Tengo que reconocer que aunque nada más enterarme de este noche de poesía y música a cargo de Luter y Alfa no dudé ni un ápice en dirigirme a la sala Gruta 77. Se me ha puesto muy cuesta arriba hacer la reseña y es que me resulta imposible traducir en palabras la noche tan mágica que pudimos vivir a cargo de estos dos monstruos sagrados que desbordan sentimientos, ya sea en la poesia como en la música.
Antes que nada no me puedo olvidar de Indio Zammit que aunque sea conocido por ser el alma mater y quien lleva la batuta de la sala Gruta 77, también tiene una cara poética, con sabor a Jack Daniels, Bukowski y mucha música, si puede ser Ramones o The Clash mucho mejor. Sus poemas respiran dolor y pasion que se transmite también a estos eventos que los hace para acercarnos la poesía y ciertos poetas que no tendríamos oportunidad de verlos.
Presentemos a los dos contrincantes que se subieron al cuadrilátero para regalarnos un combate lleno de complicidad, intimismo y rock and roll. De un lado, Alfa, que pude conocerlo por primera vez con aquellos Buenas Noches Rose a ritmo 
de temas de rock setentero llenos de rabia, inconformismo y una buena cantidad de alcohol. En aquellos momentos todos se fijaban en el cantante, sobre todo el público más femenino, pero a mi se me antojó fijarme en el guitarrista. Extrañamente me fascinaba igual que en Kiss todas mis miradas se fijaban en Ace antes que Gene o Paul. Trás la separación de Buenas Noches Rose se volvió a cruzar en mi vida con otro proyecto llamado Perros de Paja y me dejó nuevamente K.O. para rematarme con el siguiente proyecto, Le Punk, que aunque todo el mundo decían que eran tangos y no sé qué leches, para mi era rock and roll canalla, vicioso. Llegamos a la actualidad y Alfa esta en una carrera en solitario que viene marcada por todo lo dicho. Alcohol, poesía y rock canalla. Su tercer Ep está ya a la venta, “Autorretrato de un hombre invisible”. Sin parar desde mediados de los 90, un corredor de fondo.
Del otro lado Luter, otro corredor de fondo que comenzó con Los Reconoces a ritmo de rock and roll frenetico marcado por unas leyendas como Leño y es que la marca siempre estaba ahí, sonidos guitarreros, destacando las letras de Luter que son como puzzles que aunque uno pretenda descifrarlos no lo va a lograr y es que mútiples giros te llevan a distintas lecturas, algo sin duda maravilloso que se continuó con la siguiente aventura, Ginevra Benci, donde ya nos dijo que estaba “buscando en dysneland” que aunque a nivel sonoro no deparó ninguna sorpresa sí que nos dio un buen puñado de canciones y conciertos llenos de energía. Nuevo giro y tenemos a Luter en solitario, tres maravillosos discos que no dejan indiferente a nadie al igual que su nuevo libro de poesía, “Como si nunca existieran fronteras en los besos” que más de una lagrimita me ha hecho derramar.
De esta manea vimos un combate a quince asaltos donde pudimos ver las mútilples facetas de los dos púgiles y es que se comenzó con poesías, que son jirones de su alma. Me da igual quien la haya escrito pero os puedo asegurar que oir por un 
lado a Luter recitando poesías de su último libro desde el escenario con tanta pasión me ponía un nudo en la garganta que no se me quitaba cuando Alfa hacía lo mismo. Quizás sus versos tienen un toque más canallla pero como al final de la velada deduje, no son almas tan diferentes. Musica no faltó, los dos armados con su guitarra española que de manera íntima nos acariciaron el alma, nos sobrecogieron. Es que Luter nos puso la piel de gallina con “Misión a Marte” que es uno de los temas de su último disco que más me gustan. Muy grande la frase....”Un hombre tiene la edad de la mujer que le abraza” o canciones de sus discos anteriores como “En el zarzal”, que personalmente me hizo esbozar más de una sonrisa ya que me identifico plenamente con semejante letra llena de honestidad.
Alfa no se quedó atrás y es que composiciones como “El amor era un boomerang” me sigue dejando paralizado por su sentimiento. Fué una velada en la que éramos espectadores de excepción, no tiene precio ver como cada uno dibujaba al otro mientras se interpretaban sus temas, como compartían momentos en el escenario o ejercicos de improvisación como escribir en un par de minutos una poesía que se regalaba al público. No sé que más decir porque fue emocionante verlo en directo al igual que interpretación de clásicos como “Una Noche sin ti” de Burning realizada por Alfa y “A la sombra de una mentira” de Rosendo tocada por Luter, que fueron la guinda del pastel para una noche inolvidable.
