces”. Oskar, que ya es perro viejo en esto de los escenarios, supo perfectamente animar al público hasta llevárselo a su terreno. “Secuestrado” y “La rotonda” para seguir denunciando injusticias de este mundo, dieron paso a la primera versión de su repertorio. Fue “Escupiré jodidos” de El Último Ke Zierre, con gran acogida entre los asistentes. Debruces, que solo cuenta con un disco, musicalmente cabalga a lomos del rock de barrio y donde dejan toda su rabia e inconformismo punk es en sus letras. La siguiente, con dedicación a los liberados sindicales, fue “Acomodao”. El batería, ya acalorado de tanto golpe, se desprendió de su camiseta antes de continuar con “Fantasma muerto”, que contó con la colaboración a la voz de Rubén. Después le sucedió el tema “Juantxo” para llegar al momento emotivo de la noche con la versión de Porretas “Barriobajero”, dedicada al recientemente fallecido Rober. El gesto fue agradecido personalmente por Bode, que se encontraba en la sala. Tres temas quedaban aún por sonar y estos fueron “Vagando perdido”, la versión de La Polla “Ya no quiero ser yo” y la oda etílica “Una y nos vamos”. Debruces mantuvieron e incluso aumentaron el calor de la sala en un animado y buen concierto.
Llegaba ya el turno de los que podrían considerarse cabezas de cartel, por lo menos en cuanto a su trayectoria. Sublevados hicieron acto de presencia ataviados con unos monos color rojo, recordando quizá a los Leño o más recientemente a los Slipknot. Empezaron su descarga con “Estress”. Sergio, cantante y bajista, se mostró hiperactivo durante toda la actuación poniendo caras y poses en todas las canciones. “Materialismo” y “1939” fueron el preámbulo de “Castilla”, canción ya convertida en himno y que a algunos puso los pelos de punta con sus reivindicaciones comuneras. Tras esta, Sergio cedió el micrófono principal a Jose, para que nos cantase “Dentro de la sacristía”, “¿Politi...que?” y “La monarquía”, dedicada a “la Leti”. Tras ellas un vistoso duelo de guitarras y con la vuelta de cada uno a sus posiciones iniciales dieron cuenta de “Mundo insonoro”, tema que dedicaron a “los modernos”. Seguía el show y el público se divertía. Era el turno de “Marujita”, otro cásico ya, y el momento más esperado y coreado de la actuación con “Un billete para huir” y “Nunca”, a la que se sumaron Oskar y Dani de Debruces dándole, más si cabe, carácter de himno. Con ritmos bailongos presentaron “Cuba” y para finalizar “Ay Dios” que alargaron convenientemente. Tras un concierto de los Suble uno se pregunta por qué a veces el rocanrol es tan injusto. Si bien gozaron de cierta fama y reconocimiento hace unos años, aún se mantienen sin despegar y eso que lo tienen todo: buena música, buenas letras y buena puesta en escena. Misterios que igual algún día Iker Jiménez tiene a bien desvelar.
Era ya tarde cuando Malditos Bastardos, la banda liderada por Goar Cicatriz, se ponían al mando de la situación. Punk ochentero, macarra y sucio inundó la sala. Hacía no mucho que se habían sacudido algunas miradas inquisitivas sobre su gira tributo a Cicatriz, y habían sacado un disco con canciones propias, aunque en directo tocaron gran parte de los himnos de los vitorianos. De su disco cabe destacar el single anti clero “Estoy enfermo”, “Tiro de gracia", Pan de molde” o “Tú lo llamas patria” con Santi Canallas a la guitarra. Sin embargo las versiones de los Cica fueron las más vitoreadas por un público que en su mayoría se alejó del escenario ante la presencia de unos nostálgicos del punk y sus más salvajes formas de bailarlo. También destacar la labor de El Piojo como frontman de la banda, pues lo hace perfectamente, transmitiendo lo que probablemente fueron aquellos alocados conciertos punks de los ochenta. Sonaron implacables y sin tregua temazos como “Botes de humo”, “La 204”, “Esto saldrá bien” o “Eskupe”. Para finalizar, y con la presencia en el escenario de parte de los componentes de Yeska y Debruces, tocaron “Enemigo público” para deleite del personal.
Una gran noche de rock y punk.
- Nuria López
