Da la impresión de que en las últimas décadas, cualquier idea que sea válida en el mundo del cine o de la literatura, al final acaba convirtiéndose en una trilogía, en dos trilogías o en sagas, con todo su universo de precuelas, post-cuelas, versiones alternativas y fundubs, generando un universo enorme donde sólo los muy adictos se meten.
Yo, aspirante a gran literato, cosa que evidentemente nunca alcanzaré dadas mis obvias limitaciones, parece que estoy metido en una de esas sagas, en concreto en el muy reducido mundo de los aniversarios, que casualmente me toca cubrir. En este caso nos enfrentamos a la que es la segunda parte de mi trilogía de aniversarios. Y tras haber vivido el XII aniversario del Jekyll, tuve la oportunidad de seguir el VI aniversario del Garaje Producciones.
Una fiesta a la que estoy ligado por varios motivos, pero en especial porque he visto nacer y crecer al Garaje, desde el primer momento en que Mata se lanzó a la aventura en este mundillo tan peculiar, y que no sin grandes esfuerzos ha llevado a cabo. No me cabe la menor duda que cualquier otra persona hubiese tirado la toalla tiempo atrás, visto el duro trabajo que conlleva y lo difícil que es meter la cabeza en este tipo de negocios, que en muchísimos casos adolecen de un nepotismo y de un inmovilismo que no hacen sino poner piedras en el camino, y que tal vez necesita de un soplo de aire 
fresco. Mata y su productora es sin duda uno de los caminos que habría que tener en cuenta y empezar a prestarle más atención, sobre todo por parte de quien maneja determinados festivales y grupos, y que empiezan a resultar repetitivos y conservadores.
En el meollo del asunto, que es al final lo que nos importa, el aniversario se dividió en dos actos, bien planteados y equilibrados, y donde actuaron los grupos pertenecientes al Garaje.
El primer día actuaron, Después de Todo, Desakato y Desastre. Se notaba que había ganas, y la gente estaba fresca. Un cartel realmente equilibrado para ese día, un grupo que empieza a despuntar, otro que a no tardar será cabeza de muchos carteles (si la autoridad competente así lo dispone) y un histórico del rock con muchos conciertos y nombres a sus espaldas. Tengo que hacer hincapié en el horrible sonido que presentó este día la sala. No sólo es el limitador de volumen, que poco se puede hacer al respecto según absurdas normativas, lo que no es de recibo es la enorme cantidad de fallos, tanto en ecualización como en conexiones que vivimos en esta primera jornada. Después de todo es un grupo al que no tengo demasiado escuchado, así que los esperaba con ganas. El concierto giró en torno al que es su tercer trabajo en el mercado, El camino de los olvidados, y que posiblemente sea el mejor hasta la fecha, con canciones como Un futuro mejor o Perdida la identidad, un grupo con un marcado acento metalero, con canciones enérgicas y potentes, muy bien planteadas y ejecutadas, donde es evidente que cada uno tiene claro cuál es el cometido dentro del grupo. Los problemas técnicos de los que hablábamos antes impidieron que disfrutásemos de la voz de Pedro en todo su esplendor, pero pareció no importarle demasiado a la gente que presenciaba el concierto. Buen concierto, con temas trabajados y que daban alternativas melódicas en los estribillos que se agradecieron.
Tras ellos entraron en escena los asturianos Desakato. La verdad sea dicha, tengo una enorme debilidad por este grupo, al que prácticamente llevo siguiendo desde sus comienzos, y al que he visto evolucionar y cambiar con el paso del tiempo. Y la realidad es que hoy por hoy están a otro nivel; aunque este tipo de conciertos son casi obligatorios en la temporada de invierno, no cabe duda que se les han quedado pequeños, y es evidente que tienen que apuntar hacia cotas mayores. El compromiso, la profesionalidad, las ganas y la energía que desprenden hoy por hoy no tienen rival, y eso se nota sobre el escenario y delante de él. Encima del escenario son unas bestias, que cabalgan a lomos de Pepo, que es capaz de 
elevar por sí mismo la temperatura de la sala y que contagia a los presentes que no dejaron de corear ni una de sus canciones. Sobre todo Cada vez, que es sin duda la canción bandera de Desakato, sin obviar otros temas como A la soledad o Mundo loco, enormes temas que denotan el presente tan brillante que tienen y un futuro que puede ser espectacular.
El primer día lo cerraron los madrileños Desastre, un grupo que está viviendo una segunda juventud desde su vuelta a los escenarios. Es un magnífico ejemplo de lo que tiene que ser un grupo de rock urbano, con un sonido muy característico del extrarradio madrileño, y perfectamente reconocible. Canciones sencillas, con estribillos fáciles de recordar y corear, y letras que atacan todos los temas desde una perspectiva un tanto irónica, pero no por ello dejan de ser importantes y con un mensaje a tener en cuenta. A la espera de que saquen su sexto trabajo, aprovecharon para hacer un recorrido por sus temas más conocidos, como Me piro o Tos´Dacuerdo, dejando un buen sabor de boca en ese primer día.
(Continúa en la crónica del segundo día del aniversario con Mala Reputación, La Taberna de Moe y En Espera. Pincha aqui para seguir leyéndola)
- Javi JK, Nuria López
