CRÓNICA: La Raiz en Barcelona (Febrero de 2014)

La Raiz en Barcelona (Febrero de 2014) Apolo
Barcelona

7 de Febrero de 2014

Todo lo que sube, baja; y todo lo que va, viene. Es por eso que La Raíz volvió a Barcelona el pasado viernes 7 de febrero con motivo de la segunda parte de la gira Jilgueros tour. Sólo habían pasado ocho meses de la última vez, pero los cambios fueron más que notables: una sala diferente, otro compañero de escenario y nuevas sensaciones.

La Raiz en Barcelona (Febrero de 2014)Los antecedentes más inmediatos del grupo aseguraban que lo petarían sí o sí: en Tarragona, todo vendido; en Madrid, ni una papeleta; y en Barcelona, entradas agotadas. No fue necesario entrar en la sala Apolo para corroborarlo, ya que a la hora de abrir puertas muchos asistentes esperaban haciendo cola en la calle. Y cuando digo muchos me quedo bastante corto, porque eran una legión. Se agolpaban impacientes en la extensa fila amparados al calor del botellón. Y es que conviene detectar un factor importante: la media de edad que sigue al grupo se ha situado en torno a los 19/20 años… El análisis daría para varias lecturas, pero no es cuestión de profundizar en ello ahora.

Una vez dentro el grueso del público, el concierto empezó con la salida al escenario de Itaca Band. El grupo escogido para la previa fue todo un acierto, no sólo por el buen número de seguidores que aglutina sino por su estilo fiestero, ideal para calentar al público. Alberto García, la voz del septeto, entró en plena introducción instrumental y dispuesto a comerse al público con Líneas al azar. A primera vista, muchos podrían reconocer en él a Uri de Bongo Botrako, sobre todo por las formas y los gestos, muy parecidos. Para arrancar, el grupo optó por un inicio ligero, que mezclara algo de pop, reggae y hip hop. Así, sonaron Lose control, Imagina y Deixa de pensar; esta última mostrándose mucho del agrado de un público, para entonces botando y con las manos en alto.

Si el abanico de géneros mostrados en los primeros compases del concierto no fue suficiente, Itaca Band hizo cruzar el charco a todos los presentes con una versión, Vamo’ a portarnos mal, de los portorriqueños Calle 13. Toda una declaración de intenciones. El concierto continuó con Levántate, que perdió parte del rollo mestizo del álbum para afianzar las guitarras y tornarse rockera. Por un momento, los ritmos caribeños de Oye mamá se apoderaron de la sala, y hasta que no acabó Mírame no cesó el efecto ola en la platea.

Con media actuación a las espaldas y un público tan entregado, uno se planteaba seriamente si el lleno de la sala venía dado por el reclamo que suponía La Raíz o por el tirón de Itaca Band. A fin de cuentas, este tipo de música cada día está más instaurada en la sociedad catalana y no sería extraño que fuese así.

La Raiz en Barcelona (Febrero de 2014)El concierto volvió a acelerarse con una terna de temas de diferentes trabajos que si en plástico son disfrutables en directo son garantía de éxito: Cuando tú te vas, Ojalá y Zapatos, que provocó la locura entre Miquel Sangüesa, el bajo, y Francesc Cruz, la guitarra, en la lucha por realizar los coros. La actuación iba tocando a su fin, así que llegó el momento de que sonara uno de los temas que más ha pegado de su segundo disco, Rema. En éste, brilló la sección de vientos. También lo hizo con Para todos los niños, a la que se le enlazaron unas notas de Pulp fiction y más adelante un popurrí con canciones de Boikot y La polla. Para rematar, De puntillas, otra movida que tuvo trombón, trompeta y batería a destajo.

Con la última nota, foto de rigor y despedida. En esencia, Itaca Band dejó a los presentes un excelente sabor de boca, lo que supuso un buen aperitivo antes del plato fuerte. Tras la foto, la muchedumbre, agotada, buscó refrescarse en las barras y despejó el centro durante el cambio de instrumentos. De mientras, entró en escena la bandera de La Raíz. Trajeron la de las grandes ocasiones, porque era inmensa y casi no cupo en el escenario. Con el cartel colocado, el nerviosismo aumentaba. Todavía no sabíamos si el seguidor de La Raíz era más numeroso, pero sí que desprendía cierta ansiedad por hacerse con los puestos más próximos.

La salida de los once de La Raíz se dilató en el tiempo. Unas palabras del papa y entran unos cuantos; guitarras con redoble de batería y una segunda tanda; tralla y los cantantes. Toda la energía del público estalló en Llueve en semana santa y Nuestra nación. La verdad es que el sonido no era todo lo nítido que cabía esperar, la música distorsionaba demasiado y a los cantantes no se les acababa de entender. Sin embargo, para los de abajo eso no suponía un problema, porque se lo sabían todo, saltaban y se subían unos encima de otros a lo Guerra mundial Z

La Raíz, como Itaca Band, también nos llevó al continente hermano, pero con una intención reivindicativa. Pancho presentó Donde duerme el chamán: “una canción sobre la dignidad; una nueva patria. Latinoamérica”, espetó el cantante. Del mismo modo, hubo recuerdo para “la tierra de Julio”, Dientes de León, y en esa línea, para quienes se juegan la vida buscando una vida mejor, con Canción pendiente. Las entradas y salidas del cuarteto vocal fueron milimetradas, no así los pogos del público, con mucha intención pero bastante descoordinados.

La Raiz en Barcelona (Febrero de 2014)Es preciso destacar la soltura que ha adquirido Sen-k sobre el escenario en el último año, volviéndose uno de los pilares fundamentales del conjunto vocal. Y es que a medida que suma directos, el chico se hace más grande y su iniciativa es mayor. Pasados veinte o veinticinco minutos ya teníamos respuesta a la duda planteada con el teloneros: La Raíz tiene un séquito detrás dispuesto a llenar cualquier sala, y más si el precio es moderado (ole por esa decisión). Asimismo, ninguno tiene problemas en apelotonarse en las primeras filas sin miedo a no poder salir.

Noches en Babylon, Sumere y Parece mentira formaron un pack. No sonaron enteras, sino una detrás de otra formando un todo. Sabia elección, porque los grandes temas de la banda empiezan a ser muchos, y no precisamente cortos, por lo que es una buena salida para disfrutar de ellos. El mensaje caló, porque toda la platea respondió al grito de “an-anti-anticapitalista”. Con esto, el grupo decidió irse. No pocos asistentes mostraron su agotamiento, algunos hasta pedían un descanso. Y es que la zona de bailes era una locura, poco menos que una misión casi imposible avanzar posiciones por el centro.

El grupo regresó para cantar el primer tema de Así en el cielo como en la selva, Jilgueros. Parecía como si La Raíz todavía no hubiese salido, porque la gente se llenó de flow y empezó a subir y bajar los brazos, a apuntar al cielo cuando Julio y Pablo lo exigían en su pegadizo estribillo. El ritmo no bajó con Malos tiempos, donde Carles y Xavi sacaron punta al ska con su trompeta y trombón. El momento dio para tanto que un desafortunado del público perdió unas llaves. Tras entregarlas Pablo a su dueño, tocó seguir con la reivindicación, y Pancho, el más hablador entre temas, presentó Zarzuela y castañuela: “Ésta es la España del odio, de los recortes”. Los más osados intentaron un pogo, pero el poco espacio para moverse manchó el resultado.

El grupo decidió cambiar el repertorio para la segunda vuelta, y temas menos frecuentes como Se abrió la vela, Función gigante o El tren huracán (single de 2012) tuvieron cabida. Esto ofreció un momento de relax a los presentes, que no atinaron La Raiz en Barcelona (Febrero de 2014)tanto con el canto y tomaron aire. Aunque la cosa no iba cuesta abajo, sino más bien al contrario, porque tras el momento liviano todo volvió la locura con A la sombra de la sierra y Elegiré. Como si la Apolo fuese un festival de música y sobrasen metros, el público intentó un inmenso circle pit, pero el resultado, aunque divertido para los agentes de la acción, estuvo lejos de transmitir caos y enajenación (hay teorías al respecto). No obstante, hubo alguien en las primeras filas que perdió una zapatilla (¿el mismo de las llaves..?)

La guinda del concierto fue La voz del pueblo, con gritos de “Terra lliure” entre los asistentes, y Sólo quiero de ti, introducido por Pablo vía coplilla y trago de ron (a falta de caviar). No faltó un clásico, un Sen-k echado al público para ser paseado. En definitiva, un concierto que rodó muy alto, desde Itaca Band hasta La Raíz. Brillaron todos los géneros musicales, el rock, el ska, la rumba, el hip hop...y un público dispuesto a todo.

  • Alberto Pozo

GALERIA

Lo que nuestros lectores opinan