Gran velada de punk rock se nos presentaba el 19 de abril en la sala Arena de Madrid con los míticos Lagwagon acompañados de Million Bucks y Bitter Mambo. Los californianos empezaban su mini gira de tres fechas en España con fuerza y sin escatimar ni un ápice de energía.
Bitter Mambo, con Andrés de Marco a la cabeza, eran los encargados de abrir fuego y a pesar de los inconvenientes horarios consiguieron convocar un número aceptable de público. Treinta y cinco minutos de actuación en la que descargaron sus temas y arrancaron aplausos entre los asistentes, si bien se mostraban algo parados preparándose seguramente para la batalla que ocurriría un poco más tarde. Tras una breve presentación empezaron con “Sufridor” para seguir con “Encantado”, “De este mundo” y “Personal”. El sonido y las luces eran más bien escasos y pobres, con lo que deslucía un poco el buen hacer de los músicos. La voz de Andrés apenas se distinguía y con la batería montada delante de 
la que después usarían Lagwagon, daban sensación de estar un poco encajonados. Siguieron su show casi sin pausas con “Trini”, “Ser tú”, “Cuando la lluvia” y “Demasiado litio” dejando para el final “Sueños en blanco” y “Decidir”, y la colaboración en las voces de Sergio, vocalista de Salida Nula, banda muy ligada a Andrés. Desgranaron gran parte de su ópera prima “Días de luz” (2010) aunque me quedé con ganas de escuchar “Hipnotizado”.
Los siguientes en comparecer fueron Million Bucks, que arropados por una legión de amigos calentaron al personal. La formación hispano-argentina, tras la intro, afrontaron los primeros temas del show, que fueron “Un nuevo día”, “Hipercubo” y “Tan pronto el alba”. Con un Lucky (voz) encapuchado, con pantalones cortos y mostrando tatuajes, que no paró ni un segundo ejerciendo de frontman a la perfección, sumado a la colección de saltos con que nos obsequiaron el resto de los componentes consiguieron elevar la temperatura de la sala unos cuantos grados. Prosiguieron la actuación con “Siete noches”, “No volver al abismo” y la dedicada a su parroquia “Sin mirar atrás”, en la que estos sacaron coloridas pelucas carnavaleras que en un principio adornaron sus cabezas, pero tras instantes acabaron volando por toda la sala y alguna incluso aterrizó cerca de uno de los guitarras, quien no dudó en ponérsela. Por aquellas el sonido seguía siendo bastante malo, lo que no ayudaba a distinguir los temas, pero las luces algo habían mejorado. Quedaban aún algunos temas más, y así sonaron “Sólo un recuerdo”, “Puedes hacerlo”, una versión muy aplaudida de Dag Nasty y “No 
eras tú” para cerrar, en la que se vieron los primeros pogos de la noche y que el batería afrontó su última mitad sin las gafas, que se le habían caído en un golpeo.
La labor ya estaba hecha. Los teloneros cumplieron a la perfección y dejaron al público ansioso por dar saltos, poguear y moshear. Un público expectante y que abarrotaba la sala. Era el turno de Lagwagon. Los de Santa Bárbara volvían a Madrid comandados por el incombustible Joey Cape y el gigante Chris Flippin aunque sin Jesse Buglione, que dejó la banda en 2010. Después de un “Hola Madrid” y una corta charla en inglés, comenzaban con “Kids don´t like to share” y desataban la locura entre los asistentes. Con una extensa carrera desde su debut discográfico en 1992 y aunque en la última década apenas han publicado dos álbumes, Lagwagon han logrado un merecido reconocimiento mundial, y esta noche no iban a defraudar. Son miles las bandas, pero aparte de ser buenos y tener suerte hay que tener algo más para triunfar, algo que sí tienen estos californianos. Siguieron con “Violins” e “Island of shame”, en la que volvió al escenario una de las citadas pelucas y que Joey lució unos segundos. “Lazy”, “Weak”, “After you my friend” y “Sleep” precedieron al clásico “Razor burn”. Arriba unos músicos que no paraban quietos y que saben perfectamente cómo mover a la gente. Abajo unos seguidores entregados que saltaban, cantaban, se empujaban y que desfilaban, con consentimiento del grupo, por el escenario para dejarse caer en un mar de brazos que los llevaba por toda la sala. Esto fue constante durante todo el concierto y hay que destacar el buen comportamiento de los moshers, que ni molestaban ni interrumpían el normal discurrir de la actuación. Seguía la descarga con “Mr. Coffee”, “Rust”, “Sick” y “Give it back”. En cierto momento cayó una cartera en el escenario, Joey la abrió y leyó un carné tratando de localizar al propietario. Los temas seguían cayendo y era el turno de “Coffee and cigarettes”, “Train”, “Angry days” y “Confession”, antes de la traca 
final de himnos en la que no faltaron “Alien 8”, “Making friends”, “Messengers” y “May 16th” ante el delirio del ya sudoroso respetable. Antes de la última Joey y Chris permutaron sus posiciones y el enorme guitarrista pudo cantar por unos momentos. El concierto tocaba a su fin y con los músicos en camerinos la gente gritaba y aplaudía pidiendo su regreso, ansiosos por dar en los bises lo que aún les quedaba dentro. Volvieron con unos vasos de chupito y whiskey irlandés, se sirvieron, brindaron y se presentó a los protagonistas de la noche antes de encarar los últimos temas, que fueron “Dischords”, “Know it all” y la coreadísima versión de Van Morrison “Brown eyed girl”.
Salimos de la sala sintiéndonos privilegiados por la grandísima noche de punk rock que pudimos vivir.
- Patry
